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La mezquindad de Cruz-Coke y la derecha frente a la reforma de pensiones: estas fueron sus palabras

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La reciente intervención del senador Luciano Cruz-Coke en la Comisión de Trabajo del Senado puso en evidencia, de manera cruda y desvergonzada, la actitud oportunista de la derecha frente a la urgente reforma de pensiones. Al pedir postergar el aumento de la Pensión Garantizada Universal (PGU) de 214 mil a 250 mil pesos para evitar un supuesto impacto electoral, Cruz-Coke dejó claro que para su sector político, las prioridades electorales están por encima de las necesidades básicas de los ciudadanos.

El argumento del senador, basado en la idea de que el alza de la PGU podría ser utilizada con fines políticos en plena campaña presidencial y parlamentaria, revela no solo una falta de empatía, sino también un desprecio alarmante hacia la realidad de miles de adultos mayores que dependen de este beneficio para subsistir. Según el propio planteamiento de Cruz-Coke, el incremento debería retrasarse hasta después de las elecciones, ignorando deliberadamente el impacto que esta demora tendría en las vidas de los pensionados.

La respuesta de la ministra Jara: un llamado a la sensatez

Afortunadamente, la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, respondió con claridad y firmeza a las declaraciones del senador. Recordó que las personas llevan años esperando un ajuste digno en sus pensiones y que cualquier nueva dilación sería inaceptable para la ciudadanía. En sus palabras: «No sería justo para las personas que están esperando».

La postura de la ministra pone de relieve un principio básico que parece haber sido olvidado por la derecha: la política debe estar al servicio de las personas, no de los intereses partidistas. Su llamado a la responsabilidad conjunta entre oficialismo y oposición para avanzar en este proyecto de alto quórum expone la falta de voluntad política de ciertos sectores para priorizar las demandas ciudadanas.




La falta de empatía y generosidad: un problema recurrente

La actitud de Cruz-Coke no es un caso aislado, sino una muestra de una conducta sistemática de la derecha que privilegia el cálculo político sobre el bienestar colectivo. Como señaló el senador Iván Flores (DC), «la ausencia de generosidad y la falta de empatía» han sido una constante en las discusiones sobre pensiones. La derecha parece más interesada en bloquear avances que podrían beneficiar a miles de pensionados que en aportar soluciones concretas a una crisis que se arrastra desde hace años.

El llamado de Flores a no postergar el aumento de la PGU refleja el cansancio de una sociedad que ya no tolera excusas ni dilaciones. Cada día que pasa sin un ajuste significativo en las pensiones es un día más de precariedad para miles de personas mayores que han dedicado su vida al trabajo y que hoy enfrentan la vejez con insuficiencia económica.

El oportunismo electoral: una estrategia inaceptable

La propuesta de Cruz-Coke también desnuda el temor de la derecha a que el aumento de la PGU sea percibido como un logro del gobierno actual, lo que podría traducirse en un capital político para el oficialismo. Este temor revela una visión mezquina de la política, en la que los beneficios para la ciudadanía se convierten en un arma electoral, en lugar de ser un derecho fundamental.

Este tipo de cálculo electoralista no solo es éticamente cuestionable, sino que además perpetúa un sistema político alejado de las necesidades reales de las personas. En lugar de temer a la «politización» del aumento de la PGU, como lo plantea Cruz-Coke, lo que debería preocupar a los parlamentarios es la desafección ciudadana ante un Congreso incapaz de responder a demandas urgentes.

El costo de la inacción

Postergar el aumento de la PGU por unos meses puede parecer insignificante desde el punto de vista de quienes tienen aseguradas sus necesidades básicas, pero para los pensionados representa un retraso intolerable. Estamos hablando de una población que enfrenta el alza del costo de la vida con ingresos insuficientes, donde cada peso adicional puede marcar la diferencia entre pagar medicamentos o comida.

La propuesta del senador Cruz-Coke no solo es injusta, sino que también insulta la dignidad de quienes han esperado durante años un cambio en el sistema de pensiones. La derecha debe abandonar su actitud mezquina y asumir su responsabilidad frente a una reforma que, aunque insuficiente, es un paso necesario hacia un sistema más equitativo.

El bienestar de los ciudadanos no puede seguir siendo rehén de estrategias electorales. Es hora de que todos los sectores políticos, incluidos aquellos que representan a la derecha, antepongan el interés colectivo a sus cálculos partidistas. Porque, como bien señaló el senador Flores, «ya no hay más tiempo».



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