Chile al Día

Fragmentos invisibles de la memoria

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La memoria histórica popular, relacionada con las brutales violaciones a los derechos humanos cometidos por agentes del Estado durante la dictadura civil militar, es un complejo rompecabezas que día a día continúa construyéndose con los trozos testimoniales aportados por las y los sobrevivientes que, gracias a su resiliencia y tenaz lucha por la verdad, la justicia y contra la impunidad, llevan adelante esta importantísima tarea.

La dictadura, por su parte, buscó eliminar todo vestigio físico de los lugares que sirvieron como recintos de detención y tortura. El caso del campo de concentración instalado en el sector de Colliguay en la V Región, al que los marinos llamaron oficialmente como “Melinka”, pero que también es conocido como “Isla Riesco” u “Operativo X”,  construido al más puro estilo de los campos de concentración nazis, con alambradas circundantes y torres de vigilancia, ubicado al interior de un fundo de la familia Matte Larraín en Lliu-Lliu, es un ejemplo de ello, puesto que cuando terminó sus siniestras funciones en abril del año 74 y los prisioneros fueron trasladados a otros recintos de detención y tortura, fue completamente desmantelado.

Al interior de dicho predio, donde se emplazaba dicho campo de concentración que estuvo a cargo de la Armada de Chile, no existe ningún vestigio material del mismo, como pudieron constatar algunos sobrevivientes que estuvieron prisioneros en dicho recinto cuando acompañaron en diciembre del año 2018 al Ministro en Visita Jaime Arancibia a una inspección ocular efectuada a dicho lugar como parte una diligencia judicial oficial llevada adelante relacionada con delitos en causas de derechos humanos, pero cada testimonio de los sobrevivientes que estuvieron recluidos allí, incluyendo croquis realizados por ellos mismo y algunas referencias geográficas como los característicos cerros aledaños, fueron importantes fragmentos de memoria que lo hicieron virtualmente visible en aquella visita efectuada por el Ministro Arancibia.

Las Placas de Memoria y los Memoriales que existen a lo largo del territorio nacional son aportes materiales concretos que buscan visibilizar los innumerables recintos de detención y tortura; precisamente con dicho objetivo se instaló en las cercanías de donde funcionó el Campo de Concentración de Colliguay una escultura denominada “Enredadera de la Memoria” en noviembre del año 2017, obra que fue realizada por el artista Leandro Silva Martínez.




Hace un año atrás, en enero del 2023, una pequeña Placa se instaló junto a la Enredadera de la Memoria, pero esta fue vandalizada 32 días después de aquella ceremonia de instalación, siendo arrancada de su pedestal y hecha desaparecer.

En dicha placa de memoria estaba escrito lo siguiente:

“Hace 50 años la marina de chile tuvo secuestrados a los presos políticos de la dictadura civil militar en el campo de concentración de Colliguay, llamado Isla Riesco o Melinka u Operativo X. Funcionó entre octubre de 1973 hasta abril de 1974; cientos de obreros, estudiantes, académicos (casi todos de la V Región) y los marineros antigolpistas sufrieron los horrores de la represión, el hambre y los castigos físicos y psicológicos aplicados a quienes sufrimos la tragedia de ser considerados enemigos por pensar distinto”.

Frente a esta vandalización, el Colectivo Lebu-Colliguay tomó la decisión de reponerla y, casi un año después, el día sábado 2 de noviembre, esto se materializó con la instalación de una nueva escultura, denominada por su autor Leonardo Silva “Fragmentos Invisibles”.

Más de doscientas personas asistieron a esta ceremonia y al hacer uso de la palabra durante el acto artístico cultural, Leonardo Silva expresó lo siguiente:

“Este es un momento muy especial ya que el 2017 se inauguró aquí mismo “La Enredadera de la Memoria”, un proyecto muy lindo que se inició con 3 memoriales y se llegaron a instalar 11 en toda la región. Ellos marcan sitios donde la dictadura civil militar tuvo centros de detención y tortura. Ese acercamiento que tuve con esa obra, que fue un concurso, me llenó mucho y conocí a Antonio en esa época. Pasó mucho tiempo y esa creación germinó en algo muy bonito. Antonio un día me contacta por otra cosa que quería hacer en el Paseo 21 de Mayo. Yo vivo ahí cerquita, tengo un taller chiquito en mi casa, hay una Enredadera de la Memoria en el Cuartel Silva Palma, que está cerca, entonces, todo esto que ha sucedido ha tenido conexión conmigo y ha sido muy bonito.

 

Antonio un día, no hace mucho tiempo atrás, me escribe y me dice “quiero que hagas el memorial que va a acompañar a la enredadera en Colliguay; solo te lo digo, porque no sé cómo lo haremos”. Esa tenacidad con la que se presentó la encontré muy impactante. Como artista creo que el Colectivo Lebu-Colliguay tiene esa mística del arte, que se sobrepone a todo.

En primer plano, Leandro Silva, autor de la escultura “Fragmentos Invisibles”

 

La obra que creé es netamente en una sinergia con lo que ellos crearon, porque me mostró la maqueta del campo de concentración de Colliguay, la presentación en Villa Alemana, conversamos y todo fluyó increíblemente.

Quisimos mantener una línea con la Enredadera, para explicarles un poco cuando la vean, que es la fragmentación. La Enredadera es esa naturaleza que brota y puede ser maltratada, pero no importa, esa semilla está ahí y vuelve a brotar, aunque esté fragmentada, porque el fragmento para mí simbolizaba el dolor, como escuchamos aquí en los relatos. Esa fragmentación es el dolor y la destrucción, pero no lo invisible.

La nueva obra se llama “FRAGMENTOS INVISIBLES”, porque del campo de concentración, como estuvimos conversando con Antonio, de Colliguay no queda nada, solo está en la mente de los que estuvieron ahí. Entonces, era un desafío súper importante para mí crear una obra que trajera eso a algo concreto, algo que estuviera ahí, que no se destruyera y el arte creo que puede lograrlo.

La profanación que hicieron de la placa con el texto que pusieron con mucho esfuerzo, con unas bancas en medio del bosque, en un sector muy bonito que Antonio me mostró, esta destrucción es parte de lo que estamos viviendo, es parte del odio germinado, pero la Enredadera que estaba ahí, que lleva más de seis años, nunca ha sido vandalizada porque es una obra de arte que repara. Para mí, como artista, que mi arte este ahí y esté en esto es una cosa realmente importante.

Hoy día, cuando vean la nueva obra, lo único que les puedo decir es que está toda mi energía puesta ahí, porque es un trabajo dificilísimo de lograr con todos los pros y contra que uno puede tener. También es un camino personal que tuve entre que se hizo y que la terminé, que fue muy fuerte para mí, pero igual lo hice, igual puse todas las ganas, porque viendo el trabajo del Colectivo Lebu-Colliguay, viendo a toda la gente que está aquí, es imposible no darlo todo.

Cuando la vean espero que les guste, está hecha en metal, el fondo es un fondo de oxidación que simboliza la tierra y los fragmentos están hechos en aluminio fundido, modelado en relieve.

Así el arte repara y ayuda a la memoria.”

Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 3 de noviembre 2024



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