Actividad económica: Banco Central confirma un crecimiento de 1,9% en el primer trimestre
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El PIB trimestral que calcula el Banco Central, corregido de efectos estacionales y comparado con el trimestre anterior, registró un crecimiento de 1,9%. Respecto al mismo trimestre del año pasado, creció en 2,3%, en el rango de las previsiones para el año 2024.
Por el lado de la oferta, siempre en términos desestacionalizados, la aceleración del crecimiento del PIB se sustentó en las actividades de minería, comercio, transporte y servicios empresariales.
Por el lado de la demanda, su principal componente, el consumo de los hogares, creció en un 1,1%, con cifras desestacionalizadas respecto al trimestre previo. El consumo de gobierno lo hizo en 4,7%, contribuyendo a salir del marasmo de 2023. Las variaciones de existencias fueron positivas en términos desestacionalizados. En cambio, la formación bruta de capital fijo se redujo en -0,1%, con la construcción cayendo en -0,3%. Las exportaciones crecieron en 1,9%, menos que las importaciones, que lo hicieron en 2,1%. El sector externo no contribuyó al crecimiento en términos netos. La balanza en cuenta corriente tuvo solo un pequeño déficit de -0,2% del PIB, una notoria mejoría respecto a los dos años previos.
La interrogante que permanece es si se podrá salir de la secuencia de «desborde de la demanda» de 2020-21, que a la postre produjo buenos resultados comparativos en materia de crecimiento, y luego de «ajuste ultra- ortodoxo«, con resultados todavía buenos en 2022 y de estancamiento en 2023.
Se supone que el ajuste monetario y fiscal extremo de 2022 era necesario para corregir los desequilibrios inflacionarios y de la cuenta corriente de la etapa previa, y preparar una nueva etapa expansiva. Esto es bastante discutible, dado el origen básicamente externo del brote inflacionario y el fin de los mecanismos que propulsaron por una vez el aumento de la demanda interna y de las importaciones en 2021. Chile tuvo en 2019-2021 un desempeño equivalente al del mundo, uno más bajo en 2022 y uno mucho más bajo en 2023, superado, además, por el promedio de América Latina y el Caribe.
Para revertir esta situación coyuntural, el Banco Central debiera acelerar la baja de la tasa de interés de política monetaria, aún excesivamente alta. Alcanzó a 11,25% en 2022 y parte de 2023 y desde abril de 2024, luego de rebajas sucesivas, se sitúa en 6,5%. Esto es especialmente relevante para el sector de la construcción y para las pymes, que se encuentran entre los más afectados por la política monetaria restrictiva vigente. Junto a la baja ejecución de la inversión pública, esto llevó a la economía chilena al estancamiento y a un mal desempeño comparativo en 2023.