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Cuando producir más y barato es malo para la economía

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Hasta hace poco tiempo el fenómeno de la globalización ha caracterizado los intercambios comerciales, políticos y culturales en el mundo. Esa progresiva interacción e integración económica, acentuada por la liberalización de los mercados financieros y el desarrollo de las nuevas tecnologías informáticas y de redes entre otros. A ella se le cantaban loas por representar un progreso mundial indiscutible. Sin embargo las nuevas realidades geopolíticas de un mundo multipolar donde hay más y mejores competidores en el comercio, la industria, la investigación y la tecnología, le hacen temblar sus cimientos. Hoy, para algunos la globalización esa de mercados libres y abiertos ha pasado a convertirse en un proteccionismo puro y duro. Lo opuesto de lo que fue hasta ahora.

Un par de hechos recientes grafican entre otros este fenómeno. El primero es la visita en Abril de la Secretaria del Tesoro de EEUU Jeanette Yellen a China[i]. Un ejemplo magnífico además de los cambios en la geopolítica y economía mundial. La señora Yellen ha ido a decirle a los altos dirigentes chinos que EEUU está muy preocupado por su sobre capacidad de producción y los precios baratos de sus productos, particularmente de los automóviles, los paneles solares y las baterías. Exportaciones que tienen que frenarlas. Preocupada también porque los hogares chinos consumen poco y los inversionistas invierten mucho. Y más aún, muy preocupada por la ayuda económica que el gobierno chino presta a sus empresas para desarrollar sus proyectos. Pero dijo más también a la prensa: «»China es ahora simplemente demasiado grande para que el resto del mundo absorba esta enorme capacidad». “Las medidas adoptadas hoy por la República Popular China pueden modificar los precios mundiales. Y cuando el mercado global se ve inundado de productos chinos artificialmente baratos, la viabilidad de las empresas estadounidenses y extranjeras se pone en duda”.

Desde luego, Yellen hacía con esto un reconocimiento explícito que la economía china está dominando los mercados mundiales. Y que en las condiciones actuales es muy difícil competir con ella. Sus declaraciones entran en contradicción flagrante con la teoría económica más elemental. Producir más es malo. Y vender barato lo que se produce es también malo. Como es igualmente malo ayudar a las empresas nacionales en sus proyectos de inversión. ¿Quiere decir esto entonces que la competencia y el mercado libre que se defiende, no es para premiar a los más eficientes y castigar a los ineficientes? ¿Esa famosa «mano invisible» de la que hablaban los economistas clásicos del Capitalismo? ¿Esa que conseguiría que la sociedad funcione bien porque está constantemente reduciendo costos, optimizando la utilización de recursos y mejorando como consecuencia final la vida de todos? ¿Quiere decir eso igualmente que aumentar la capacidad instalada de las empresas y con ello la producción no sirve para producir y vender más barato? (se recordarán eso del «más barato por docena»). La capacidad instalada china en algunas industrias es simplemente descomunal, lo que se refleja en enormes volúmenes de producción. Consiguen así vender más barato porque reducen los costos fijos en términos relativos por unidad producida[ii].  ¿No es eso que se enseña en las escuelas de economía de todo el mundo como algo deseable? Justamente eso es lo que han hecho las empresas chinas. Producir gigantescas cantidades de buenos productos lo que permite vender a precios muy bajos. Y todavía ganan dinero.

El Vice-ministro He Lifeng que conversaba con Yellen, a propósito de mercado libre «instó a Washington a no politizar las cuestiones económicas y comerciales ni a extender demasiado el concepto de seguridad nacional, sino a adherirse a las normas básicas de la economía de mercado de competencia leal y cooperación abierta”. Qué dura lección que le da un comunista a una capitalista sobre principios básicos de economía.




Para la señora Yellen y su país, cuando a sus empresas les va mal en sus intercambios comerciales con empresas de otros países, declaran de inmediato que esto constituye un problema de «Seguridad Nacional». No hay negocio en el mundo que EEUU no apoye con sus soldados. Politizan el comercio internacional. Su diplomacia es de tipo comercial-militar. Basada en amenazas con sanciones de todo tipo cuando la cosa se ve negativa. Restricciones, prohibiciones, tasas aduaneras, inclusión en una lista como país terrorista, confiscación de activos entre muchas otras. Además de otras actividades ya no tan santas, como la intervención electoral o los golpes de Estado para crear ambientes más favorables a los intereses de sus multinacionales.

