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Beso cuneteado

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Nada sabía del beso cuneteado. O lo sabía y no me acordaba. Los olvidos a esta edad son frecuentes, y pienso que así es mejor. A olvidarse de las guerras y el acabo de mundo, como lo presagian infinidad de científicos. La noticia sobre el aludido beso cuneteado, viene de Valparaíso. Un funcionario de esa región, perdió el control de sus labios pulposos y gozadores, y casi casi, besa en la boca a una colega. Esta forma de besar resulta ser insólita, pensé al principio. Cuando leí la información en el periódico, recurrí al diccionario de chilenismos. Día a día socorre mi ignorancia lingüística y amplía mi vocabulario. En él se dice que: “Se da en la mejilla y alcanza la comisura de los labios”. Casi un beso en la boca, que nos hace pensar en la intimidad de la relación entre dos personas. No tres. Al principio, imaginé que se trataba de un beso, el cual se da en la cuneta de un camino rural, mientras se contempla el paisaje. Observado sin malicia, el mentado beso tiene visos de romanticismo, el cual se ha perdido en nuestra época. Ahora, nadie le dice un poema a la amada y le obsequia chocolates. A cambio, le muestra el celular. También hay besos con lengua hasta la epiglotis, y para muchos, constituye una odiosa invasión bucal.

Hubo una época en que las madres advertían a las hijas, que si eran besadas en la boca, podían quedar embarazadas. Tiempo de terror cultural, que no se resolvía enjuagándose la boca o confesándose en la iglesia. La virginidad estaba en primer término, fuese real o imaginaria. Besar es tan antiguo, que nadie sabe cuál fue el primer beso de la historia. Sobre el tema, hay infinidad de referencias históricas. Las religiones se disputan este privilegio. Bien pudo haber sido Adán que besó a Eva en la boca y le habló de probar el fruto prohibido del árbol que se hallaba al centro del jardín del Edén. Sí, pues lo prohibido tiene mayor encanto que lo permitido.

El beso ha inspirado bellas canciones populares, obras de teatro, poemas, novelas y pinturas, donde el más famoso es el beso que le da Judas a Cristo. En nuestra época de estudiantes, un beso no consentido, no se hallaba penado con la cárcel. Ahora, quienes conocen los riesgos de tanta pasión invasora, prefieren dar abrazos apretados, mientras soban la espalda. Otros sinvergüenzas, toquetean con las rodillas las piernas de las mujeres, por debajo de la mesa, mientras beben una copa de vino. Siempre ha sido un misterio, cuanto sucede debajo de la mesa. ¿Cuál sería la reacción de alguien, si le besan la frente? En ciertas culturas orientales es la demostración de respeto e infinito amor. También si se besan los ojos. En nuestra cultura europeizada, nada se sabe de esto y a lo sumo, se besa la mano. Besar los pies, vendría a ser la mejor demostración de devoción y respeto hacia una persona. Ahondar en los besos en esta crónica cuneteada, nos llevaría a ejemplos ajenos a las buenas costumbres. La boca, quizá sea el órgano más pecador de nuestro cuerpo, al comer, hablar, escupir y dar besos a lo largo de la geografía humana. Su versatilidad es prodigiosa. Entonces, queridos feligreses de América, desde México al sur, amantes de la moral occidental cristiana o atea, quedémonos con los besos cuneteados. Nada de ósculos, para evitar malos entendidos.

 

Walter Garib




 

 



Walter Garib

Escritor

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