El delirio de las metáforas en la poesía de Chinoy
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«Con la llama a flor de piel
el sol saliendo al revés
y un paisaje hacia el olvido».
(Chinoy)
Chinoy es un artista que cuenta con varios años de escritura poética, con un estilo un poco apartado del relato debido a que las impresiones de sus pensamientos aparecen en metáforas y en imágenes. No estoy hablando de un «emergente», aunque no suene en las radios chilenas ni tampoco aparezca como invitado en los programas televisivos, su puesta escena tiene algo de la estética punk. La poética de Chinoy ha sido reconocida desde un espacio under, desde una expresión apartada de lo convencional, sus imágenes piensan cercanas al delirio, entendido éste como aquello que es capaz de romper el surco de lo habitual, en ese acto radica la potencia de sus metáforas. Cuente todo esto dicho hasta aquí como un mérito y como esa posibilidad que permite la apertura a una manifestación creativa constante.
Es importante destacar que este músico, poeta y pintor publicó un libro bajo el título «Antología Imaginaria» en el México «lindo y querido» que le abrió el corazón a este artista que realizó por esas tierras una intensa gira por un año. Otra novedad es su sexto disco llamado «Raricomio» elegido como uno de los mejores disco de Folk por Citylab marcando un hito en su evolución artística y profesional sin abandonar la fuerza de sus metáforas que invitan a pensar desde su visión personal aguda frente al acontecer social. La producción musical de este disco no inhibe esa escritura del pensar poético que no cede frente a lo convencional de los relatos simples, recordándonos que «aprendimos a jugar entre ortigas y el sermón». El espesor de las metáforas en la escritura de Chinoy alcanza un mayor modo expresivo en aquellos poemas hechos canciones. Esta poesía que ya conocemos nos sigue invitando a reconocerla para seguir pensando en ese viaje sensible hacia la metáfora que no elude el vértigo que provoca el complejo amor por nuestra condición humana, demasiado humana
Este viernes pasado en el bar Cantares en el barrio Bellavista se nos obsequió la posibilidad para reencontrarnos con este artista en un espacio íntimo y acústico en el que volvimos a disfrutar de su virtuosismo en la intensidad de su guitarra. En algunas de las canciones lo acompañó el notable músico Rodrigo Covacevich (Qowasi) con sus característicos instrumentos de viento, también subió al escenario el trovador Tata Barahona. La noche fue un rito con gran alcance estético y un ambiente cargado de sensibilidad, una noche de aquellas que quedan para memerorar, con un retorno al espacio doméstico disfrutando de la noche de verano y de ese aroma de los buenos mostos.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.