Por ejemplo en esta visita a China, Yellen amenazó las empresas chinas que apoyaran Rusia en la guerra con Ucrania con «sufrir graves consecuencias» por esto[iii]. Algo semejante ocurrió cuando EEUU mantuvo retenida varios días a la hija del dueño de la multinacional china Huawei de telefonía celular prohibiendo a esta empresa vender en EEUU sus teléfonos celulares.

Las reglas por las que EEUU entiende deben dirigirse las relaciones mundiales no son otras que aquellas que clasifican  países y empresas como buenos o malos, de acuerdo con los intereses de sus multinacionales en lo económico y de su gobierno en los asuntos geopolíticos. A los malos se aplican sanciones de todo tipo y en distintos grados. Las sanciones pasan a ser así otros medios legítimos de obtener ventajas en el comercio mundial.

No solo la señora Yellen y su gobierno se quejan del funcionamiento de la economía china. También lo hacen los economistas del neoliberalismo de los países del llamado Occidente[iv]. Estos le recomiendan por ejemplo a China de que se debe aumentar el consumo doméstico. Porque como es posible que esa gente no consuma más, necesite o no tal o cual producto, puesto que esto es lo que asegura que la economía funcione?.

Le critican además lo mal que ha andado la construcción, creando enormes problemas como la falencia de la más grande de sus empresas constructoras. Por estos días entiendo el gobierno chino volverá a poner seriedad en el asunto, colocando nuevamente la construcción de viviendas en manos del Estado. Viviendas sociales, puesto que en China en teoría todas tienen esta característica. En los países occidentales, donde la mayor parte de la construcción es privada, además de la falta crónica de habitación propia existe el drama habitacional de millones de familias que no pueden pagar un arriendo dados sus elevados precios. Arriendos que constituyen un negocio multimillonario.

¿Como es posible criticar la economía de China, un país que hace 50 o 60 años era uno de los pobres del mundo y hoy está en el primer o segundo lugar, pero donde la tendencia muestra que será el primero en poco tiempo más? ¿Un país de 1400 millones de habitantes donde se ha extinguido la pobreza y una gran parte de la gente tiene un modo de vida comparable a la clase media europea? ¿No hay nada de que felicitarlos y mejor aún, de imitar lo bueno que han hecho?  ¿Qué dicen ahora los economistas del Capitalismo sobre la economía planificada centralizadamente? ¿No era de lo peor que hay? ¿Que nada supera una economía «libre de mercado» donde existe un conjunto de empresas decidiendo por si y ante apenas el interés de sus accionistas lo que es mejor para ellas y por lo tanto para todo el país?  «Libre» es solo un decir. ¿La estructura empresarial en cualquier sector de la economía muestra una estructura monopolista o semi-monopolista y monopsónica o semi-monopsónica? (monopolio del lado de la demanda). Estructura del mercado que caracteriza la economía chilena por ejemplo. Y con vías a empeorar dado el aumento de la concentración de la riqueza en pocas manos. Por todo esto hoy los economistas ya no hablan de «mercados perfectos» simplemente por inexistentes, excepto en los libros de economía. Nos dicen que son «imperfectos» o a «semi-perfectos». Conceptos que esconden básicamente la falta de libre competencia. De tan imperfectos que son se han convertido en inservibles.

Los chinos están dando al mundo una lección de buena economía. Una verdad indesmentible. Nos gusten los regímenes autoritarios o no. Aquellos que por lo demás a los economistas chilenos del neoliberalismo no les molestan en absoluto como se sabe por nuestra Historia. A ellos solo les molestan si son comunistas. Los mismos que se preparan como legión con pensamiento único en nuestras universidades en Chile. Generaciones enteras de estudiantes con pensamiento económico único. (Casi da risa recordar que la Derecha siempre critica el pensamiento único). Lo importante -ideología obliga – es que hay que criticar a China por su supuesto mal manejo económico. Aún más. Hay que enseñarle a los chinos como se hace buena economía.

Como lo dice el economista inglés Michael Roberts en un excelente artículo, los mismos economistas neoliberales, que exigen las economías de Occidente no tengan tasas de inflación por encima del 2.5%, le dicen a China que es muy malo tener inflación cercana a cero[v].  También es malo. Claro, es malo en el modo capitalista de producción. Porque las empresas tienen que ganar y crecer siempre hasta el infinito. Ese objetivo tan estúpido como una puerta.

