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La Conferencia Episcopal de Chile gira hacia el Norte

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El reciente nombramiento de don René Rebolledo, arzobispo de La Serena, e Ignacio Ducasse, arzobispo de Antofagasta, como presidente y vicepresidente respectivamente de la Conferencia Episcopal de Chile, pone al norte del país en el centro de esta importante instancia del episcopado nacional. Este hecho no solo es relevante para la Iglesia, sino también para el norte de Chile, ya que permite conectar las realidades pastorales, sociales, político-regionales y económicas de una región que, por su condición geográfica, ha quedado un tanto desconectada del centro y sur del país.

Encabezar esta iniciativa, que ya se apronta a celebrar 67 años en el caminar de la Iglesia por estas tierras, no es una tarea menor ni sencilla. La Conferencia Episcopal chilena posee una larga tradición de compromiso social, defensa de Derechos Humanos y abordaje de temas relevantes para la convivencia nacional. Esta ha sido liderada por pastores como monseñor José María Caro, Cardenal Silva Henríquez, Carlos González, y Fernando Ariztía, por nombrar algunos de los más reconocidos. Ha convivido con gobiernos de las más diversas orientaciones ideológicas, y ha pasado por dictaduras militares y momentos de mucha tensión en el país, como atentados, terremotos, desastres naturales y crisis económicas.

El contexto socio-cultural actual es complejo, marcado por una crisis de credibilidad y participación en las instituciones, y un proceso de “secularización” que pone al margen a las confesiones religiosas. Además, tampoco es una tarea sencilla hacia su interior, ya que la Conferencia Episcopal ha vivido y sigue viviendo tensiones entre obispos progresistas y conservadores, así como casos de abuso sexual de sacerdotes.

La Conferencia Episcopal es una de las instancias religiosas y civiles más relevantes del país. Presidirla implica asumir una perspectiva de liderazgo político que busca el bien común tanto para los creyentes católicos, de otras confesiones, como para los no creyentes. Su labor evangelizadora pone en evidencia la dimensión social del compromiso creyente. Lo que orienten o inspiren al interior de la Iglesia debe tener repercusiones en la sociedad, y lo que acontece en la sociedad impacta su reflexión y comprensión de la experiencia creyente.

En este caso, ambos arzobispos podrán mirar la labor local con una perspectiva nacional, y lo nacional con una perspectiva territorial. Es una oportunidad para poner los temas del norte en la conversación y la acción de la Iglesia nacional. Temas como la sequía, la migración, la explotación y situación del mundo de la minería y de la pesca, el respectivo daño al medio ambiente, las necesidades de los pueblos originarios del norte y la religiosidad popular, por nombrar algunos, podrán visibilizarse desde su ejercicio pastoral.

La importancia de que dos arzobispos del norte estén al mando de la Conferencia Episcopal de Chile no puede subestimarse. Esta posición les permite resaltar y abordar los desafíos específicos que enfrenta el norte del país. La región ha sido históricamente un motor económico debido a su riqueza en recursos naturales como la minería y la pesca, pero también ha enfrentado problemas graves como la sequía, la contaminación ambiental y las dificultades asociadas a la migración. Estos problemas, que los arzobispos Rebolledo y Ducasse conocen bien, ahora pueden ser abordados con una mayor resonancia a nivel nacional.

La sequía, por ejemplo, ha sido un problema persistente que afecta tanto la agricultura como el abastecimiento de agua para la población. Los arzobispos pueden abogar por políticas y medidas más efectivas para mitigar este problema, impulsando un diálogo entre las autoridades locales y nacionales, así como con la comunidad internacional. La migración, otro tema crítico, ha generado tensiones sociales y desafíos logísticos en las ciudades del norte, que reciben un flujo constante de migrantes en busca de mejores oportunidades. La Iglesia, bajo la dirección de estos líderes, puede desempeñar un papel crucial en la promoción de la integración y la ayuda humanitaria, así como en la defensa de los derechos de los migrantes.

En cuanto a la minería y la pesca, sectores clave para la economía del norte, es fundamental encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente. La explotación minera, aunque beneficiosa económicamente, ha causado daños ambientales significativos, y la pesca enfrenta problemas de sobreexplotación. Los arzobispos, desde su posición de liderazgo, pueden fomentar un diálogo constructivo entre las empresas, el gobierno y las comunidades afectadas para promover prácticas más sostenibles y responsables.

La situación de los pueblos originarios del norte también merece una atención especial. Estos grupos han sufrido históricamente de marginación y falta de reconocimiento. La Iglesia puede jugar un papel vital en la promoción de sus derechos y en la preservación de sus culturas y tradiciones. La religiosidad popular, que es una parte integral de la identidad cultural del norte, también puede ser valorada y celebrada, fortaleciendo así el sentido de comunidad y pertenencia.

Además, el nombramiento de Rebolledo y Ducasse subraya la necesidad de reindustrialización en el norte. La región necesita diversificar su economía y desarrollar industrias que generen empleo y reduzcan la dependencia de sectores específicos. La Iglesia puede ser un catalizador para promover iniciativas que fomenten la creación de nuevas industrias y la innovación tecnológica, contribuyendo al desarrollo económico y social sostenible de la región.

En este sentido, la Conferencia Episcopal no solo tiene un papel religioso, sino también un rol social y político importante. La Iglesia puede ser una voz poderosa en la defensa de los derechos humanos y en la promoción de la justicia social. Bajo la dirección de Rebolledo y Ducasse, la Conferencia Episcopal puede trabajar para fortalecer la cohesión social, abogar por políticas públicas justas y equitativas, y ser un puente entre diferentes sectores de la sociedad.

El liderazgo de Rebolledo y Ducasse en la Conferencia Episcopal representa una oportunidad única para abordar los desafíos del norte de Chile desde una perspectiva integrada que combina la fe y la acción social. Que Jesús de Nazaret, modelo del Buen Pastor, los inspire y acompañe en esta importante tarea. Con su liderazgo, la Iglesia puede contribuir significativamente al bienestar y desarrollo de la región, promoviendo una sociedad más justa, inclusiva y solidaria.

 

Alejandro Cerda. Director del Departamento de Teología de la Universidad Católica del Norte, Coquimbo.

Fabián Bustamante Olguín. Académico del Instituto de Ciencias Religiosas y Políticas de la Universidad Católica del Norte, Coquimbo.

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  1. Felipe Portales says:

    Mientras la Conferencia Episcopal no aborde seriamente la verdad, justicia y reparación a los miles de niños y niñas chilenas víctimas de la pedofilia eclesial, no recuperará su autoridad moral para referirse a temas públicos y menos a los vinculados a derechos humanos fundamentales.

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