¡Las tierras de la iglesia para las familias sin casa! La crisis de la vivienda alcanza niveles alarmantes
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La crisis habitacional en Chile ha alcanzado proporciones alarmantes, dejando a más de un millón de familias sin hogar. En medio de esta situación crítica, el gobierno de Boric y sus aliados continúan ordenando desalojos en tomas y campamentos, sin ofrecer ninguna solución habitacional real. Esta falta de acción gubernamental solo profundiza la crisis, aumentando el número de familias desamparadas día a día.
La lucha por la vivienda ha sido una constante en la historia de Chile, siendo uno de los principales ejes que ha unido al movimiento de pobladores. Desde finales del siglo XIX, con la instauración del modelo capitalista, las condiciones de precariedad y la necesidad de vivienda han sido desafíos persistentes para la clase trabajadora. La migración campo-ciudad y la concentración de pobladores en áreas urbanas han exacerbado el problema, generando hacinamiento y enfermedades que han impulsado la demanda por soluciones habitacionales.
Las tomas de tierras y campamentos se han erigido como alternativas de resistencia ante la falta de un plan habitacional efectivo por parte del Estado. Sin embargo, las políticas implementadas por el gobierno actual han demostrado ser insuficientes y, en algunos casos, contraproducentes para quienes buscan una vivienda digna.
El sueldo mínimo en Chile es de $460,000, insuficiente para cubrir las necesidades básicas como alimentación, salud, educación y vivienda. Esta realidad contrasta con la especulación inmobiliaria que enriquece a unos pocos a expensas de las mayorías, elevando los precios de las viviendas a niveles inalcanzables para la población trabajadora.
A pesar de las promesas de diálogo y soluciones habitacionales por parte del gobierno, la implementación de leyes represivas como la Ley de Usurpaciones ha revelado su verdadera postura. La falta de voluntad política para enfrentar la crisis habitacional se evidencia en la lentitud de los programas de vivienda y en la criminalización de quienes luchan por un techo digno.
Los Comités de vivienda y las organizaciones populares han jugado un papel crucial en la lucha por la vivienda, presionando al gobierno y denunciando la ineficacia de sus políticas. Sin embargo, la falta de terrenos disponibles y la burocracia estatal han obstaculizado la construcción de viviendas sociales a un ritmo adecuado.
En este contexto, es fundamental fortalecer la organización popular, aumentar los niveles de combatividad y avanzar hacia la unidad con otros sectores del pueblo. La lucha por la tierra y la vivienda es una lucha justa que requiere de la solidaridad y la acción colectiva para lograr cambios reales.
Mientras las autoridades se nieguen a otorgar soluciones efectivas, las y los pobladores seguirán resistiendo los desalojos y exigiendo una solución habitacional digna. Es hora de poner fin al negocio inmobiliario y garantizar el derecho a la vivienda para todas las familias sin casa en Chile.
Gina Abarca
Dirigenta del Comité Luchadores por la Tierra y la Vivienda
Miembro del Bloque de Organizaciones Populares
lo ramon roman says:
Vaya, vaya, y luego que se les quitan todas las tierras a la Iglesia, con esto, ¿se ha solucionado el problema de la desigualdad en Chile? Vamos, vamos, chilenos, en este sistema que ustedes han apoyado desde el fin de la dictadura, este problema de la crisis habitacional no es un derecho que tienen los chilenos de posser una casa, sino un privilegio. ¿No se han dado cuenta que todo lo que Chile ofrece a sus ciudadanos son privilegios, privilegios que tienen un precio?