El segundo hecho a comentar ha sido la visita curiosamente también a China, esta vez del canciller alemán Olaf Scholz para hablar con el Presidente Xi Jinping. Una visita obligada para Alemania. La economía alemana está en tan mal estado que necesita de China para que la ayude.  Las razones de fondo de la visita de Scholz se explican con las declaraciones de su Ministro de Economía Robert Habeck quien ha recientemente dicho a la prensa que «la economía alemana está en aguas turbulentas» y que se espera un crecimiento para 2024 de apenas 0.2%[vi]. Con anterioridad el mismo Ministro había dicho que la situación económica alemana era «dramáticamente mala».

Alemania tenía a China, hasta la guerra de la OTAN con Rusia en Ucrania, como su primer socio comercial. China la había salvado de la más reciente crisis financiera con un comercio floreciente que favorecía el comercio bilateral con China. Con destaque para los automóviles de lujo (Mercedes, Audi y BMW) el ítem más importante de las exportaciones alemanas. Automóviles que tienen en China un mercado potencial gigantesco. Mayor que en cualquier otra parte del mundo. Comercio bilateral que se redujo a causa de los propios problemas de Alemania, la guerra en Ucrania y sobre todo el desarrollo rápido de la industria de automóviles eléctricos. Los automóviles eléctricos chinos inundan el mercado con precios  bajos. China es hoy el segundo exportador mundial de automóviles. Incluso en vías de superar a Japón que aún detiene el primer lugar. Un problema sin solución a la vista para muchos constructores de automóviles. Algo inédito por ejemplo: España acaba de firmar un contrato con el constructor de autos eléctricos chinos Chery. Autos que serán ensamblados en la antigua fábrica de Nissan en la zona franca de Barcelona. Un acuerdo histórico según el Euronews[vii]. Este fenómeno creo se explica porque si en el automóvil a combustión que utilizamos ahora, los europeos americanos, japoneses y surcoreanos tenían décadas de experiencia y calidad en su construcción, siendo maestros en esta ingeniería, la cosa cambió radicalmente con la aparición del motor eléctrico. En esa tecnología los chinos son muy competentes, donde en esta como en otras industrias, son capaces de producir más y más barato. Automóviles que en cuanto a estética o elegancia nada tienen que envidiar de los demás.

De ahí la queja de la Sra. Yellen sobre la producción masiva de automóviles chinos. Y de ahí que en los intercambios comerciales mundiales veremos mucho más proteccionismo en este y otros rubros para Occidente poder competir.

Mientras tanto, la economía china crece este 2024 un 5.2 o 5.3%, cuatro o cinco veces más que la alicaída economía europea y alemana principalmente, próxima de la recesión y el doble de aquella de EEUU. (Mario Marcel se declara feliz por el 1.2% de crecimiento de la economía chilena. O sea, cerca de nada.)

Aquello que es difícil entender de la situación alemana, es las razones por las que ha decidido gastar su dinero en armas y no en las necesidades sociales e industriales del país, en pleno proceso de desindustrialización. Decisiones que no sean otras que razones ideológicas. Las empresas alemanas se han ido y continúan hoy a irse de su tierra natal porque no consiguen pagar el mucho más caro gas y petróleo baratos que Rusia ya no les puede vender. Recuérdese que EEUU – aunque nunca reconocido – hizo volar en un acto terrorista los gasoductos Nordstream I y II que traían barato gas desde Rusia, y que habían posibilitado en los últimos 30 años que Alemania fuera efectivamente la locomotora de Europa como era conocida.

Agreguemos a eso la falta crónica de trabajadores especializados en Alemania, que siendo suplidos anteriormente por una emigración controlada, hoy no se puede realizar por la xenofobia contra los emigrantes traducido en leyes que dificultan la entrada de extranjeros. Xenofobia que ya se expandió por toda Europa.

Pero a pesar de todo eso, Alemania ha sido parte entusiasta no solo de la guerra de la OTAN contra Rusia, sino ha contribuido a delinear numerosos paquetes de sanciones económicas, cuyos efectos han sido ineficaces. El problema está en que Rusia es un aliado comercial, político y estratégico de China, la que discretamente le ayuda a esta en su guerra contra la OTAN en Ucrania. Lo que colocaba muy difícil la posición del canciller Scholz a ir a pedir ayuda a Pekin.

