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La botánica conservación del espíritu de las plantas

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«Y cuando la mujer, arrebatada,

Amor, canción de acción, clamor de vida, 

vienen la Musa verde y la Justicia ardiente

de su obsesión augusta a desgarrarle».




(Rimbaud, «Las hermanas de la caridad»)

 

La botánica es un saber ancestral y patrimonial, conocer las plantas es un acto de sabiduría al igual que el qué hacer con ellas. Un ser humano abrumado y con problemas de salud suele recurrir a ellas por los beneficios que éstas aportan, sin embargo este uso medicinal casi automático carece de sus buenos efectos cuando desconocemos las propiedades de ellas y/o el cómo usarlas. Un paso para adentrarnos al mundo de la botánica es conocer nuestro entorno, el lugar que habitamos y también leyendo sobre su historia. Salir a reconocer el territorio es importante, volver a habitarlo, no perder el espacio natural público, recorrer los parques y cerros, observar las plantas nativas y las introducidas, conocer el mundo botánico que habitamos es una tarea fundamental en función del buen vivir.

Tuve la experiencia de conocer a José Rojas, un reconocido mixólogo chileno, con varios reconocimientos y una importante trayectoria que hoy lo tienen convertido en uno de los docentes protagónicos de la Academia Ëlite, lugar de formación de bartender o de público interesado en este rubro. La citación que me hizo José Rojas comenzó antes de medio día en el Parque San Borja, caminamos por el interior de éste y saludamos a un bello Alcornoque al cual es imposible no acariciar su textura, hacia el fondo al costado de unas de las entradas me indicó una casi imperceptible huerta valorando el trabajo de la mujer que lo custodia, recolectó algunas hojas continuando el paseo hacia el Parque Bustamante.

Un privilegio fue escuchar su clase, en su sala laboratorio, demostró un profundo conocimiento e interesantes reflexiones, que dada mi ignorancia sólo logré algunas inferencias e intuiciones, frente a su práctica particularmente socrática, basada en el diálogo. Entender de manera más clara que las plantas poseen alma, que pueden estimular a nuestros ángeles y demonios, entre lo orgánico y lo inorgánico, destilados y fermentados, química y alquimia, en el fondo lo esencial de lo vivo. El por qué de las plantas lícitas y las ilícitas, sus efectos, su historia y su poesía, ineludible llegar a la absenta, llamada como el «hada verde» o la «musa verde» por toda una estirpe de poetas y artistas. Entre estas historias degustar un vermut rosé que me daba la sensación de estar bebiendo un huerto.

El estudio acabado de este mixólogo preocupado de la conservación de las plantas latinoamericanas y de otros continentes, con esa convicción de que la botánica es un arte de conservación, conservar la esencia de lo vital, hermosa tarea de la cual debiéramos hacernos parte los ciudadanos. Ese espíritu de humanismo convivencial en donde el saber es algo que se comparte dado que es el fundamento que nos permite comprender que la nuestra vida siempre depende de algo ajeno a nosotros mismos, un ejercicio de descentralización del sujeto sin duda filosófico, político y espiritual. Lo humano, el saber vivir, es parte de nuestro patrimonio frente a esto tenemos que ser custodios responsables haciéndonos parte de un ciclo vital al que hemos sido arrojados.

 

 

Alex Ibarra Peña.

Dr. En Estudios Americanos.

 

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