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El origen marxista de la teología de la liberación: en memoria de Gustavo Gutiérrez

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“La mayor violencia es la pobreza”.

(Gustavo Gutiérrez)

 

Se puede afirmar que el origen de la Teología de liberación es marxista, al menos así lo es en la concepción del recién fallecido teólogo peruano Gustavo Gutiérrez la cual aparece explícita en el texto fundacional del año 71 y que cuenta con varias reediciones. En una reedición del año 88 Gutiérrez ya acusa el recibo de la crítica hecha por la Congregación para la Doctrina de la Fe, expuestas en los documentos doctrinales titulados “Algunos aspectos de la teología de la liberación” (1984) y “Libertad cristiana y liberación” (1986). A pesar de las reprimendas no cede en la importancia que le otorga al marxismo.

Gutiérrez no se aparta de la teoría marxista, sino que más bien insiste en la necesidad de ésta para la reflexión teológica acerca de la liberación. Distinta es la concepción teológica liberacionista del jesuita argentino Juan Carlos Scannone cuando establece una fuerte tensión al interior de la teología de la liberación con su rechazo al marxismo. La preocupación de Scannone con el marxismo se puede resumir en dos cuestiones. La primera, desde una perspectiva epistemológica, que no acepta la univocidad de esta doctrina; y la segunda –para distinguirla de la anterior- desde una perspectiva política, que se alejaría a un pensamiento con carácter nacional.

Scannone desde su simpatía por el peronismo y su no aceptación del marxismo, va planteando sus diferencias con las teologías de Gutiérrez y las de Hugo Assmann, generalmente con el segundo polemiza más debido a que el teólogo brasileño estaría más cerca de la visión unívoca que no aceptaría el tercerismo como vía para la liberación. Esta polémica señalada advierte un cierto pluralismo al interior de la teología de la liberación latinoamericana que justifica hablar de éstas en plural. Con la existencia del pluralismo no se puede asumir una relación simétrica con todas las corrientes representadas, ya que algunas se encuentran más cercanas y otras más lejanas, en otras palabras, con algunas puede existir compatibilidad y con otras no.

Hay que decir que en el caso de Gutiérrez un profundo conocimiento del marxismo de su época, ya que recurre a Marx, Gramsci. Althusser, Bloch y Marcuse. Conoce parte de la tradición marxista latinoamericana, dado que evidencia el conocimiento de Mariátegui destacando en este su fidelidad a Marx por sobre el dogmatismo marxista. Otras fuentes de referencia son Filosofía de la praxis (1967) del marxista español-mexicano Adolfo Sánchez Vázquez, también refiere al marxista peruano Augusto Salazar Bondy cuando cita La cultura de la dominación (1968). Incluso refiere a la idea de “hombre nuevo” -concepto de la teología conciliar- referido al Che Guevara mencionando su texto “El socialismo y el hombre”. Valoriza la obra de Franz Fanon principalmente Sociología de una revolución (1959) y Los condenados de la Tierra (1961); y de Paulo Freire Educación como práctica de liberación (1969) y la Pedagogía del Oprimido (1970).

Esta familiaridad con el marxismo latinoamericano le lleva a un elogio honesto de la Revolución Cubana: “En esto la revolución cubana ha cumplido un papel acelerador; ella –dejando de la lado otros aspectos y matices- divide en un antes y un después la historia política reciente de Latinoamérica” (Gutiérrez, 1975. 127). Aunque en la fecha en que Gutiérrez escribe la gesta cubana viene entrando en descrédito, de ahí que en nota a pie de página comente: “Como es sabido, la relación del actual régimen cubano con ciertos grupos revolucionarios latinoamericanos, se ha hecho compleja y difícil en los últimos años” (Gutiérrez, 1975. 127).

El estudio de la obra de Gustavo Gutiérrez nos ofrece la posibilidad de conocer un pensamiento teológico de la liberación auténtico, con una excelente síntesis de autores que podríamos considerar en la línea del marxismo latinoamericano. Si visión teológica de la liberación es muestra un uso relevante del pensamiento marxista no dogmático, abriendo un modelo de pensamiento que es capaz de ofrecer categorías universales que se utilizan de manera situada, es decir, aplicadas a nuestras realidades propias.

 

Alex Ibarra Peña.

Dr. En Estudios Americanos.

@apatrimoniovivo_alexibarra

 

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