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Explorando el impacto de las emociones en el ascenso de la derecha radical a nivel global y local

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La expansión de la derecha radical en la esfera global se configura como un fenómeno de gran complejidad. No se limita meramente a la aplicación de categorías convenientes como «neofascismo» o «postfascismo», denominaciones a las cuales la corriente izquierdista académica recurre de manera habitual, sin adentrarse en un análisis profundo de la naturaleza subyacente de dicho fenómeno. El concepto tipo-ideal de «derecha radical» no se circunscribe exclusivamente a una entidad partidaria discernible, como podría ser el Partido Republicano en el contexto chileno; en cambio, se despliega en diversas manifestaciones dentro de las distintas facciones sociológicas de la derecha, tales como la militar, comunicacional y religiosa, entre otras. Más significativamente, su enraizamiento se proyecta, ante todo, en las emociones que estas distintas facetas expresan en diversos ámbitos.

Un reciente estudio, bajo el título «La Construcción emocional de la extrema derecha en España» por Paloma Castro y Erika Jaráiz (Madrid, CIS, 2023), proyecta el esclarecimiento de los elementos emotivos subyacentes que sustentan la consolidación del espectro político de la derecha radical en España, personificada de modo representativo en el partido Vox, liderado por Santiago Abascal. Este examen crítico confronta las perspectivas hiperracionalistas extremas, erigiéndose como un desafío al paradigma incuestionado y omnipresente que ha impregnado la configuración y las interpretaciones derivadas de diversas orientaciones respecto a la política. Su fundamentación descansa en el debate circundante a la dicotomía razón-emoción y todas sus ramificaciones (p.131).

Las autoras resaltan que aproximadamente tres décadas atrás, concomitante a las demandas emanadas de ciertos sectores en el ámbito de las ciencias sociales y en virtud de las indagaciones en el campo de la neurociencia y la neurofisiología, se verifica la fractura con el paradigma inmovilista y reduccionista de la elección racional. Este fenómeno, conocido como el «giro afectivo» en las ciencias sociales, postula la imperante relevancia de los afectos, las emociones, los sentimientos y las pasiones como componentes esenciales para la aprehensión del comportamiento político, según se consigna en la página 132 del libro.

En los albores de la década de los noventa, se vislumbran las primeras incursiones literarias que abogan por la reconfiguración del estatus emotivo en relación con la lógica. Cierto corpus de estas indagaciones se erige sobre el fundamento filosófico sostenido por Spinoza, erigiéndose como la piedra angular desde la cual abordar la esencia y la trascendencia de los afectos humanos. De este modo, Spinoza se avizora como el anticipador primordial del yerro perpetrado por Descartes, quien, en su época, instauró la dicotomía entre razón y emoción mediante la formulación de términos antagónicos como espíritu y materia, mente y cuerpo, res cogitans y res extensa. Esta dualidad concebía la entidad pensante como indivisible, y la entidad no pensante como operando mecánicamente, infinitamente divisible en sus componentes múltiples (p.132).




En virtud de ello, las investigadoras destacan que la inserción del componente emocional en el dominio de la ciencia política no se materializa mediante dictámenes coercitivos, sino que se gesta a través de la subversión de la dicotomía arraigada entre la razón y la emoción. Expresado de manera más precisa, al desafiar el dualismo exclusivo, se aboga por una «simbiosis explicativa» con el propósito de enriquecer los modelos explicativos concernientes al comportamiento político (p.133).

En este contexto, la obra destaca la preponderancia de las dimensiones emocionales en la configuración de actitudes y comportamientos afines a la esfera de la derecha radical, particularmente en el marco de un enérgico rechazo dirigido hacia segmentos específicos o colectividades, como los migrantes y grupos izquierdistas. Desde mi perspectiva analítica, un examen exhaustivo revela que la aversión dirigida hacia tales agrupaciones tiene sus fundamentos arraigados en una afectividad primordial, a saber, el disgusto o repugnancia. Esta afectividad, desplegándose con intensidad manifiesta, desempeña una función impulsora sustancial en la gestación y perpetuación de fenómenos como la xenofobia y el racismo.

Resulta imperativo subrayar que el fenómeno en cuestión no se limita exclusivamente a los contextos europeos, sino que su expresión se manifiesta de manera patente también en el ámbito chileno. Las interacciones discursivas y emotivas desencadenadas en escenarios específicos, tales como la aprehensión de un individuo extranjero transgresor o la participación de migrantes en actividades comerciales ambulantes, revelan un arraigado patrón de aversión y repulsión hacia estas comunidades. De igual manera, la percepción desfavorable que suscita la Plaza de Armas de Santiago, reflejada en expresiones despectivas que revelan una hostilidad manifiesta hacia migrantes de diversas procedencias, como peruanos, colombianos y venezolanos, ratifica la presencia ostensible de estas emociones en el discurso público.

