Columnistas Portada

La derecha radical en Chile: entre el libre mercado y la inmigración selectiva, una comparativa con Europa

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 3 segundos

Las diferencias entre las derechas radicales latinoamericanas y europeas se evidencian en varios aspectos clave, que van desde sus posturas económicas hasta sus enfoques sobre la inmigración y el nacionalismo. En particular, la derecha radical chilena, representada por el Partido Republicano y la Unión Demócrata Independiente (UDI), presenta características distintivas que la diferencian significativamente de sus contrapartes europeas.

Uno de los aspectos más notables es la postura económica. La derecha radical chilena es una ferviente defensora del modelo de economía de mercado y se alinea con una perspectiva neoliberal que prioriza la apertura económica y el libre comercio. Este enfoque ha sido una constante desde los años de la dictadura de Augusto Pinochet, cuando se implementaron políticas económicas que transformaron radicalmente el país. A diferencia de algunas derechas radicales europeas, que en ciertos casos abogan por una política de industrialización nacional y proteccionismo, la derecha chilena no muestra interés en fomentar una industria nacional robusta. En lugar de ello, promueve un modelo económico basado en la exportación de materias primas, perpetuando así relaciones comerciales asimétricas con las potencias globales.

En el ámbito político y moral, la derecha radical chilena mantiene una postura conservadora, defendiendo valores tradicionales y resistiéndose a las influencias progresistas. Sin embargo, es importante señalar que, a diferencia de muchas derechas radicales europeas, la chilena no es nativista. El nativismo, caracterizado por la defensa de una identidad nacional homogénea y la oposición a la inmigración, es un rasgo distintivo de muchas formaciones políticas de extrema derecha en Europa. En Chile, en cambio, figuras como José Antonio Kast y otros líderes de la derecha han defendido la llegada de inmigrantes venezolanos, lo cual constituye una diferencia fundamental. Esta posición refleja una visión pragmática que ve en la inmigración una solución a ciertos problemas económicos y demográficos, además de un acto de solidaridad con aquellos que huyen de regímenes autoritarios.

La UDI, como partido orgánico de la dictadura cívico-militar, ha jugado un rol crucial en moldear la política chilena post-dictadura. Este partido, que se ha mantenido como una fuerza significativa en la política nacional, busca influir en el sistema democrático para excluir lo que considera elementos nocivos para el país, tales como el Partido Comunista y los valores progresistas. La estrategia de la UDI ha sido adaptar su discurso y tácticas a los tiempos democráticos, sin abandonar sus raíces autoritarias y su rechazo a la influencia de la izquierda.

En contraste, muchas derechas radicales europeas centran su discurso en la defensa de la identidad nacional y étnica, presentando la inmigración como una amenaza a la homogeneidad cultural y a la seguridad económica. En países como Francia, Alemania y Hungría, partidos como el Frente Nacional (ahora Reagrupación Nacional), Alternativa para Alemania (AfD) y Fidesz, respectivamente, han construido su base de apoyo en torno a la retórica antiinmigrante y la promoción de políticas proteccionistas.

Otro punto de divergencia se encuentra en el enfoque hacia el mercado laboral y la globalización. Mientras que la derecha radical europea a menudo critica los efectos negativos de la globalización sobre el empleo y la industria nacional, promoviendo políticas proteccionistas, la derecha chilena se mantiene firme en su apoyo a la globalización económica. Este apoyo se manifiesta en su defensa de tratados de libre comercio y en su rechazo a cualquier forma de proteccionismo que podría considerarse perjudicial para el modelo exportador del país.

La diferencia en la gestión de la inmigración también revela un contraste en las prioridades y estrategias políticas. La derecha radical europea utiliza el miedo a la inmigración para movilizar a su base electoral, presentando a los inmigrantes como una amenaza para el bienestar y la seguridad nacional. En Chile, aunque existe un discurso crítico hacia ciertos flujos migratorios, la aceptación de inmigrantes venezolanos por parte de la derecha muestra una flexibilidad que no se encuentra en muchas derechas europeas. Este apoyo a la inmigración selectiva puede verse como una táctica para mantener la cohesión social y económica en un país que enfrenta desafíos demográficos y laborales.

Además, es crucial entender el papel de la memoria histórica y el legado de la dictadura en la configuración de la derecha chilena. La UDI, en particular, mantiene un vínculo simbólico y político con el régimen de Pinochet, lo que influye en su agenda y en su visión del orden político. Este legado se traduce en una reticencia a condenar plenamente los abusos del pasado y en una insistencia en que las políticas neoliberales implementadas durante la dictadura fueron esenciales para el desarrollo económico del país.

En resumen, las diferencias entre las derechas radicales latinoamericanas y europeas son significativas y multifacéticas. La derecha chilena, representada por el Partido Republicano y la UDI, se distingue por su defensa del libre mercado, su postura conservadora en lo moral y político, y su rechazo al nativismo, optando en cambio por una política de inmigración pragmática. Estas características contrastan con las derechas radicales europeas, que tienden a ser más proteccionistas, nativistas y críticas de la globalización. Estas diferencias reflejan no solo contextos históricos y socioeconómicos distintos, sino también estrategias políticas adaptadas a las realidades y desafíos propios de cada región.

 

 

Fabián Bustamante Olguín.

Doctor en Sociología, Universidad Alberto Hurtado. Académico del Instituto de Ciencias Religiosas y Filosofía, Universidad Católica del Norte, Coquimbo.

Foto del avatar

Fabián Bustamante Olguín

Doctor en Sociología, Universidad Alberto Hurtado Magíster en Historia, Universidad de Santiago Académico del Instituto Ciencias Religiosas y Filosofía Universidad Católica del Norte, Sede Coquimbo

Related Posts

  1. El presunto apoyo a la «inmigración selectiva» de Kast y afines, se explica fundamentalmente porque la venezolana es funcional a ( y originada en ) los intereses norteamericanos, muy influyentes en ese sector : el colapso de Venezuela se debe principalmente a las sanciones USA , como lo demuestran Jeffrey Sachs, Mark Weisbrot, etc ( «Economic sanctions as collective punishment») o Francisco Rodríguez R., U de Colorado, EU( opositor a Maduro) :»Cómo las sanciones contribuyeron al colapso.» );y del consiguiente flujo masivo venezolano EU no ha recibido casi nada.

  2. Felipe Portales says:

    En efecto, la extrema derecha europea se manifiesta partidaria de mantener los rasgos fundamentales del Estado de bienestar europeo, ¡colocándose incluso más a la izquierda que nuestra «centro-izquierda» en este ámbito…

  3. La derecha chilena es una oligarquia rasca y sin transcendencia intelectual. No tiene proyecto de explotación propio. Desde la independencia solo se ha abocado a aplicar los modelos de dominación de los diferentes imperialismos a los que se ha afiliado a lo largo de la historia, sirviendo de correa de transmisión de dichos imperialismos, y contentándose con la mijagas que estos le dejan. Nunca será otra cosa.
    En lo que concierne la utilización del la amenaza que representaría la imigración en Europa, cabe destacar que es bastante sélectiva. Los malos son los negros y los árabes. Los refugiados y emigrantes eslavos (ucranios) han sido recibidos por millones y recibido todo tipo de ayudas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *