Rumbo a la menopausia
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Después de sufrir quebrantos y alucinaciones a fines de este año, cierta derecha ve próxima su menopausia. Bajo sucesivos traspiés electorales e historias conspirativas, las sumió en el bochorno. Ansiaban provocar la anarquía en el país, sin embargo, salieron trasquilados. Se lanzaron como hormigas amarillas tras el pastel de las prebendas. La mesa parecía servida para el gran banquete y apenas sirvió para un desayuno en el mercado. Desde el baúl de los recuerdos se esmeraron en rescatar la historia familiar de aquellos tiempos de gloria y desatada rapiña. Había tristes recuerdos vinculados a la dictadura, y parecía mejor olvidar aquella época turbulenta. A veces es mejor olvidar que recordar. Se empacharon debido a una enfermiza voracidad y a regañadientes se escabulleron.
¿Dónde están ahora los amarillos? ¿Qué se hicieron? Al comienzo, parecían huracán y a poco andar, se convirtieron en brisa. Se desvanecieron al sol del mediodía, y de amarillos, apenas si les quedó el apelativo de oportunistas. Nacían como alternativa a una derecha anquilosada y se quedaron pegados en el “Ojo” del silabario Matte. Arribó el día de la dispersión y en medio de la barahúnda, alguien hurtó la campanilla para tocarla en casa, a la hora del ángelus. Entonces, no existían medios de cómo llamar a los borregos, para trasquilarlos. A mala hora arribó la dispersión de esta tienda, armada a la diabla. Historia de miserias y traiciones vinculadas al poder. En la actualidad vagan por el desierto de Atacama, donde buscan orientación espiritual, pues aún creen en los milagros.
Se ignora la fecha de la aparición de los republicanos en Chile. No de aquellos patriotas empeñados en crear una república parecida a la francesa. Quienes admiten ahora serlo, leen el catecismo a la hora del desayuno y alegan ser el ala progresista de los liberales, aunque éstos, alegan desconocerlos. Al concluir este período de intrigas, zancadillas y traiciones a granel, se abre el año donde se elegirá al futuro presidente de Chile. 2025 aparece en el horizonte próximo, como una esperanza destinada a enmendar rumbos.
Uno tras otro nombre surge a diario, y el ropero de las vanidades es visitado por los postulantes. Quieren vestir el ropaje adecuado para seducir al elector. Quizá sea el ropaje de sirviente o de lacayo, el más solicitado. O de aquellos pajecitos admiradores del tirano. “Como éramos demasiado jóvenes e inexpertos, nos engatusaron”, alegan. Ha llegado la hora del travestismo político y todos alegan amar al pueblo. A ese pueblo mil veces engañado y vilipendiado. “En política- razona el escritor Dionisio Albarrán- sólo los necios cumplen sus promesas”. Como su lengua siempre ha sido áspera, no es de extrañar su juicio.
En el mercado de la política, existe una alcaldesa que vive obsesionada por ser presidenta de la república. Desde hace años la postulan o más bien se postula, y en esa misma cantidad de tiempo, se desvanece. Ella no se desalienta. Su porfía en lograr su objetivo, la ha convertido en adalid, en la típica mujer chilena, que se levanta a las seis de la mañana a darle desayuno a la familia. Después, debe llevar los hijos a la escuela pública de la población. Regresar urgida a casa a preparar el almuerzo, mientras a intervalos, hace el aseo. ¿Por qué, este ejemplo de mujer comprometida con la familia, no se postula a ser presidenta?
Walter Garib