Liberalismo social y neoliberalismo
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El liberalismo en sus distintas corrientes ha sido el pensamiento más influyente en la política, economía, educación y cultura en nuestro país, desde la Independencia. Actualmente, la mayoría de las publicaciones nacionales actuales se refieren al liberalismo del siglo XIX y al pensamiento de Hayek. Este nuevo libro de Jorge Vergara y Alan Martin, investigadores de la Universidad de Chile, presenta un panorama más amplio, constituye pues abarca las corrientes y los principales autores liberales del siglo XIX y XX.
El prologuista destaca que “Se analizan en él, además del pensamiento político de John Dewey y Friedrich Hayek, mucho más que como antecedentes, las ideas políticas y educativas de Herbert Spencer y John Stuart Mill. De verdad, este libro es un análisis teórico y político de gran nivel de buena parte del pensamiento liberal de los siglos XIX y XX” (Ruiz Schneider, C., p. 11).
Esta obra constituye no solo una exposición de las ideas principales de Dewey y Hayek en el contexto sociohistórico en que surgieron, sino que contiene una interpretación de las principales corrientes liberales del período. Sus autores habían publicado otro libro, Pensar a educación desde Friedman a Dewey, también en Editorial Universitaria, que comprende un análisis interpretativo sobre teorías de la educación en el siglo XX, centrado en el pensamiento de Dewey, Hayek y Friedman. Ahora profundizan el análisis sobre estos dos liberales que han sido los más relevantes del siglo XX en Chile incorporando su concepción del conocimiento, del hombre, la sociedad y el mercado.
Su interés no reside solo en la historia del pensamiento liberal, sino que proporciona al lector conceptos centrales de estos autores. Los autores han procurado exponer de modo claro, preciso y fluido de modo que el libro pueda ser interesante no solo a los especialistas, sino también a los estudiantes y al público general.
Debemos a Dewey el concepto de la democracia como una forma de vida y no solo un sistema electoral. Es decir que debiera estar presente en nuestras instituciones sociales, culturales y educativas. Asimismo, los aportes de Dewey en la educación son reconocidos ampliamente. La concibió como formación integral de ciudadanos reflexivos que han desarrollado sus capacidades, especialmente de análisis y crítica, así como de colaboración para aportar a los problemas comunes. Difiere del radical economicismo de Hayek que, como sabemos, ha permeado especialmente a los sectores de poder en nuestra sociedad y ha transformado su cultura política, minimizando los derechos humanos, exaltando el individualismo, el mercado y el poder empresarial negando la justicia social y la solidaridad. A través de Jaime Guzmán se convirtió en la principal ideología de la Constitución de 1980.
En las Reflexiones Finales del libro se aclara que estos dos liberalismos son diferentes y contrapuestos “porque interpretan coherentemente la realidad humana y social desde perspectivas divergentes: la democracia y el mercado” (p. 160). Ambos afirman a la libertad, pero difieren en su concepción. Hayek la ve como libertad negativa, ausencia de coerción del Estado y de poderosos grupos. Dewey enfatiza la dimensión positiva de la libertad : la capacidad de actuar y de desarrollar las capacidades de cada uno, es decir de potenciar su personalidad. Hayek dice que el individuo está determinado por las condiciones socioeconómicas, pero Dewey afirma la necesidad de desarrollar su autonomía frente a las principales instituciones: el Estado, el mercado y las grandes corporaciones. Ambos autores proponen orientar la sociedad hacia una utopía. La de Hayek es instaurar una sociedad regida completamente por el mercado y las tradiciones, en cambio “Dewey buscaba convertir la sociedad actual en una Gran Comunidad y hacer de la democracia su forma de vida en la cual el sistema institucional fuera también democrático” (p. 160).
“Esta diferencia de perspectivas (desde la democracia y el mercado) se fundamenta a su vez en concepciones distintas de la racionalidad surgidas de interpretaciones divergentes sobre la modernidad” (p. 161). Se muestra que el pensamiento de Hayek es una versión economicista de la interpretación de Weber sobre la sociedad moderna caracterizada por el predominio de la racionalidad formal o instrumental. “Su noción de libertad supone que todas las relaciones sociales se rijan únicamente por la racionalidad formal. La política desaparece con la formalización total de las relaciones sociales al totalitarismo de la racionalidad formal” (Lechner, 2007, p.178). “La razón formal o instrumental, la economicista y la tecnológica se guían por los criterios del cálculo de utilidad, competencia, eficacia y conservación del orden sociopolítico vigente” (p. 163).
Sin embargo, existe otra racionalidad humanista y crítica que precedió a la formal que no la niega, sino que propone subordinarla a la afirmación de la vida, al autodesarrollo de las personas y la racionalidad democrática. El pensamiento de Dewey es quizá la mejor forma que ha asumido el liberalismo humanista y crítico.
Lechner, N, (2007). El pensamiento neoconservador en Obras escogidas 2. Santiago: Ed. Lom
Jorge Vergara, Doctor en filosofía por la Universidad de París 8