Otra vez la prepotencia de la CMPC: enclave decimonónico en el siglo XXI
Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 56 segundos
Las declaraciones que realizó esta semana el presidente de la CMPC, Luis Felipe Gazitúa, se enmarcan en este espíritu de soberbia y prepotencia. No lo dijo, pero esbozó, deslizó aquello muy sentido pero no declarado sobre los dueños de Chile. «Cuando nosotros invertimos fuera de Chile, yo tengo la ventaja de comparar, y hay una cosa que uno percibe en otros países latinoamericanos: en las autoridades públicas existe el convencimiento de que la industria privada es un factor de desarrollo», afirmó Gazitúa, añadiendo que en el rubro forestal “nosotros no tenemos proyectos en Chile, porque no se pueden hacer proyectos en Chile”. Nada muy nuevo.
De todos los grandes consorcios económicos nacionales el grupo Matte es el fiel depositario de todos aquellas gallardías propias de la oligarquía chilena atesoradas durante los últimos dos siglos. Matte, a diferencia del pragmatismo comercial, financiero y político de los grupos económicos creados y amasados por inmigrantes tardíos, mantiene trazos propios del siglo XIX, claro que muy bien encubiertos bajo las políticas neoliberales y globalizadoras del XXI. Es la más vieja raigambre, enclavada desde los orígenes de la historia nacional en un espacio difuso y corrupto que se ha extendido desde los negocios al mismo corazón del Estado chileno. Un espacio nuclear y compacto, compuesto por unas pocas familias endogámicas, por la cual ha transitado de forma más o menos intacta un tipo de pensamiento que ha caracterizado a la clase dominante chilena durante estas centurias. Familias ultracatólicas y conservadoras en lo cultural y en lo político, no han escatimado ni gastos ni conspiraciones para mantener a punta de pistola y tanques el país que sus antepasados conquistaron y el orden que tanto les ha beneficiado. El rol que esta familia jugó durante la desestabilización del gobierno de Salvador Allende y el golpe de Estado a través de la campaña de la Papelera (CMPC) y El Mercurio, ha quedado como una evidencia del modo de acomodo y existencia en la sociedad e historia chilena de esta familia, así como su participación en el gobierno de la posterior dictadura militar. Como muestra viviente, Patricia Matte, una de las figuras de este linaje, fue una destacada funcionaria del gobierno de Augusto Pinochet.
Un poco de historia
Ya en los albores del siglo XIX aparece la familia Matte como una de las dueñas del país. Uno de los primeros y conspicuos miembros fue Domingo Matte Mesías, terrateniente, banquero y político vinculado al partido monttvarista de mediados del XIX, junto a figuras como Cornelio Saavedra, Agustín Edwards McClure y Rafael Sotomayor. Fue diputado en dos ocasiones, por Valdivia y Santiago.
Unos de sus hijos, el abogado Eduardo Matte Pérez, defensor de las grandes corporaciones de la época y destacado político, pasó a la historia por una de sus locuciones, la que resume muy bien el espíritu oligárquico presente hasta nuestros días. Eduardo Matte, que fue diputado, senador y ministro en los gobiernos de Balmaceda y Jorge Montt, dijo, con meridiana claridad, que «los dueños de Chile somos nosotros, los dueños del capital y del suelo; lo demás es masa influenciable y vendible; ella no pesa ni como opinión ni como prestigio». Cuando en pleno siglo XXI oímos a las futuras generaciones Matte repetir más o menos lo mismo, vemos que la historia no parece evolucionar por ciertas élites en estas tierras.
Pero los orígenes del clan como tal datan de las primeras décadas del siglo pasado, cuando Luis Matte Larraín fundó la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, hoy la CMPC, empresa que durante el siglo pasado fue uno de los mayores y más poderosos conglomerados económicos nacionales. Un sobrino del fundador, Eliodoro Matte Ossa, entró en 1961 al directorio de la CMPC invitado por Arturo Matte Larraín y por el presidente empresario de entonces, Jorge Alessandri Rodríguez. Eliodoro Matte Ossa no sólo fue director de la Papelera, sino que ya ampliaba sus negocios hacia otros rubros: corredor de la bolsa, presidente de Cemento Melón y del entonces Banco Sudamericano.
