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La soberanía popular antes que nada

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Chile está enfrentado a una crisis en sus estructuras fundamentales. Así sucede  cuando está en juego derechos que tienen que ver con la vida misma.

Si bien es cierto que los ciudadanos cada cuatro años pueden elegir un presidente mediante el voto, le concede aquello el derecho a ejercer la soberanía popular. Sabemos que en teoría así funciona, pero en la memoria de la historia del país no siempre aquello es posible. Sabemos que Salvador Allende fue elegido en elecciones libres, secretas e informadas pero la voluntad de la derecha, los norteamericanos y los yanaconas nacionales, impidieron el derecho a continuar gobernando. González Videla condenó a los comunistas a los campos de concentración. Frei Montalba los asesinaba en Puerto Montt. Eran votantes con el derecho a marca su voto.

Lo que se alteró fue el justo ejercicio presidencial, quebrar un gobierno por intereses de clase y romper la soberanía popular. Los dueños de Chile somos nosotros dijo un heredero de los antepasados de un grupo empresarial del actual 1% más rico, el resto eran masa vendible. Así ha sido siempre.

El actual cuadro de diputados y senadores es realmente lastimero. En la pésima foto de los últimos años algunos logran salvarse, pero una gran mayoría se han convertido en voceros de los grandes grupos económicos, esos que les financian sus campañas, todo se hace evidencia al discutir la ley de pesca por ejemplo. Votan proyectos de ley redactados por los empresarios, mineros, pesqueros, los dueños de las AFP, las ISAPRES.

Todos al café luego de haber salvado a las ISAPRES.

Con el senado sucede los mismo, finalmente el circo que habitan los que agitan a sus votantes como si de leyes escritas en piedra se tratara, es sencillamente un cuento malo, donde siempre el culpable es el jardinero. Es un oficio muy bien remunerado. Un diputado gana mensualmente quince veces más que un chileno con el salario mínimo. Bingo, topón adentro, la casa gana.

Un sector que defiende el país con privilegios incluidos, otros que enarbolan conquistar derechos para todos, finalmente una mañana luego de haber dormido con pesadillas nace un nuevo partido. Abandonados los votantes para educación de calidad y fin al lucro. Apuntadas con el dedo de la moralina las mujeres con la posibilidad de la interrupción en tres causales.

Quedan en el camino propuestas que miles confiaron en ellos y se los pasean, anteponen sus intereses y gustitos personales. Todo un carrusel festivalero en Valparaíso. Mientras por más de un decenio no existe acuerdo para un sistema de pensiones digno y justo.

Las escalofriantes cifras de ganancia de las AFP salieron a vociferar que pensiones dignas era negar el derecho a elegir, como también lo del derecho a educar a sus hijos.

Pero hay momentos en la historia de los países donde la ciudadanía debe levantar su voz para exigir el ejercicio del derecho a la soberanía popular, como lo es una justa y solidaria reforma de pensiones.

Si el pueblo puede elegir un presidente y no puede apurar condiciones de vida más justa entonces NO existe la soberanía popular. Constituye un agravio el legitimo derecho a decidir, entonces qué sentido tiene la escuela y la academia, los sindicatos y la memoria

No se puede pasar por alto uno de los aspectos fundamentales del hombre como lo es la solidaridad. Muchos de los actuales dandis parlamentarios son o fueron hijos de la educación pública, no pagaron mensualidades, cuelgan sus diplomas con el esfuerzo de millones de chilenos cuando éramos más subdesarrollados que los tiempos actuales.

De público conocimiento es que sin duda alguna, un pacto entre oposición y gobierno hará nacer una vez más la mediocridad que se debate entre la casta bien pagada. Las llamadas empresas AFP no serán tocadas, seguirán ingresando millones tras millones de pesos bajo la forma de ahorro para pensiones justas. Un modelo fracasado.

Luís Mesina vocero del movimiento NO+AFP deja constancia de como el pilar solidario, todos los chilenos han salvado a negocio de las AFP.

“Cuando la dictadura privatizó la seguridad social en 1980, José Piñera junto a un séquito de adicto a la escuela de Chicago construyeron una narrativa que sencillamente era humo, aprovecharon para apropiarse de patrimonios que las Cajas de Pensiones habían adquirido por años. Las Cajas de Pensiones eran dueñas de grandes patrimonios, inmuebles, sus activos eran muy significativos, centros clínicos, hospitales, cines, el listado es enorme, todo aquello adquirido por todos fue expropiado por la dictadura”.  Los actuales herederos es la derecha en el teatro de títeres del parlamento” (1)

Los chilenos eligen a un presidente y aceptan al vencedor.

Justo es entonces manifestar para sostener que sin duda también pueden elegir que sistema de pensiones consideren más justo, no solamente pensando en los que se convierten en miserables hijos de las actuales AFP, sino sencillamente pensando en los hijos y los nietos que llegarán sin duda.

No existen dos tipos de pueblo. Los que eligen a sus precarias autoridades y los otros a los que se le niega el derecho a decidir cual es la mejor alternativa. La ganancia con estandarte Forbes, o la solidaridad que es parte de la memoria de la patria.

La continuidad de la vida, asunto delicado y único no es posible entregarlo a un segmento pequeño de la sociedad corrupto, individualista y privilegiado. La actual foto salvo notables excepciones, están condenando a la precariedad de los tiempos del Zanjón de la Aguada a miles de chilenos transitando por la tercera edad.

Pero las cosas pueden tomar otro rumbo también y parece que nos acercamos al momento.

Reclamamos hacer uso de la soberanía popular para que sea el pueblo quien decida que futuro aspiramos.  La miseria que propone la derecha o lo que se estableció en el programa del actual gobierno. Es por aquello que octubre tuvo su sentido, es por aquello que lo no vieron venir.

 

Pablo Varas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pablo Varas

Escritor

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