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Lo que está en juego en la reforma de pensiones

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Anualmente las AFP cobran más de mil millones de dólares en comisiones y se llevan un margen mayor al 50% de los ingresos que reciben. Este es superior en un 120% a los costos de la operación del sistema, en un negocio que recibe ingresos asegurados por el Estado todos los meses provenientes de las cotizaciones obligatorias.

Cabe preguntarle a la derecha, que tiene la llave de la reforma en el Congreso, ¿qué mecanismo propone exactamente para bajar el costo de administración de las cuentas y las sobreutilidades de las AFP por altas comisiones?; ¿solo las licitaciones anuales de una parte del stock de fondos y nada de separación de la administración de cuentas y la función de inversión de los fondos?; ¿qué actor estatal están dispuestos a aceptar y qué nuevos actores privados se podrían incorporar a la administración de cuentas y gestión de la inversión (soporte licitado, bancos, compañías de seguros)?; ¿qué solidaridad creen necesaria entre hombres y mujeres en el sistema previsional contributivo y entre los actuales y los futuros pensionados?

 

Algunos de los objetivos mínimos de la reforma se pueden agrupar de este modo:

 

  • Bajar el injustificado costo de administración de las cuentas del sistema de pensiones contributivas (con cotización obligatoria) para disminuir el aporte por comisiones de los cotizantes mediante un recaudador único, como propone el gobierno, o la fijación de topes en las tarifas;
  • Introducir más entidades y más competencia en la inversión de los fondos de capitalización del 10% actual;
  • Aumentar las pensiones contributivas actuales hasta en 3 UF con parte del 6% de cotización patronal adicional, que irá a cuentas individuales administradas por un ente público, como es hoy el caso de las pensiones del IPS, en lo que no sea objeto de aporte de solidaridad;
  • Introducir solidaridad en las futuras pensiones con redistribuciones de parte de las cotizaciones adicionales a mujeres, maternidad y cuidados, así como a lagunas previsionales por desempleo. De hecho esto ya existe con el Seguro de Invalidez y Sobrevivencia, que todos pagamos todos los meses pero del cual eventualmente no recibiremos nada si no nos enfermamos o perecemos tempranamente. En eso consiste la seguridad social. El «con mi plata No» tiene actualmente un componente de «con mi plata Si». La propuesta de gobierno es una ampliación prudente de este principio.
  • Asegurar un ingreso constante a los pensionados, sin retiros programados, y bajar los costos de la renta vitalicia. La fórmula de un seguro de longevidad tiene el inconveniente de que financiarían las pensiones de los que viven más (las personas de altos ingresos, con 10 años y más de esperanza de vida adicional) los que viven menos (las personas de menos ingresos). Así es el carácter social de la demografía. Por su parte, un seguro de este tipo restringido a los mayores de 75 años tendría un costo muy alto.

 

En materia de mejoramiento de las pensiones de las mujeres, el gobierno ha planteado un esquema que beneficia a las actuales y futuras pensionadas calculando el monto necesario para que la «pensión autofinanciada» de la mujer sea igual a la de un hombre en iguales condiciones, que se pagaría a partir de los 65 años y cubriría pensiones hasta 15 UF. Se complementaría con un aporte por «tareas de cuidado», mediante un registro de hasta 24 cotizaciones por el salario mediano por el tiempo dedicado a cuidados no remunerados de personas con dependencia moderada o severa, para personas que estén en registro de cuidadores del RSH/MDS. Se contempla un complemento por maternidad, con un registro de 24 cotizaciones por el salario mediano por cada hijo/a nacido vivo o adoptado. Una nueva propuesta gubernamental plantea dedicar un 1% de las cotizaciones adicionales a fortalecer el cuidado infantil, lo que se aleja de los fines directamente previsionales que debe tener el sistema de pensiones y no parece una buena idea, pues fortalecer los jardines infantiles y guarderías debe ser materia de financiamiento presupuestario.

 

Se incluye, además, un complemento por «lagunas previsionales»: cada vez que se reciben beneficios del seguro de cesantía, se pagaría las cotizaciones del 10% y el 6% con cargo al Fondo de Cesantía Solidario.

 

Finalmente, para aumentar las actuales pensiones, el gobierno ha propuesto que los pensionados reciban, financiado con parte del 6% de cotización adicional, una «garantía complementaria a la pensión», con un monto de 0,1 UF por cada año cotizado (aplicable al DL 3.500, los bonos de reconocimiento y el nuevo sistema). Se entregaría a partir de los 65 años con un tope de 30 años cotizados (3 UF).

 

Las nuevas cuentas individuales de capitalización colectiva debieran ser gestionadas por un ente público, a las que se les descuenten aportes solidarios para financiar los beneficios mencionados para las mujeres y la «garantía complementaria». La definición del gobierno es que las AFP no entren en el 6% de cotización adicional del empleador y que se transformen en el sistema del 10% de cotizaciones de los trabajadores en entidades privadas de inversión, junto a otros actores, con un recaudador único para bajar costos.

 

La derecha no quiere ver desaparecer a las AFP de la recaudación del 10% y quiere que sean parte del 6% de cotización adicional. Por eso se opone a la reforma propuesta por el gobierno. Se refugia argumentalmente en la regresividad que supone financiar aumentos de pensiones con las cotizaciones de los asalariados y aportantes independientes. Ahí cabe decirle que la alternativa son los impuestos, que también se niega a aumentar. Entonces no quiere nada, simplemente. De ahí el bloqueo a la reforma.

 

Por Gonzalo Martner

 

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Gonzalo Martner

Economista, profesor de la Usach, expresidente del PS.

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  1. Muy interesantes propuestas, sin embargo creo que el » sesgo de género» , en general, puede ser discutible: las comunas más ricas de Chile son ( y siempre lo han sido ?) las que muestran el mayor % de mujeres del país ;al contrario , las más pobres siempre muestran mayor % de hombres ; los varones son , estructuralmente, el 80 o 90 % de los «extremadamente marginales » ( encarcelados, suicidas , adictos varios, vagabundos sin hogar, etc ) ; ¿ será por ello que «Mientras mayor es la participación laboral de la mujer, mayor es la desigualdad de ingresos de los hogares» ? ( Osvaldo Larrañaga, «Distribución de ingresos en Chile , 1951-1999 » ).

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