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Empleo: ¿avance o deterioro?

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La encuesta del INE sobre ocupación en marzo-mayo, publicada el 28 de junio, registró un aumento del empleo de 3,3% anual, a comparar con el 3,7% en el trimestre móvil anterior. Se produjo un aumento desestacionalizado de 0,1% en la creación de empleo respecto al trimestre móvil previo y de 1,7% respecto al último trimestre de 2023. Estas siguen siendo buenas cifras. No obstante, de los 297 mil empleos adicionales creados en un año, unos 157 mil fueron informales.

Los datos administrativos sobre el empleo formal que paga cotizaciones, que no son una estimación a través de una encuesta sino un dato directo, se publican con dos meses de rezago respecto a la encuesta de empleo del INE. La estadística más reciente registrada por la Superintendencia de Pensiones revela que en el primer trimestre de 2024 se produjo un caída anual del empleo formal de 0,7%, unos 48,7 mil puestos de trabajo menos. Esto indica que se está produciendo en la coyuntura un mayor dinamismo de creación de empleos en el sector informal de la economía que en el sector formal.

 

No obstante, las personas ocupadas informales representaron en el primer trimestre, siempre según la encuesta de empleo del INE, un 28,1% y en marzo-mayo un 28,2% del empleo total. Esta tasa alcanzaba un 29,1% en el trimestre previo a la pandemia en 2020. Los empleos informales disminuyeron en la pandemia, pues fueron los primeros afectados, y luego se recuperaron al normalizarse parcialmente el mercado de trabajo. Pero cabe recalcar que la informalidad es hoy inferior a la existente antes de la crisis del COVID-19.

Por su parte, como consecuencia de un aumento de la fuerza de trabajo de 3,1% en marzo-mayo, inferior a la del empleo, la tasa de desocupación alcanzó un 8,3% de la fuerza de trabajo, una leve caída respecto al 8,5% del mismo trimestre del año pasado. Si los datos se corrigen de las variaciones estacionales, la tasa de desocupación pasó de 8,9% de la fuerza de trabajo en el cuarto trimestre de 2023 a 8,3% en febrero-abril.

 

La tasa de desocupación había registrado un 7,0% de la fuerza de trabajo en 2019, antes de la crisis social y de la pandemia. Acercarse al pleno empleo supone al menos bajar del umbral de 5%. El empleo no ha crecido al mismo ritmo del PIB y su recuperación no ha sido aún suficiente para volver a una tasa de desocupación como la existente antes de la pandemia.

 

A su vez, en marzo-mayo la tasa de ocupación de la población en edad de trabajar (el total de ocupados en relación a la población de 15 años y más) alcanzó a un 57,0%, a comparar con el 56,7% en el cuarto trimestre de 2023 y el 58,2% antes de la pandemia. Persiste un rezago significativo que abarca a un 1,2% de los mayores de 15 años, un déficit de 196 mil personas. Si se mantienen las tasas de creación de empleo actuales durante un año, lo que no es fácil, ese rezago podría absorberse. Un hecho a destacar es que la tasa de ocupación de las mujeres, que sigue siendo inferior a la masculina, alcanzó un 47,9% y está próxima a recuperarse respecto a los niveles anteriores a la pandemia.

 

Estos datos muestran tendencias buenas y otras regulares, lo que no impide a un diario de la plaza titular el 29 de junio: «Deterioro del mercado laboral: mujeres siguen siendo las principales afectadas con el aumento del empleo informal». En ningún país normal un crecimiento de 3,3% anual del empleo, unas 297 mil personas adicionales, y una disminución de la tasa de desempleo, serían calificados de «deterioro». Tampoco es necesariamente una mala noticia que más mujeres encuentren un trabajo y recuperen una tasa de participación en el empleo como la existente antes de la pandemia, sin perjuicio de que sería mucho mejor que esos puestos de trabajo fueran formales o se formalizaran a la brevedad. Esto supone una Dirección del Trabajo mucho más fuerte, no más débil o no sujeta a la autoridad de gobierno, como quiere la oposición, que también quiere debilitar el Servicio de Impuestos Internos. Es la mala fe manifiesta del militantismo conservador, cuyo fin es atacar al gobierno y, de paso, proteger los intereses de los que no cumplen con la ley en materia de formalización del empleo y de pago de impuestos.

 

Los opositores afirman de manera equivocada, por otro lado, que la creación de empleo se concentraría en la administración pública. Según la encuesta del INE de marzo-mayo, se crearon ahí 88 mil puestos de trabajo en un año, un 29,6% del total. Más de dos tercios de los empleos se crearon, por tanto, fuera del sector público.

 

En suma, no hay un «deterioro» del mercado de trabajo, sino una resiliencia del empleo frente a la política ultra restrictiva del Banco Central y todavía muchos avances por lograr. Esto supone, en especial, que sigan bajando las tasas de interés de política monetaria y aumente la demanda agregada para dinamizar la creación de empleo formal, especialmente en las pymes y la construcción.

 

Gonzalo Martner

 

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