Algo que parece que tampoco ha tenido en cuenta la Sra. Yellen al  pedir a los chinos de no ayudar con tecnología y armamentos a Rusia. Como si estuviera su país en posición de imponer algo a China en lo que aparece solo como resabios de imperio en decadencia.

Toda esta irracional actitud alemana y europea en general ha sido causada en buena parte por EEUU, que consiguió «desacoplar» como dicen hoy la economía de Alemania con Rusia, un objetivo de siempre de los estrategas geopolíticos del Pentágono. Además de convertir a Europa en su vasallo. Hoy les vende armas, muchas armas incluido una decisión reciente europea de gastar $100.000 millones de euros en esto, además de gas y petróleo mucho más caro, que como dijimos tiene reventadas las economías alemana y francesa principalmente. Todo esto también para dañar a China. Lo que ha resultado como muchas cosas en esta guerra en su contrario, acelerando fundamentalmente el proceso del establecimiento de un mundo multipolar.

En el contexto de esta guerra comercial desfavorable ahora a Occidente, la globalización ha resultado un problema en vez de una ventaja para algunos. EEUU y los países del G7 no consiguen competir con China y el sudeste asiático en condiciones de libre mercado.

Ya no serán  las grandes multinacionales de Occidente que tienen su representación política en el G7 o G20 a delinear la arquitectura mundial. El discurso de la globalización ha cambiado hoy por requerimiento de EEUU. Desde Trump para acá como se sabe es «América first«. El proteccionismo a todo dar. Por ejemplo EEUU acaba de decir que va a triplicar – léase bien tri-pli-car – los aranceles al acero chino para poder continuar a competir con este. Esto de aquí para adelante será más y más proteccionismo, un disfraz para estrategias comerciales. Y por lo tanto menos y menos mercado libre. Los negativos resultados de los intercambios comerciales de Occidente llevan que EEUU abandone el mercado libre y abierto de la globalización, que por otra parte tanto sirvió a China y las economías de Asia en su desarrollo. Que por eso mismo continúan a apoyar hoy día.

Los economistas favorables del Capitalismo están prisioneros de sus propias contradicciones. No les queda otra que seguir en campaña dando consejos de «expertos» a los chinos sobre como deben hacer para que las cosas vayan bien. Si esto no fuera serio sería de lo más divertido. Por ejemplo, hasta hoy insisten que China aplicó una política de «zero Covid» que fue desastrosa para su economía, comparada con Occidente, el que habría naturalmente tomado las decisiones correctas (no sé porqué me viene a la mente el Ministro Mañalich). No tienen problema en no reconocer que se equivocaron para lo cual bastaría mirar la tasa de mortalidad por la enfermedad. Todas las economías mundiales sufrieron con el Covid. Pero fueron China y las economías asiáticas las que se recuperaron más rápidamente.  De hecho «desde el comienzo de la pandemia, la economía de China ha crecido un 20,1% y la de Estados Unidos un 8,1%» (M. Roberts, Op.cit.)

La ciencia económica del sistema está al servicio de los intereses de los más ricos. Y por eso tiene a veces más de ideología y poco de Ciencia. Los datos objetivos de la realidad son simplemente ignorados, para que todo cuadre con lo que se pretende demostrar. Será sobre todo difícil aceptar esta realidad, en tanto Occidente se cree económica, moral  y políticamente superior al resto del Mundo. Lo que dificulta y obscurece cualquier intento de un análisis racional y científico de la realidad.

 

 

Por Patricio Serendero                                                  

[i]       Visto en CNN. https://edition.cnn.com/2024/04/08/business/janet-yellen-china-visit-takeaways-hnk-intl/index.html

[ii]      Consiguen obtener las llamadas economías de escala. Reducen costos fijos en términos relativos dados los ahora grandes volúmenes de producción.

[iii]     Recordemos que el comercio bilateral de China con Rusia en 2023 superó los $200 billones USD. De manera que probablemente habría que sancionar muchas compañias chinas.

[iv]    Aquí entendido como los países anglo-sajones y la Unión Europea.

[v]     MIchael Roberts, «La próxima década de China», 2/4/2024 publicado en https://www.sinpermiso.info/textos/china-la-proxima-decadai

[vi]    Visto en BBC-news;  21/2/2024.    https://www.bbc.com/news/world-europe-68361717

[vii]   https://es.euronews.com/2024/04/19/acuerdo-historico-con-la-empresa-china-chery-para-fabricar-vehiculos-electricos-en-espana



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