En esta perspectiva, las plataformas digitales, ejemplificadas por NoticiasLiveChile y su difusión en medios como Facebook e Instagram, desempeñan la función de diseminar afectos que incitan expresiones de aversión hacia individuos foráneos implicados en actividades delictivas, amalgamando, en última instancia, a la totalidad del colectivo extranjero. Postulo que, tras el estallido social, la irrupción de la pandemia y la consiguiente crisis migratoria, dichas narrativas ganaron impulso con una notoriedad acelerada, sugiriendo la posibilidad de haber influido en la percepción ciudadana, transitando de un respaldo a las movilizaciones de octubre de 2019 a una exacerbación del conservadurismo punitivo y xenófobo. Esta dinámica suscita interés, considerando que algunos eruditos aún no han abordado de manera exhaustiva este fenómeno, proporcionando explicaciones de escasa persuasión en relación con la metamorfosis de una ciudadanía inicialmente propensa a la transformación y la justicia social, hacia una que valora incluso la intervención militar en el ámbito urbano con el propósito de reprimir la delincuencia organizada. Por consiguiente, la comprensión de cambios de tal magnitud en las inclinaciones políticas de la población chilena a nivel internacional resulta ardua, postulándose como consecuencia del hiperracionalismo inherente a los análisis, en concordancia con las concepciones propuestas por Castro y Jaráiz.

Al respecto, los datos que entrega Gendarmería sobre la población carcelaria en el país, hay regiones en que los extranjeros son mayoría (Tarapacá seguida de Antofagasta). Datos que producen preocupación, pero por sobre todo al director de Migraciones, Luis Thayer, quien en abril de 2023 señalaba que la migración irregular no generaba problemas para la seguridad nacional. Resulta que los datos reflejan otra cosa, a pesar de que él ha tenido que mantener una actitud pragmática y tomar medidas que incluso van contra sus valores normativos. Esta situación debe resultar muy contradictoria para el director de Migraciones, ya que él mismo está llevando a cabo expulsiones regulares en los últimos meses, incluso bajo un gobierno de “izquierda”.

En virtud de lo anterior, desde mi perspectiva sociológica, la actual crisis migratoria manifiesta una correlación directa con el giro ideológico conservador. Concisamente, se podría sintetizar de la siguiente manera: la insatisfacción inicialmente dirigida hacia la clase empresarial ha experimentado una reorientación hacia individuos extranjeros vinculados con actividades delictivas, primordialmente de origen venezolano. Este realineamiento ha suscitado un sentimiento de aversión generalizada hacia la totalidad de los individuos foráneos. De manera evidente, estos sujetos han devenido en un chivo expiatorio en un contexto nacional inmerso en una coyuntura crítica, un fenómeno que, en la historia, ha precedido conflictos bélicos en Europa durante las dos Guerras Mundiales.

Por su parte, cabe destacar que se establece una peligrosa asociación entre la presunta «suciedad» del centro de Santiago y la presencia de migrantes latinoamericanos. Esta cuestión requiere una investigación más detallada para discernir los prejuicios existentes en la contemporaneidad. Paradójicamente, la comuna de Estación Central se está configurando con una imagen notablemente desfavorable y peyorativa, caracterizada por la confluencia de calles, la presencia de venezolanos y una considerable actividad de comercio ambulante. Es probable que estos prejuicios se propaguen a otras ciudades de Chile, como el centro de Antofagasta o áreas periféricas en Iquique, Arica, entre otras. Faltan al respecto trabajos empíricos que trabajen las emociones negativas hacia los migrantes en el norte. Estudios que permitirán entender el fenómeno y anticiparse a problemas futuros, pero en Chile aún sigue la tendencia de reaccionar después de los problemas.

En Chile, la carencia de políticas de integración, o en su caso, la escasa notoriedad de las existentes para la población en general propicia un modelo de asimilación regulado por las dinámicas del mercado. A diferencia de la realidad en Europa Occidental, los sentimientos de rechazo y estigmatización hacia los migrantes en Chile aún no han sido canalizados políticamente por algún grupo de derecha radical (por ejemplo, Partido Republicano). José Antonio Kast, al parecer, no adopta un tono agresivo ni violento contra los migrantes, en contraste con líderes europeos como Viktor Orbán o Giorgia Meloni. Sostengo que la influencia del catolicismo mariano permite a José Antonio Kast moderar su discurso, orientándolo más a cuestiones como la defensa del libre mercado radical, siguiendo la línea que caracterizaba a la UDI en la década de los 90. La temática de la “zanja en la frontera” parece no haber trascendido más allá de ser un mero recurso para captar votos en 2021.

En resumen, el estudio llevado a cabo por las investigadoras españolas Castro y Jaráiz se erige como un punto de inflexión al inaugurar una senda hacia una comprensión más profunda acerca de cómo las emociones desempeñan un papel de marcada significancia en la configuración y expansión de la derecha radical, tanto a nivel global como local. Este enfoque emocional, al actuar en calidad de suplemento, sofistica y enriquece las evaluaciones racionales de índole convencional, proporcionando una percepción más holística de los elementos que concurren al florecimiento del radicalismo de derecha.

 

 

Fabián Bustamante Olguín. Doctor en Sociología, Universidad Alberto Hurtado.

Académico y profesor del Instituto de Ciencias Religiosas y Filosofía, Universidad Católica del Norte, Coquimbo.

 

Bibliografía

Castro, P y Jaráiz, E. (2023). La construcción emocional de la extrema derecha en España. Madrid: CIS.

Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



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Fabián Bustamante Olguín

Doctor en Sociología, Universidad Alberto Hurtado Magíster en Historia, Universidad de Santiago Académico del Instituto Ciencias Religiosas y Filosofía Universidad Católica del Norte, Sede Coquimbo

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