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Trump, Trump, Trump

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Hoy no hay que hablar de Trump. Si lo seguimos haciendo, capaz que el hombre se vaya inflando e inflando hasta que reviente. ¿Y qué vamos a hacer entonces sin él? Porque como enemigo es lo mejor que se pueda imaginar.
Es que este hombre vanidoso, engreído, presuntuoso pero de pocas luces, ha comenzado su presidencia creyéndose una especie de Superman, que puede desafiar a todos y triunfar. Pero ya sólo los niños  creen en Superman, porque los adultos sabemos que no es más que una  fábula.
Aunque los yanquis, la mayoría de los cuales tienen mentalidad infantil, suponen que este Superman los puede salvar de todos sus males, que son muchos, pues ya van de caída como siempre ha ocurrido con todos los imperios, sin que nada lo pudiera impedir.
Cayó Atenas, cayó Roma, cayó Napoleón, cayó Hitler, y tantos que se creían dueños del mundo.
Este señor Trump se está haciendo enemigo de todos: porque América Latina unida y muchos más vamos a defender el Canal de Panamá para que continúe la navegación libre y sin discriminación por sus aguas.
Porque  muchos en el mundo van a solidarizar con México, con los 32 millones de  migrantes mexicanos que viven y trabajan en Estados Unidos y con Claudia, su valiente y guapa  presidenta.
Porque todos los Europeos van a defender a Dinamarca, porque los groenlandeses no quieren que los conviertan en una base militar para atacar a China o a Rusia.
África entera va a defender a los “negros” que son discriminados y asesinados todos los días por yanquis que ni siquiera pertenecen al Ku Klux Klan.
Y los propios yanquis van a comprender que se equivocaron, cuando su presidente amenace al mundo entero con la bomba atómica, porque  todos saben que al que empiece lanzando una bomba atómica, le devuelven dos.
Mejor hablar de la ceremonia en que Trump asumió el mando. Los ex presidentes si estaban.
Obama, tan simpático como siempre, muerto de risa, le decía a su  vecino: “A Trump se le está cayendo cada vez más el pelo. Por mucho que se lo tiña amarillo oro, el jopo ya no le sale tan alto como antes.
Yo en cambio me hago rapar y sólo se me ven los poquitos cabellos blancos que me quedan”.
 Y por otro lado Hillary Clinton le susurraba a su marido: “La mujer de Trump con un sombrero que le tapa hasta los ojos, no puede ver nada, ojalá no se caiga porque sería muy feo”.
Y Giorgia Meloni entre los invitados especiales a su secretario: “No ha venido nadie importante, salvo yo. No está Macron con su viejita. Cómo un hombre tan guapo se puede haber casado con una vieja, es inexplicable”.
Y Milei al guarura que estaba a su lado: “De América Latina nadie. No lo puedo creer,  ni siquiera Boric, qué imbécil, se lo voy a decir, vas a ver”.
Y así siguieron los comentarios durante horas. Yo mandé a un dron pequeñísimo que todos creyeron que era una mosca, pero me lo grabó completo.
Margarita Labarca Goddard



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Margarita Labarca Goddard

Abogada chilena residente en México

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