Personalizar las preferencias de consentimiento

Usamos cookies para ayudarle a navegar de manera eficiente y realizar ciertas funciones. Encontrará información detallada sobre cada una de las cookies bajo cada categoría de consentimiento a continuación.

Las cookies categorizadas como “Necesarias” se guardan en su navegador, ya que son esenciales para permitir las funcionalidades básicas del sitio web.... 

Siempre activas

Las cookies necesarias son cruciales para las funciones básicas del sitio web y el sitio web no funcionará de la forma prevista sin ellas. Estas cookies no almacenan ningún dato de identificación personal.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies funcionales ayudan a realizar ciertas funcionalidades, como compartir el contenido del sitio web en plataformas de redes sociales, recopilar comentarios y otras características de terceros.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies analíticas se utilizan para comprender cómo interactúan los visitantes con el sitio web. Estas cookies ayudan a proporcionar información sobre métricas el número de visitantes, el porcentaje de rebote, la fuente de tráfico, etc.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies de rendimiento se utilizan para comprender y analizar los índices de rendimiento clave del sitio web, lo que ayuda a proporcionar una mejor experiencia de usuario para los visitantes.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies publicitarias se utilizan para entregar a los visitantes anuncios personalizados basados ​​en las páginas que visitaron antes y analizar la efectividad de la campaña publicitaria.

No hay cookies para mostrar.

Nuestra Región Latinoamericana Opinión e identidades

Perú: homenaje agraviante

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 50 segundos

La ignominia de Boluarte ha ido acompañada del cinismo de los hijos y sucesores del dictador, Keiko y Kenji, quienes, en recintos oficiales, llenaron de elogios a un gobierno que dejó 70 mil asesinados, 21 mil desaparecidos, un número indeterminable de ejecuciones extrajudiciales, comunidades enteras masacradas o desplazadas, 350 mil mujeres y 21 mil hombres –casi todos, indígenas– esterilizados de manera forzosa y un quiebre de la institucionalidad de la que el país no se ha recuperado un cuarto de siglo después.

Keiko, quien estuvo muy cerca de sucederlo y hoy por hoy es probablemente la figura política más poderosa de Perú, no sintió ningún remordimiento, como tampoco lo sintió nunca su padre, por los cientos de miles de víctimas. En un gesto que retrata el racismo y la arrogancia de esa dinastía, lo declaró finalmente libre del odio y la venganza, de esos 16 años de prisión injusta; absuelto de tanta persecución.

El fujimorismo, que mantiene una lamentable popularidad en la nación andina gracias al predicamento de las políticas de mano dura entre amplias capas de la sociedad, fue un régimen característico del neoliberalismo, en el que la corrupción, el enriquecimiento oligárquico mediante el saqueo de las arcas públicas y los bienes nacionales, la cesión de la soberanía y otras lacras fueron echadas bajo la alfombra con la creación de un enemigo (en este caso, la guerrilla Sendero Luminoso), cuyo exterminio justificaba todos los excesos.

El juicio y encarcelamiento de Fujimori constituye quizá el logro más destacable de la frágil democracia peruana, ante todo si se tiene en cuenta que su familia y sus partidarios siempre conservaron importantes cotos de poder. Por ello, el indulto concedido por Boluarte que le permitió salir de la cárcel en diciembre pasado supuso un golpe demoledor a los derechos humanos, así como una ruptura del piso mínimo de cuidado de las formas que mantuvieron sus no menos impresentables antecesores. Para entender el hundimiento de la titular del Ejecutivo en la sima del oprobio, debe recordarse que accedió a la Casa de Pizarro a través de una conjura palaciega, que tiene apenas 5 por ciento de respaldo popular, y que su administración se mantiene en pie a fuerza de pactar con un Congreso igualmente desprestigiado en el que el fujimorismo controla la mayor bancada.




Más allá de las peculiaridades del caso peruano, la rehabilitación pública del fujimorismo emprendida por Boluarte es una advertencia de los peligros que corre un país cuando se ve sometido a un régimen ilegítimo: tal como ella ha propiciado la impunidad y el enaltecimiento del terrorismo de Estado, entre 2007 y 2012 México sufrió una espiral de violencia desatada por Felipe Calderón para encubrir que llegó a Palacio Nacional por la vía del fraude.

La regresión que se vive en Perú es también un recordatorio de la necesidad de mantener la memoria histórica, de rechazar toda forma de naturalización del fascismo y de no ceder ante los chantajes que buscan mantener impunes a los dictadores del pasado con el pretexto de la reconciliación y del cierre de heridas: ahora y siempre, debe quedar claro que la única manera de superar el genocidio consiste en esclarecer la totalidad de los crímenes, sancionar a los responsables, reivindicar a las víctimas y garantizar la no repetición de los hechos.

Fuente: La Jornada

Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *