El valor patrimonial del vino chileno: el Malbec trans andino
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«No es lo mismo el otoño en Mendoza.
Hay que andar con el alma hecha un niño.
Comprenderle el adiós a las hojas.
Y acostarse en su sueño amarillo».
(Tonada de Jorge Sosa y Damián Sánchez)
La cepa Malbec suele ser vista como una cepa emblemática de la vecina Argentina, los mendocinos han hecho un gran trabajo internacionalizando esta cepa de origen francés también conocida como Cot. Entre esos relatos históricos poco sabidos, incluso algunos imprecisos, se ha dicho que el Malbec se plantó primero en Chile y desde aquí partieron algunas plantas a Mendoza. Por ejemplo, se dice que en la Quinta Normal existían viñedos de esta cepa que habitualmente era utilizada en mezclas, es decir sin embotellarse por separado como lo hicieron los enólogos y vitivinicultores argentinos. También es cierto que en el valle del Maule y el Itata hay parras centenarias de esta cepa y que hoy se encuentra cultivada en Colchagua, Limarí y Atacama por mencionar algunos valles.
Nos cuesta en Chile atrevernos con el Malbec local, en parte por el reconocimiento a la gran calidad del vino argentino, sin embargo vale la pena aventurarse dado que las diferencias geológicas y los climas son siempre determinantes para la producción del vino. Se suele aceptar como diferencia entre los Malbec del lado este y los del lado oeste de Los Andes, que los primeros son más densos dado el mayor tiempo de guarda en barrica y los de acá serían más ligeros, en otras palabras unos más amaderados los otros más frutosos. Como sugerencia de maridaje generalmente se recomienda la parrilla para cualquier carne que sea alta en grasa.
Entre los Malbec chilenos se pueden mencionar algunas viñas como Tres Quebradas, Alcohuaz, Maquis, Las Pascualas, Lagar de Codegua, Viu Manent, Casa Donoso, Berta, el Ciprés de Ana María Cumsille, también en esta línea habría que destacar el Cot Rouge de Cancha Alegre. Este listado no es exhaustivo, son los que he ido conociendo en el último tiempo.
La historia del vino chileno contemporánea nos muestra una gran variedad de cepas que se viene embotellando con un trabajo serio que cuando las descorchamos nos sorprenden, frente a esta riqueza en las variedades resulta insensato quedarse con una degustación limitada o determinada por el retail global, un buen ejercicio es empezar a probar distintos vinos con compra directa a sus productores que hoy satisfacen el comercio nacional desde sus plataformas digitales con una buena red de distribución. Hoy podemos celebrar junto a nuestros vecinos argentinos el Día Internacional del Malbec, no es casual que con los mendocinos o cuyanos nos reúnan hermosos relatos de buena vecindad, traspasando esas diferencias impuestas por la lógica de los Estado-Nación, que a veces limitan la convivencia y truncan idearios comunes en Nuestra América.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra