Economía y Mercados en Marcha

Consecuencias económicas de la guerra

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La guerra entre Ucrania y Rusia está lejos de ser una mera confrontación entre dos países fronterizos que, como suele suceder en estos casos, genera obvios desajustes, problemas y tensiones para los contendores y/o sobre otros actores internacionales cercanos, pero con la expectativa de todos de que estos inconvenientes se desdibujarán una vez que el conflicto se termine. Lejos de eso, las consecuencias de esta guerra parecen encaminadas a modificar en forma permanente y profunda al conjunto del sistema económico mundial, sobre todo en la medida que hace madurar conflictos que estaban germinando desde hace varios años atrás.

El Dr. Gao Bai, de la Universidad de Duke, ha escrito un reciente artículo en el cual pasa revista a muchas de estas consecuencias, entre las cuales podemos plantear sintéticamente las siguientes:

En primer lugar, las sanciones a Rusia y las disputas comerciales con China, sumándose al bloqueo comercial a Irán, llevan a los países del Sur a plantearse que la seguridad de acceso al mercado internacional no depende ya solo de la tenencia de dólares, sino también de la posibilidad de verse o no sancionados por sus cercanías políticas o comerciales con algunos de los países no gratos a los ojos de Estados Unidos o de Europa. Todo ello acelera las tendencias a desdolarizar la economía mundial, aun cuando llevar eso a la práctica esté todavía lejano. Pero la “militarización del dólar” lleva desde a muchos países a buscar refugio en otras monedas o en otros activos distintos al dólar, lo cual conduce a que la demanda y el valor de esa divisa disminuya en los mercados financieros internacionales.  Hay que sumar a todo lo anterior que Suiza renunció en estas coyunturas a su legendaria neutralidad, congelando depósitos rusos, lo cual ha provocado una gran salida de capitales de ese país.

Rusia ha respondido a esas sanciones obligando a los países europeos que todavía le compran gas y petróleo, que no son pocos, a pagar sus cuentas en rubros, lo cual conduce a las empresas importadoras a disponer de dólares para comprar rubros y mantener ambas monedas en la banca rusa.

Otra esfera donde se producen grandes cambios estructurales es en el mercado energético mundial, en la medida que las sanciones a Rusia le han cerrado parte del mercado europeo del gas y del petróleo, llevando a ese país a volcarse hacia el mercado de Asia, fortaleciendo sus vínculos con China, con India y con Turquía, que son países altamente demandadores de ese petróleo y de ese gas. Arabia Saudita, que tenía antaño convenios con USA para vender su petróleo en dólares y fundamentalmente a Estados Unidos, para comprar con ello altas dosis de armamento, se aleja de esa doctrina y busca participar en el mercado chino, a cambio de los bienes que pueda necesitar para su propio desarrollo económico. Se acerca así a una política de petróleo por desarrollo, y se aleja de su política anterior de petróleo por seguridad. La eventual incorporación de Arabia Saudita al grupo de países BRICS, llevaría a que en este grupo de se ubiquen Rusia, Irán, Nigeria y Arabia Saudita, lo cual le daría a ese bloque un alto poder en el mercado energético, en el caso de que logren un mayor grado de unificación de sus políticas.

La imposición a las empresas norteamericanas en el sentido de mantener un cerco o una restricción tecnológica con Rusia, impidiéndoles comercializar una serie de bienes de alta tecnología, sobre todo de aquellos con algún grado de uso militar, ha llevado a que muchas empresas norteamericanas han debido abandonar el territorio ruso o dejar de comerciar con dicho país.  Frente a esa circunstancia, otros países y empresas concurren crecientemente al mercado ruso para suplir esa demanda, ya sea por provenir de países ajenos al boicot, o por hacerse de ese comercio a través de operaciones de contrabando o de triangulaciones internacionales muy difíciles de controlar a través de las extensas fronteras de Rusia y de sus países vecinos. Se genera así una redefinición y relocalización de las cadenas de valor y de suministros, un nuevo concepto de la libertad de comercio, una nueva división internacional del trabajo y un cambio de las ofertas y demandas en el mercado internacional.

Para terminar esta necesariamente breve narración de las consecuencias económicas de la guerra, hay que agregar que han aumentado en forma exponencial los gastos militares de las principales potencias mundiales, con lo cual las políticas sociales y en favor del desarrollo pierden fuerza y vigencia. También se producen trastornos en el mercado mundial de alimentos, con lo cual se perjudica a grandes contingentes humanos que componen hoy en día la pobreza internacional.

Se ve muy difícil que todas estas fuerzas y tendencias vuelvan a su cauce anterior con el eventual término de la guerra entre Rusia y Ucrania. Todo parece indicar que tendremos por delante un mundo diferente al que dejamos a nuestras espaldas.

 

Sergio Arancibia

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Sergio Arancibia

Economista

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  1. Patricio Serendero says:

    Pareciera ser que la «desdolarización» no es tan lejana como parece. Arabia Saudita, no renovando un viejo pacto con EEUU deja de vender petróleo en dólares. Es el fin del «petrodolar», un fuerte soporte de la moneda estadounidense. China, Japón y otros venden los bonos del Tesoro de EEUU. Bonos que ahora Araubia Saudita no comprará al vender su petróleo. Bonos de un «tesoro» cada vez más pobre. Comenzando con Rusia y China, más y más países asiáticos comercian en otras monedas y no en dólares. Las sanciones de EEUU solo encarecen los productos al consumidor final, como acontecerá ahora con los autos eléctricos chinos. Lo que supondrá que muchos países – no solo los sancionados – buscarán evitar comerciar con el mundo que usa dólares. Todos factores de una menor demanda -obligada muchas veces- por la moneda verde. Y por último, pero fundamental, los BRICS con toda seguridad pondrán en marcha este año su moneda Unic para los intercambios comerciales.

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