Los reveladores resultados del estudio sobre tasas de reemplazo del salario en el sistema de pensiones
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El trabajo evalúa las tasas de reemplazo del salario por la pensión por capitalización individual más los aportes fiscales al momento de jubilarse. Fue dado a conocer por el gobierno y realizado por la Superintendencia de Pensiones y la Dirección de Presupuestos (Dipres), coordinado por Cristóbal Huneeus, asesor del Ministerio del Trabajo. Contó con la colaboración de Paula Benavides, consejera del Consejo Consultivo Previsional, Rodrigo Vergara, expresidente del Banco Central e investigador del Centro de Estudios Públicos y Gabriel Ugarte, investigador del mismo organismo (https://www.hacienda.cl/…/con-formula-3-y-3-mediana-de…).
El estudio constata el fracaso del sistema de AFP. Las personas que se pensionaron por vejez entre 2015 y 2022, y seguían vivos a diciembre de 2022, presentan una mediana de solo un 17% (posición en que un 50% de los valores de una distribución se sitúa por encima o por abajo de ella) como tasa de reemplazo del salario por la pensión por capitalización individual. Esta tasa de reemplazo autofinanciada por cotizaciones y rendimientos de los fondos de AFP es de un 27% para los hombres y un insólito 11% para las mujeres.
Si se agregara la cotización de los empleadores de 6% del salario (con un tope) que propone la reforma de pensiones, distribuyéndola en 3% a cuentas individuales y 3% a reparto, la mediana de la tasa de reemplazo subiría a 29% para quienes se pensionaran en 2024. Si toda la cotización adicional se destinara a cuentas individuales, la mediana de la tasa de reemplazo autofinanciada se mantendría en un 17%, pues «a los pensionados actuales el aumento de la cotización no les aumenta la pensión, mientras que, en los otros escenarios, por la garantía, sí reciben mayores beneficios”, según el informe.
Considerando la Pensión Garantizada Universal ($206 mil) financiada por los impuestos, la mediana de la pensión total se más que triplica. Siempre para quienes se jubilaron entre 2015 y 2022, pasa de una mediana de $73.705 a una de $278.535 (de $159.333 a $354.046 en el caso de los hombres y de $38.158 a $244.211 en el de las mujeres). Así, al incorporar la Pensión Garantizada Universal estatal, la tasa de reemplazo mediana llega a 63% para quienes se pensionaron por vejez entre 2015 y 2022 (un 65% en el caso de los hombres y un 62% en el de las mujeres). Este mecanismo público ha aumentando los montos de las pensiones y disminuido sustancialmente la diferencia de género.
Si se distribuyera la cotización adicional de 6% en partes iguales entre reparto y cuentas individuales, la tasa de reemplazo mediana con PGU pasaría a 73% para los que se pensionasen en 2024. Si todo se destinara a cuentas individuales, la tasa de reemplazo con PGU sería de solo 61%.
El estudio también analiza las tasas de reemplazo según la distribución por quintiles del último ingreso laboral. En el primer quintil, el de más bajos ingresos, la tasa de reemplazo de la pensión autofinanciada es hoy de 15% y pasaría a 172%. En el cuarto quintil, los valores son de 16% y 45% y en el quinto quintil de 24% y 34%, respectivamente. Así, la pensión garantizada, que no es universal sino que alcanza a la población que se sitúa en el 90% de menos ingresos (empezó con un 35% en Bachelet I), ha producido progresivamente un importante fortalecimiento de las pensiones y especialmente los ingresos de los más pobres en la vejez. Recordemos que el 10% más rico concentra cerca de un 60% del ingreso (https://wid.world/country/chile/).
No obstante, el monto de la pensión garantizada es aún bajo y ha sido impactado por la inflación. Dista del 80% del salario mínimo (que alcanzará a $500 mil a partir de julio), lo que sería una meta futura deseable para la PGU ($400 mil). Su costo actual es del orden de un 2% del PIB y constituye un sistema de reparto («pay as you go») pues una parte de la recaudación tributaria paga en cada período esa pensión sin capitalización en el tiempo, mientras en Nueva Zelandia, por ejemplo, representa un 5% del PIB. Ésta subirá en febrero a 214 mil pesos, mientras la promesa de campaña de alcanzar los 250 mil pesos (razonablemente agregando la inflación desde entonces) sigue dependiendo de una reforma tributaria que sigue bloqueada por la oposición en el parlamento.