Matías Toledo y su triunfo en Puente Alto: Un liderazgo que surge de la movilización social
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Matías Toledo, candidato independiente de 35 años, logró un hito histórico en las elecciones municipales de Puente Alto, al poner fin a más de dos décadas de control de la derecha en una de las comunas más grandes y vulnerables de la Región Metropolitana. Con el 51,53% de los votos, Toledo superó a la candidata de Renovación Nacional (RN), Karla Rubilar, quien obtuvo el 37,29%, dejando en evidencia un cambio significativo en las preferencias de los electores.
Su triunfo es particularmente simbólico en una comuna marcada por altos niveles de delincuencia, con la presencia de bandas criminales organizadas, y una población que sigue lidiando con las consecuencias del estallido social de 2019. A través de su campaña, Toledo se mostró como un representante genuino de las demandas sociales que siguen latentes en el país, señalando que esas exigencias aún no han sido atendidas por la clase política.
En una entrevista con La Tercera, Toledo expresó su decepción por la manera en que tanto la derecha como la izquierda han cambiado su discurso desde el estallido social, sin ofrecer soluciones reales a los problemas que impulsaron las protestas masivas. «Recuerdo las entrevistas de Evelyn Matthei, de Karla Rubilar, diciendo ‘los políticos nos equivocamos, no escuchamos a la ciudadanía, la gente está molesta’. Recuerdo la marcha del millón de personas en la Región Metropolitana, y claramente ninguna de estas problemáticas ha sido solucionada a la fecha», señaló Toledo, aludiendo a la desconexión entre la clase política y las demandas sociales.
Las demandas del estallido siguen vigentes
Para Toledo, los problemas que llevaron a millones de chilenos a las calles en 2019 siguen tan vigentes como entonces. «Hoy día veo que las demandas de octubre están más vigentes que nunca, después de dos procesos constitucionales fallidos», afirmó. Entre esas demandas menciona las malas pensiones, el deficiente sistema de salud, el lucro en la educación y la carga financiera que sufren los estudiantes debido al Crédito con Aval del Estado (CAE). Según Toledo, estas problemáticas no han sido resueltas y el país sigue enfrentando una crisis de desigualdad.
Una crítica al manejo político del estallido
Toledo también se refirió al tratamiento mediático y político que se le ha dado al estallido social. Reconoció que hubo actos delictivos durante las manifestaciones, pero subrayó que esos hechos no deben eclipsar las demandas legítimas de la población. «Se le ha dado una atribución negativa al estallido social, claramente hubo hechos delictuales que son condenables, el saqueo es totalmente condenable», dijo. Sin embargo, enfatizó que las protestas no deben ser vistas como un problema delictual, sino como una «necesidad social que tiene que ser resuelta».
Además, Toledo destacó la inconsistencia de los políticos tradicionales, criticando las «vueltas de chaqueta» que han tenido tanto la derecha como la izquierda en su respuesta a las movilizaciones sociales. «Nosotros no vemos que la manifestación sea un problema delictual, sino que es una necesidad social», afirmó, diferenciándose de aquellos sectores que ahora se desmarcan de las demandas que surgieron en 2019.
El éxito electoral de Matías Toledo en Puente Alto refleja un cambio en la política local y nacional. Su participación activa en las movilizaciones sociales, tanto en 2019 como en las recientes protestas por mayor seguridad, lo ha convertido en una figura que representa el sentir de una ciudadanía cansada de promesas vacías y soluciones superficiales. «Yo sí fui parte de la gente que se movilizó», recalcó Toledo, destacando su cercanía con las luchas sociales que han marcado la historia reciente de Chile.
Con su elección, Toledo se enfrenta al desafío de gobernar una de las comunas más grandes y complejas del país, donde las demandas por seguridad, justicia social y equidad siguen siendo urgentes. Su triunfo no solo marca el fin de un ciclo político en Puente Alto, sino que abre la puerta a una nueva forma de hacer política, más cercana a las verdaderas necesidades de la gente.