Arzobispo Chomalí bajo fuertes críticas por injerencia en debate sobre aborto libre
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El reciente aplazamiento del proyecto de ley para despenalizar el aborto en Chile, una de las promesas emblemáticas de campaña del Presidente Gabriel Boric, ha desatado un intenso debate. Las declaraciones del arzobispo de Santiago y cardenal Fernando Chomalí, quien calificó la decisión como “un gran regalo”, generaron críticas de diversos sectores que cuestionan la injerencia de la Iglesia Católica en decisiones políticas, especialmente en un Estado laico como Chile.
Chomalí calificó la postergación del proyecto de aborto libre como «el mejor regalo de Navidad», una declaración que ha generado indignación en sectores que defienden la autonomía de las mujeres sobre sus cuerpos. Mientras la Iglesia Católica insiste en intervenir en decisiones que afectan exclusivamente a las mujeres, mantiene un silencio cómplice frente a los múltiples casos de abusos cometidos por miembros del clero contra niños inocentes, evidenciando una doble moral que sigue siendo cuestionada por la sociedad.
Reacciones desde el gobierno y el Congreso
La ministra de la Mujer, Antonia Orellana, fue categórica al responder a Chomalí. En declaraciones a Radio Cooperativa, aseguró: “Las decisiones que se toman no se hacen pensando en los deseos de los príncipes de la Iglesia”, subrayando que las políticas públicas deben responder a las demandas ciudadanas y no a doctrinas religiosas.
En tanto, la diputada Lorena Fries enfatizó: “La democracia es para todos y todas, no sólo para personas de determinadas religiones”, reforzando la importancia de un Estado secular donde las creencias particulares no interfieran en la elaboración de leyes que afectan los derechos de las mujeres.
El diputado Vlado Mirosevic, por su parte, instó al gobierno a cumplir con su compromiso: “Enviar al Congreso la Ley de #Aborto es un compromiso del gobierno y debe cumplirlo. Es un debate pendiente en Chile donde están en juego los derechos y libertades de las mujeres”, destacando que países pioneros en la despenalización del aborto tomaron esta decisión hace más de 60 años.
Posiciones divergentes sobre el avance del proyecto
Aunque el aplazamiento ha sido justificado por algunos sectores políticos como una estrategia para priorizar otras reformas urgentes, como la de pensiones, figuras como la diputada Ana María Gazmuri también desestimaron la influencia de la Iglesia en esta decisión. “Es ingenuo creer que la opinión del Arzobispo de Santiago puede influir en la discusión. Esta lucha trasciende su postura”, afirmó, destacando que el debate debe centrarse en la salud y los derechos reproductivos.
Sin embargo, voces como la de la politóloga Marta Lagos advirtieron que el contexto cultural y político del país sigue siendo un obstáculo. Según Lagos, la aprobación de una ley de aborto libre en Chile enfrenta dificultades debido a valores tradicionales y la falta de una mayoría parlamentaria favorable. “Chile está lejos de ser esa sociedad moderna, secularizada”, afirmó, aludiendo a datos que muestran que un 48% de los chilenos aún se identifica como católico.
Laicidad y autonomía en la política de salud
Las críticas hacia el arzobispo Chomalí ponen de relieve un debate más amplio sobre la laicidad del Estado chileno y la necesidad de que las políticas de salud sean autónomas frente a las influencias religiosas. Chile, como Estado laico, tiene el desafío de garantizar que las decisiones sobre temas como el aborto se fundamenten en derechos humanos y evidencia científica, en lugar de valores confesionales.
Este episodio reabre la discusión sobre la separación entre Iglesia y Estado, recordando que, en democracia, las leyes deben responder a las necesidades de toda la ciudadanía, sin distinción de creencias religiosas.
Felipe Portales says:
Concuerdo con todo lo expresado por Renato Alvarado. Agregaría que también la opinión del futuro padre (salvo si fuese el producto de una violación) debería tener especial importancia. Y que la sociedad tendría el deber (¡lo que por cierto no se cumple en nuestro país!) de garantizar la salud y la seguridad económica de la madre, y posteriormente del niño.
Otra cosa es que la autoridad moral de Chomalí -y de los obispos chilenos en general- se ha perdido casi completamente luego del encubrimiento sistemático que han efectuado hasta hoy de la pedofilia eclesial…
Renato Alvarado Vidal says:
Una primera aclaración: Soy ateo
Una segunda: Sólo he leído comentarios sobre las declaraciones de este obispo, no el texto mismo.
Dicho esto, me parece que si el obispo hubiese amenazado con sanciones – excomunión o similar – a los legisladores, estaría interviniendo la laicidad del sistema político. Si no ha sido así, creo que tiene el mismo derecho a expresar su opinión que cualquier ciudadano de este país, sea dirigente o no, ya sea de los creyentes o de los descreídos.
En cuanto a que este asunto sea problema exclusivo de cada mujer, tengo mis dudas, ya que al producirse el aborto quien muere es otro ser, y a éste nadie ha pedido su opinión.
Además, y por este hecho inevitable de que se produce una muerte, creo que un aborto requiere una consideración y una justificación más profunda; no está en la misma categoría que optar por una dieta vegana o hacer pilates, y creo que tampoco puede reducirse a una opción de mercado.