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Obama: Será una contienda cerrada en un país dividido

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En el segundo día de su convención nacional, el Partido Demócrata continuó con un elenco de oradores que buscaron convocar a un abanico lo más amplio posible de votantes, a través de la retórica elegante del ex presidente Barack Obama y el discurso anticorporativo del senador socialista democrático Bernie Sanders.

En una noche que incluyó varios oradores, desde el líder del Senado Chuck Schumer hasta el primer segundo caballero de la historia del país, quien espera ser el primer primer caballero Doug Emhoff (esposo de la candidata presidencial Kamala Harris), uno de los que más ganaron aplausos fue Sanders, quien nunca ha cedido en su mensaje, el cual reiteró aquí: necesitamos una economía que funcione para todos, no sólo para la clase multimillonaria.

Hablando tanto a los 20 millones que se calcula estaban viendo la convención por televisión, como a los militantes en esta arena, Sanders elogió los logros del gobierno de Joe Biden, y proclamó: estamos haciendo el trabajo de base para elegir a Kamala Harris y Tim Walz. Pero, mostrando su talento político, les dejó tarea.

Recordó que 60 por ciento de la población del país sigue viviendo quincena a quincena. Insistió en la agenda inconclusa progresista de incrementar impuestos a los ricos, ampliar el acceso a la salud para los adultos mayores, elevar el salario mínimo y reformar el sistema electoral para que los multimillonarios no puedan comprar las elecciones.

Critica el apoyo a Israel en su guerra contra Gaza

Sanders concluyó su discurso con una crítica al apoyo estadundiense a la ofensiva de Israel en Gaza; fue el primer orador en hacerlo. Tenemos que poner fin a esta guerra horrorosa en Gaza, retornar a los rehenes y demandar un alto el fuego inmediato, señaló entre aplausos.

Pero el enfoque de anoche no fueron los oligarcas y la injusticia económica, sino el espectáculo diseñado para la aristocracia demócrata: Barack Obama y su esposa –siempre entre las figuras más populares del país–, Michelle, cuyo best seller vendió más de 14 millones de copias, superando al de su marido. Las palabras de esperanza y de amor retumbaron sin mucho contenido, pero entusiasmaron al público.

Barack Obama coronó la noche, presentado por su esposa, y de nuevo, con su gracia y refinado talento político, tomó en sus manos la convención. Esta será una contienda muy cerrada en un país dividido, declaró. La gente que decidirá esta elección es la que pregunta: ¿Quién está luchando por mí, por mi futuro, por mis hijos?

El ex presidente criticó los fracasos del gobierno de Donald Trump y su conducta desde que dejó la Casa Blanca, pero tal vez lo que provocó el mayor aplauso –y risas– fue cuando señaló que el republicano tiene esta rara obsesión con el tamaño de las audiencias, mientras con las manos hizo un gesto de un tamaño chiquito de otra cosa que todos entendieron.

Nuestra tarea es convencer a la gente de que la democracia realmente puede cumplir. Para hacerlo no podemos depender sólo de las maneras del pasado, sino que tenemos que trazar un nuevo camino hacia adelante, dijo, asegurando que se requieren nuevas políticas sobre acceso a vivienda, salud y educación. “En esta nueva economía, necesitamos un presidente al que realmente le importen los millones de personas que hacen el trabajo esencial para cuidar a nuestros enfermos, los que limpian nuestras calles… Kamala será esa persona”.

Reiteró algunos de los temas centrales de su propio gobierno, enfocándose en la libertad tanto dentro como fuera del país. “Ninguna nación, ninguna sociedad ha intentando jamás construir una democracia tan grande y diversa como la nuestra, una que incluye a la gente que a lo largo de décadas ha llegado de todas las esquinas del planeta. Cuando defendemos nuestros valores, el mundo está un poco más iluminado. Cuando no lo hacemos, el mundo está un poco más oscuro. No debemos ser el policía del mundo… pero Estados Unidos debe ser una fuerza del bien”. No hizo ninguna referencia al apoyo estadunidense a la guerra de Israel contra Gaza, ni a otras políticas bélicas.

Lo fundamental es promover el voto

Sin embargo, para esta convención, la tarea fundamental es promover el voto. Si tocamos puertas, hacemos llamadas, si hablamos con nuestros vecinos, elegiremos a Kamala Harris para que sea la próxima presidenta de Estados Unidos, subrayó. También construiremos un país más justo e igualitario. A trabajar, concluyó.

El cambio en las tendencias de la contienda desde que Biden abandonó la contienda para ser sustituido por Harris está generando mayor energía entre las filas del partido, y aquí se celebra que en las encuestas los demócratas están empatados o incluso van ganando en algunos estados claves y a nivel nacional. Pero varios de los oradores –incluida la candidata– siguen advirtiendo sobre qué tan cerrada está la competencia por la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso.

De hecho, Harris decidió hacer una gira de campaña en Wisconsin, uno de los estados claves que podrían determinar la elección presidencial, en lugar de continuar aquí y escuchar a su esposo. El mensaje es que sólo hay 11 semanas antes de la elección en la cual se enfrenta lo que todos aquí consideran no sólo un opositor, sino un enemigo de la democracia.

 

David Brooks y Jim Cason

Fuente: La Jornada

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