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Los políticos están muy interesados en la reforma al sistema político ¿Prioridad estratégica o distracción oportuna?

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En medio de la vorágine política que caracteriza a estos tiempos, la discusión sobre la reforma al sistema político ha cobrado una relevancia que parece eclipsar otras urgencias. Específicamente, llama la atención el fervor con el que algunos sectores, especialmente los políticos de derecha apoyados por los empresarios, abogan por esta reforma por sobre otras como la Fiscal o la previsional.

El reciente anuncio del Presidente Gabriel Boric durante el Encuentro Nacional de la Empresa (Enade) sobre su intención de impulsar cambios en el sistema político ha generado una serie de reacciones y reflexiones en el ámbito político y social. Sin embargo, es crucial cuestionarse por qué esta reforma ha adquirido un protagonismo tan marcado y cuáles podrían ser las motivaciones detrás de esta urgencia.

El presidente del Senado, José García Ruminot, ha expresado su respaldo a la iniciativa del Mandatario, destacando la importancia de facilitar el trabajo legislativo y promover acuerdos entre los diversos sectores. Sin embargo, es inevitable preguntarse si esta prioridad es la más acertada en el contexto actual. El titular de la Cámara Alta señaló ayer que «dados los tiempos, tiene que ser una reforma acotada. Se ha dicho que sería el umbral del 5% para poder acceder a un escaño parlamentario, ya estamos hablando de la elección del próximo año, del 2025 para los diputados que asuman el 2026. Estamos hablando también que el parlamentario que renuncia al partido político, a bloque político que permitió su elección tenga que renunciar». En tal sentido, explicó que esos cambios «no es por un arreglín de nosotros los políticos, es porque en el Parlamento se discuten políticas públicas, programas públicos, el presupuesto de la nación y todo eso requiere acuerdos y facilita cuando los partidos políticos son menos, facilita mucho también cuando los partidos políticos están ordenados y tienen disciplina partidaria».

Uno de los argumentos que suelen esgrimirse a favor de la reforma política es la necesidad de fortalecer la estabilidad y eficiencia en la toma de decisiones gubernamentales. Se argumenta que al reducir el número de partidos políticos y promover una mayor disciplina partidaria, se facilitará la elaboración y ejecución de políticas públicas, así como la aprobación de presupuestos y programas nacionales.

No obstante, esta visión podría interpretarse también como una estrategia para consolidar el poder y reducir la diversidad de voces y perspectivas en el ámbito político. En otras palabras, ¿se trata realmente de mejorar la gobernabilidad o de limitar la pluralidad de ideas y opiniones en el debate público?

Por otro lado, la rapidez con la que se pretende abordar esta reforma contrasta con la situación de otras reformas igualmente urgentes, como la Fiscal y la previsional. Estas últimas tienen un impacto directo en la calidad de vida de la ciudadanía y en la justicia social, aspectos fundamentales que no deberían quedar relegados en la agenda política.

Es necesario reflexionar sobre la verdadera agenda detrás de esta urgencia en la reforma política. ¿Se trata de una estrategia para desviar la atención de otros problemas más apremiantes? ¿O realmente existe un consenso sobre la necesidad prioritaria de estos cambios en el sistema político?

En tiempos de desafíos económicos, sociales y ambientales, la ciudadanía demanda respuestas concretas y soluciones tangibles. Por ello, es fundamental que cualquier reforma, sea política, fiscal o previsional, responda a las necesidades reales de la sociedad y no se convierta en una mera distracción o maniobra política.

 

 

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  1. Patricio Serendero says:

    Eficiencia es: «Capacidad de lograr los resultados deseados con el mínimo posible de recursos» según la RAE. Supone hacer bien un trabajo. Pero para eso hay que tener conocimiento, pericia, eficacia y experiencia en el área del problema.
    Dos o 140 estúpidos o ignorantes -que no es lo mismo- no harán nunca un trabajo eficiente en ninguna cosa ni en ninguna parte. La eficiencia NO depende del número de personas que deben tomar una decisión.
    Ahora, y extrapolando lo que dice este bien poco iluminado senador Ruminot, entonces mejor todavía sería tener un solo partido para ser más eficiente. Y en el límite, no tener ninguno. Ahí hay todavía menos problema en la toma de decisiones. Pero será mismo así más eficiente?
    Me temo mucho que este artista no sabe el significado de la palabra eficiencia.

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