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Cocina en el Senado: el pacto que perpetúa el sistema de AFP

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El reciente acuerdo entre el gobierno y los senadores de Chile Vamos sobre la reforma previsional ha generado controversias y divisiones tanto en el ámbito político como en la ciudadanía. Lo que algunos sectores presentan como un avance histórico, otros lo califican como una consolidación del actual sistema privado de pensiones, dominado por las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones).

El acuerdo establece que el 6% adicional de cotización previsional, destinado a mejorar las pensiones, se asignará mayoritariamente a cuentas individuales administradas por las AFP. Este punto ha sido objeto de críticas, ya que se percibe como un fortalecimiento del sistema de capitalización individual, dejando de lado un modelo solidario que beneficie de manera inmediata a los actuales pensionados.

Posturas desde la oposición: división en el bloque conservador

El acuerdo fue celebrado por figuras de la derecha política. Diego Schalper, diputado de Renovación Nacional (RN), expresó en redes sociales: “Es tu platita: 6% al ahorro, 0% al reparto. Gran trabajo de los senadores de Chile Vamos”. Para Schalper, el acuerdo reafirma la propiedad individual de los ahorros, desestimando propuestas de mayor redistribución. Ganamos 6 a 0, dijo usando una imagen tenística.

Evelyn Matthei, candidata presidencial de RN y la UDI, también valoró el avance. En un video publicado en redes sociales, destacó: “Valoro que el 6% sea de propiedad de los trabajadores y que pueda ser heredado por sus familiares. Chile necesita avanzar y buscar soluciones para mejorar las pensiones”.




Sin embargo, José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, criticó el acuerdo en duros términos: “El 6% no irá a tu cuenta individual. Los ahorros de tu trabajo ya no serán tuyos. Ese es el resultado del acuerdo entre el gobierno de Gabriel Boric y los partidos de Chile Vamos”. Kast argumentó que la medida es un engaño para los trabajadores, aunque su postura se basa en cuestionamientos a la transparencia y al supuesto desvío de fondos hacia objetivos ajenos a la capitalización individual.

Desde el oficialismo: resignación y críticas internas

En el gobierno, el senador Ricardo Lagos Weber (PPD) justificó el acuerdo como un ejercicio de “realismo con responsabilidad”. Reconoció que, aunque le gustaría avanzar hacia una AFP estatal o un inversor público de fondos, no existen las mayorías necesarias en el Parlamento para ello. “Lo que tenemos hoy en día es un avance mínimo, pero logramos mejorar las pensiones actuales y las condiciones de las mujeres”, señaló.

Por otro lado, las críticas más severas provienen desde sectores oficialistas. El diputado socialista Marcos Ilabaca expresó que el acuerdo representa una traición a los principios que llevaron al gobierno de Gabriel Boric al poder. “Renunciamos al ‘No Más AFP’ y condenamos al pueblo de Chile a mantener este sistema por 30 o 50 años más”, lamentó.

Camila Musante, diputada independiente y jefa de bancada IND-PPD, fue aún más categórica: “El gobierno se arrodilló con este acuerdo. Quienes están celebrando son los principales defensores de las AFP, un sistema que ha fracasado y ha otorgado pensiones de miseria durante décadas”.

El trasfondo del acuerdo: más beneficios para el mercado

Uno de los puntos más criticados es que el acuerdo fortalece al mercado de capitales chileno al garantizar que los nuevos aportes de los trabajadores sean administrados por las AFP. Para muchos, esto consolida un modelo que prioriza la rentabilidad del sistema financiero por sobre las necesidades inmediatas de los jubilados.

El gobierno ha evitado profundizar en los detalles técnicos del acuerdo, lo que ha generado mayor desconfianza en la ciudadanía. Según analistas, la falta de transparencia en la negociación y los términos poco claros del acuerdo dificultan el entendimiento de las verdaderas implicancias de la reforma.

El acuerdo ha sido recibido con escepticismo por la población. Durante la campaña presidencial, Gabriel Boric prometió reformar estructuralmente el sistema previsional, eliminando las AFP como principales administradoras de los fondos. Sin embargo, este acuerdo se aleja de esa promesa, generando desilusión entre sus votantes.

Hasta el momento, el acuerdo previsional en el Senado ha dejado más preguntas que respuestas.  La discusión está lejos de cerrarse, y el desafío para el gobierno será recuperar la confianza de una ciudadanía cada vez más crítica y desconfiada. Más que una reforma, es un golpe de efecto político, bastante malogrado por cierto. La simulación de un cambio y un legado político.



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