Europa: Las élites neoliberales quieren hacer pagar la crisis y la “transición energética” a las poblaciones rurales.
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El CETIM expresa su solidaridad con las movilizaciones de las organizaciones campesinas de las últimas semanas en varios países europeos (empezando por Alemania y extendiéndose a Francia, Italia, Bélgica, Grecia, Rumanía y Polonia, entre otras).
La principal preocupación de las comunidades rurales, de las y los campesinos y de las y los trabajadores del campo, por no hablar de los otros grupos vulnerables ante un sistema agroalimentario al servicio del agronegocio, es poder vivir dignamente de su trabajo. Son reivindicaciones que contrastan con las exigencias de las grandes explotaciones industriales, cuyo objetivo es producir cada vez más y ganar cuotas de mercado, a costa de la calidad de los alimentos y de la justicia social y climática.
Las soluciones a la crisis multidimensional que afecta a la agricultura y a las comunidades rurales, están en manos de la agricultura familiar. Desde ahí se han forjado practicas durables, a lo largo de los años, y en base a experiencias y conocimientos tradicionales que se remontan a miles de años. Estas soluciones están recogidas en los principios de la soberanía alimentaria y en las disposiciones de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales, adoptada en 2018.
Las autoridades públicas europeas deben escuchar y dar curso a las reivindicaciones campesinas. Deben proteger la agricultura campesina, aprovechando la Declaración de la ONU como herramienta para implementar los derechos consagrados en ella, como condición previa para avanzar hacia la creación de sistemas agroalimentarios justos y sostenibles.
