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Viña del Mar: el recuerdo del balneario

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«Cubierto de colores, de pañuelos, de ropa amplia,
decorados sus pies de plomo por gotas brillantes
altas plumas, olas diferentes, el muelle perdía su peso,
cambiaba su color pardo y se volvía invisible».
(Ennio Moltedo. «El muelle»).
Este poema refiere al muelle Caleta Abarca, en mis recursos de infancia veo a pescadores aficionados preparando la carnada en el anzuelo, verificando el plomo para lanzar la pluma al mar, al parecer la construcción es heredera de la Compañía Lever instalada en esa playa a la bajada del Cerro Recreo en el siglo XIX. Epicentro de Viña del Mar, la ciudad jardín, representada en ese reloj de flores con un mecanismo construido en Suiza legado de la imagen país proyectada por el espíritu universal futbolero del Mundial del 62.
Viña del Mar la ciudad que este verano sufrió un mega incendio criminal días antes del famoso Festival de Viña del Mar, ciudad balneario asediada por las inmobiliarias, preciosa costa del Mar Pacífico pegada al Puerto de Valparaíso. Tantas historias de destrucción y de un sobrepoblamiento no bien pensado que va dejando su historia en el olvido.
Un paseo por esta avenida costanera que lleva el nombre de La Marina aún nos entrega algo de historia que permanece, una imagen que nos lleva a una importante valoración arquitectónica una vez que el paseo hacia la desembocadura del Estero Marga Marga nos permite eludir ese gigante hotel glamuroso que alberga a la farándula festivalera y a consumidores del confort estereotipado por transnacionales del turismo.
Tres hitos patrimoniales de la arquitectura. En las alturas Cerro Castillo, casa presidencial construida bajo el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo en los terrenos que fueran del Fuerte del Callao, aún conserva sus cañones en los patios, obra de los arquitectos Luis Browne y Manuel Valenzuela al final de la década del 20 del siglo XX. En línea de mar, el Castillo Wulff que fuera propiedad de un empresario alemán que llevaba este apellido, construído originalmente entre 1905 y 1906, modificado varias veces, entre éstas aparece la mano del arquitecto Alberto Cruz Montt, hoy mantiene una de las tres torres de estilo medieval que alguna vez fueron parte de su llamativa construcción. El último que se nos manifiesta aún imponente es el hotel y restaurante Cap Ducal, construcción moderna que toma la forma de un barco, exterior e interiormente, su construcción se inició en 1936 y fue proyectado por el arquitecto Roberto Dávila.
Estos edificios son emblemáticos de la arquitectura chilena de la primera mitad del siglo XIX, todavía gozan de buena mantención, ya sea por el impulso de privados o del Estado. Caminar por esta costanera es un paseo imperdible en esta ciudad que sigue siendo atacada por intereses inmobiliarios inescrupulosos. Tomar conciencia sobre el valor patrimonial que posee este sector de la ciudad nos puede ayudar a su protección salvando parte de la memoria de lo que fue este hermoso balneario.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
@apatrimoniovivo_alexibarra

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