Placeres Culminantes

La Casa Verde, un hito de hospitalidad en Valparaíso

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Valparaíso es una ciudad patrimonial llena de encantos en la cual los cerros nos van donando hermosas vistas de la bahía puerto entremedio de una arquitectura simple, elegante, colorida que nos recuerdan su apogeo económico y cultural en épocas pasadas. Varios poetas se han deslumbrado con la inspiración que provocan las callecitas cruzando los cerros hacia sus distintos miradores, algunos con la posibilidad de subirlos en ascensores como es el caso del Cerro Concepción.
El Cerro Concepción es uno de los más visitados por la vista a su bahía, su conexión con el centro de la ciudad, su cercanía al puerto y la calidad de su oferta hotelero-gastronómica. Pasear por este cerro, descubrir sus rincones son una experiencia especial para el ocio restaurador del espíritu. A pocos pasos del mirador principal de este cerro, aparece el pasaje Galvez, el cual ha llamado la atención de los urbanistas por el atractivo que destaca, es aquí donde se encuentra La Casa Verde.
La Casa Verde es una casona con fachada a la calle, su ingreso es por un pasillo entre un par de tiendas pequeñas, al final aparece su amplio comedor, luminoso por sus grandes ventanas que dejan ver los cerros, edificaciones y parte de la actividad portuaria. Un piso de madera hermoso de esos que dan gusto pisarlos descalzo con su sonido hueco, dejando ver sus muros parte de los adobes, la tabiquería y los dibujos de algunos niños que han comido en sus mesas. Un lugar que fue pensado como honra a estos barrios emblemáticos en otras épocas conocido como Barrio Inglés. Es una clara representación del amor que seduce sentir lo cotidiano del paisaje urbano disfrutando de la tranquilidad como bien lo sabe su dueño el Ingeniero y Empresario porteño Raúl Olguín.
La comida que destaca son algunos mariscos a la parmesana como son las machas y los ostiones, que de entrada se pueden acompañar con lactonesa o una salsa de aceite y perejil, entre los pescados aparecen el atún, la albacora, especialmente servida a la plancha, unas sorprendentes calugas fritas de pejegallo o el tradicional pastel de choclo. Para maridar, el pisco sour, copas de vino blanco o tinto, servidas a temperatura adecuada, refrescos de frutas o araucano de bajativo. Este es un lugar que apuesta por nuestra comida tradicional, en un grato ambiente y con una gran hospitalidad aportada por la experiencia de Marcelo Carrasco con quien se puede disfrutar una instructiva conversación acompañada de su buen criterio musical.
Alex Ibarra Peña.
Dr, En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra



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