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Ministerio de Defensa y los derechos humanos

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Han pasado dos años desde que llegó Gabriel Boric a La Moneda.

Las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura, ejecuciones y desapariciones, tortura y exilio fueron ordenadas por el alto mando militar, ejecutadas por agentes del estado siguen siendo causas pendientes en tribunales. Lentamente algunos procesos alcanzan a llegar a sentencias luego de más de cuarenta años de investigación acuciosa desde los tribunales.

Los militares NO han aportado absolutamente ninguna información.

No se puede sostener que existe poca información, todo lo contrario. Miles de documentos, declaraciones de testigos, incluso informes desclasificados de la CIA dejan constancia de todo un profundo y complejo plan de carácter represivo incluso con visos de genocidio.

La presencia extranjera, desde Nixon hasta la CIA dieron cuenta del nulo valor que los militares le otorgaron al país. Unos rendidos. Hay un Chile antes del día 11 y otro que construyeron en santa alianza uniformados y los grupos económicos. El modelo fue impuesto bajo el imperio de la dictadura haciendo uso del terrorismo de Estado.

Esa mansedumbre de los gobiernos de la concertación desde el primer día de 1990 cuando todo sería en la medida de lo posible, que la justicia llegaría hasta allí no más, es evidencia de lo pactado con la criminalidad uniformada.

Los militares se atrincheraron en sus cuarteles y Pinochet vociferaba que nadie tocaría a sus hombres, que jamás cruzarían la puerta de los tribunales de justicia para rendir cuentas por los crímenes cometidos. La foto de Pinochet en Londres, los millones de dólares que depositaba en un banco norteamericano bajo nombre falso, convirtió al militar número uno en un pobre milico pelele. Criminal hasta su último día, un pelafustán finalmente.

Durante años los ministros de Defensa han sido y son floreros con margaritas mustias. No comprendieron que madres, hermanas e hijos se despidieron sin conocer la verdad ni reparados en justicia, aquello tan reclamado por los restos de sus familias y también por nuestra historia.

Justo era suponer que este gobierno con orígenes de calle. Las mismas que recorrieron los que no están y nos hacen falta, apurarían los escritos y folios en los tribunales. Qué lástima y pena genera escuchar este tema tan extremadamente humano hablado en tercera persona.

La búsqueda y la verdad ya tiene más de cincuenta años y cuando aquello sucede deja de ser justicia. La impunidad cobija la criminalidad

Los militares se han reído en la cara de algunos presidentes después de 1990. La mesa de diálogo durante el gobierno de Ricardo Lagos, donde se pretendió sentar a víctimas y victimarios fue un fracaso. Los militares mintieron y sus explicaciones sencillamente prolongaron la espera.

La historia posiblemente no necesite conocer los dolores y maltratos sufridos en los cuarteles militares, eso es conocido. Lo que realmente interesa es mantener siempre vigentes las razones que los hicieron felices hasta cantar todas las canciones.

Esa profunda solidaridad de clase mantiene el fuego para que el olvido se aleje.

Importante es que este gobierno haya creado una Comisión de Búsqueda para conocer el final de los más de mil detenidos desaparecidos, pero las puertas de la ministra de Defensa se han mantenido cerradas por dos largos años. Los familiares esperan que los reciba. Ella es quien se relaciona con el segmento militar. En los asuntos de las violaciones a los derechos humanos sólo hay espacio para la búsqueda, la verdad y la justicia.

La ministra Maya Fernández no logra comprender esta urgencia. Los militares en Chile gozan de privilegios extremadamente generosos. Tienen un sistema previsional diferente al resto de chilenos condenados a jubilaciones miserables y cárceles especiales. También es justo decir que sus ex comandantes en jefes están siendo procesados acumulando folios por diferentes delitos cometidos.

En Punta Peuco brillan sus estrellas y la derecha los saluda siempre. Basta recordar que el ex presidente Frei (DC) manifestó que ellos, la criminalidad uniformada, “merecían una prisión y un trato diferente”.

La búsqueda de los que fueron llevados en esos días de bruma y odio será siempre tarea permanente. Lo necesita la memoria de Chile y las generaciones que tozudamente trabajarán para que la impunidad no se instale.

Se exige una actitud consecuente como ministra, militante socialista y nieta del presidente por el cual esos tantos empujaron aquel intento. Sin lugar a duda el mejor de todos los tiempos.

 

Pablo Varas.

 

 

 

 

 

Pablo Varas

Escritor

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  1. Felipe Portales says:

    ¡Ni aunque quisiera la ministra Fernández podría hacer algo! El punto es que CONSTITUCIONAL Y LEGALMENTE las FF. AA. y Carabineros tienen autonomía operativa, de acuerdo a la Ley Orgánica Constitucional que dejó Pinochet en febrero de 1990. Esto generalmente no se reconoce porque es muy bochornoso y revelador de que ni siquiera tenemos requisitos mínimos para que nuestro país sea considerado una democracia. Por eso, los presidentes hacen como que las mandan; y aquellas hacen como que obedecen. Una de las pocas veces que esto ha sido reconocido por los políticos fue a fines de 2018, en el contexto del caso Catrillanca y del milicogate y el pacogate. En ese entonces los senadores Insulza y Bianchi, el diputado Brito y el ex subsecretario Jorge Navarrete reconocieron en sendas entrevistas en CNN Chile que «desde 1990 las FF. AA. y Carabineros se mandan solas»…

  2. Patricio Serendero says:

    Lo que está claro es que esta nieta de Allende no le llega al talón. Mansita y calladita frente a los militares. Ni una palabra o empeño en la busca de los desaparecidos. Ninguna intervención para al menos disminuir los robos que sus altos mandos cometen a diario. Ninguna propuesta de reformulación de la racista y clasista enseñanza que reciben los jóvenes reclutados en las instituciones militares. Nada. Una ministra que es un corcho.

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