Eliodoro y el golpe de 1973
Hacia 1976, ya tras el golpe de Estado, asume el directorio de la CMPC su hijo, Eliodoro Matte Larraín, ingeniero comercial de la Universidad Católica con un MBA en la Universidad de Chicago. A partir de entonces, y bajo el alero de la dictadura, todo es expansión. En 1981 Eliodoro asumió la gerencia general de la CMPC y controlaba sus inversiones en las áreas financiera (Banco Bice) y forestal (Mininco). Un tiempo más tarde y tras el proceso de privatizaciones ingresaría en los sectores energético (Colbún) –que conduce su hermano Bernardo- portuario y telecomunicaciones (Entel). Patricia, socióloga de la Universidad Católica, formaba parte del staff de la dictadura en lo que entonces se llamó Odeplán. La vieja trenza oligárquica que combinaba negocios, política y Estado, marchaba otra vez a la perfección.
Un perfil del heredero lo trazó hace años el economista Hugo Fazio en el ya clásico “El Mapa Actual de la Extrema Riqueza”. “Eliodoro Matte tiene una activa presencia pública, expresando los intereses del gran empresariado, como presidente del Centro de Estudios Públicos (CEP). También ha ocupado cargos directivos en la Corporación de la Madera y en la Sofofa. Su hermano Bernardo Matte por mucho tiempo se constituyó en uno de los pilares de la carrera política de Andrés Allamand. Su relación se inició en el colegio Saint George donde militaban en la Juventud Nacional; también fue líder de la Secretaría Nacional de la Juventud durante el régimen de Pinochet y militó en Renovación Nacional hasta 1992”. La familia es activa mecenas de organismos conservadores católicos y neoliberales. Eliodoro ha formado parte del directorio de la Universidad Finis Terrae, ligada a Legionarios de Cristo, Patricia participa del ultraconservador Instituto Libertad y Desarrollo, cuyo consejo compartió con los ex ministros de Pinochet, Carlos Cáceres, Hernán Felipe Errázuriz y Hernán Büchi, del consejo asesor de Canal 13 y hoy preside a sus 80 años la Sociedad de Instrucción Primaria. Su hijo Bernardo Larraín Matte, que preside Colbún, fue presidente de la Sofofa hasta el 2020.
Concentran el poder y el capital. El patrimonio de esta familia lo ha llevado en diversas ocasiones a integrar los primeros lugares del grupo de los multimillonarios del mundo del ranking Forbes. Tanto, que hacia finales del 2014 era el tercer grupo empresarial chileno (tras Luksic y Cencosud) con un patrimonio de más de 3.700 millones de dólares.
Con esta portentosa posición económica y política, la influencia que ejerce este grupo sobre los poderes del Estado, los medios de comunicación y los actores privados queda expresada en diversos procesos y eventos que hoy salen a la luz pública. Desde sus posiciones en el sector forestal y la industria de pulpa de celulosa, emplazados en territorio mapuche, los Matte, a través de sus enclaves ideológicos y su cercanía con los partidos en el poder, tienen y han tenido una importante responsabilidad en la dirección que han tomado las políticas del Estado chileno en esa zona. Las declaraciones del presidente de la CMPC expresan esta prepotencia.
Paul Walder
Patricio Serendero says:
El Sr. Gacitúa dice: “nosotros no tenemos proyectos en Chile, porque no se pueden hacer proyectos en Chile». Si no se pueden hacer proyectos en Chile -para ganar dinero se entiende – díganos como fue posible acumular toda esa riqueza precisamente en Chile? . Ricos y soberbios, pero mediocres intelectualmente tal como sus empleados. No necesitan estudiar y ser mejores. El Estado es de ellos.
Con esta clase dominante, Chile puede seguir siendo país del Tercer Mundo otros doscientos años más.