Algunas reflexiones sobre el libro “Memoria con voz de mujer. Cárcel femenina del Buen Pastor de Linares”
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A principios de septiembre del presente año, en una actividad organizada por el Colectivo Memoria Linares, se inauguró un Memorial en homenaje a mujeres que estuvieron detenidas en la cárcel del Buen Pastor de la ciudad de Linares. En dicha ocasión, Carlos Castro Romero, profesor e historiador linarense, presentó su libro “Memoria con Voz de Mujer. Cárcel Femenina del Buen Pastor de Linares” que, como el mismo autor escribe “es un libro que relata pormenores de la Cárcel Femenina de Linares, administrada por la Congregación de Hermanas del Buen Pastor y Gendarmería de Chile, la cual fue utilizada como prisión política entre los años 1973 y 1974. Más de 80 mujeres pasaron por este recinto, muchas de las cuales fueron sometidas a tortura física y sicológica por parte de los organismos de represión de la dictadura cívico-militar. En este mismo lugar, tres recién nacidos tuvieron que permanecer en cautiverio junto a sus madres. Es una parte de nuestra historia local que se rearma con el relato de sus protagonistas”. En la introducción de su libro, el autor agrega “al hacer exclusividad en la persecución política femenina, nos encontramos con historias de ciudadanas que habían quedado en un segundo plano respecto a los estudios de memoria local”.
El libro recoge los testimonios de siete prisioneras políticas y resalta “el rol de las Fuerzas Armadas y Carabineros en la persecución y desaparición del adversario político en Linares” que, continúo citando al autor, “tuvo su centro de operaciones principal en la Escuela de Artillería y la mayoría de las mujeres víctimas y sobrevivientes recuerdan ese lugar como el peor de sus vidas”, donde se les sometió a “reiterados interrogatorios, la tortura y el abuso sexual”.
En el mes de octubre viajé hasta la ciudad de Linares y logré contactar al autor, Carlos Castro Romero, para obtener un ejemplar de este libro que aborda dos temas que hasta el día de hoy siguen bastante invisibilizados, como son el de la prisión política de las mujeres y la violencia política sexual ejercida en contra de ellas. Si bien este último aspecto no es el tema central del libro, de igual manera se aborda y como está escrito en el texto “desde la amenaza al abuso sexual y a la tortura solo había un paso, especialmente con las mujeres que eran más jóvenes. Recordemos que había niñas desde apenas 14 años, que estaban detenidas en condición de presas políticas. Con ellas el abuso sexual fue más despiadado por parte de los militares…”
De vuelta en el puerto me contacté con un par de compañeras ex presas políticas de la Cárcel del Buen Pastor de Valparaíso, Patricia y María Cristina, proponiéndoles el ejercicio de leer el libro escrito en Linares para que fueran ellas las que me entregaran sus propias reflexiones e impresiones. De igual manera, conversé con María Luisa, quien no fue prisionera política y al momento del golpe de Estado tenía diez años de edad para tener otra visión del texto en cuestión.
Transcribo a continuación las conversaciones realizadas.
En primer lugar, están las reflexiones y comentarios entregados por las ex prisioneras políticas María Cristina y Patricia y, posteriormente, la conversación con María Luisa.
¿Qué les pareció el libro sobre las prisioneras políticas del Buen Pastor de Linares, relacionándolo con lo que les sucedió a ustedes en la cárcel del Buen Pastor de Valparaíso?
Patricia:
“Me pareció que ellas tenían celdas de castigo mucho más complicadas que acá, porque ellas hablan de unas celdas muy estrechas, donde ni siquiera podían estirarse.”
María Cristina:
“Tenían celdas de castigo que nosotras no tuvimos acá.”
Patricia:
“Lo otro que me llamó la atención también es que, aunque nosotros igual estábamos hacinadas, ellas dormían en el suelo, en el cemento y nosotras teníamos camarotes, teníamos camas. Además, tenían a la Escuela de Artillería al lado. Lo que sí coincido es que, esto se da en todos los Buen Pastor, las monjas son clasistas en todos lados y tratan mal a las presas comunes, a las niñas que estaban ahí. También hay un dato que me llamó la atención, ya que a mí me lo dijo una monja acá en el Buen Pastor de Valparaíso, de por qué estaba leyendo, que eso era meterse cosas en la cabeza que no servían para nada. En el fondo me dijo que por querer saber tanto por eso uno estaba presa ahí.”
María Cristina:
“A mí me llamó la atención que las sacaban en la noche a interrogatorio, acá en Valparaíso nunca sacaron a nadie de nosotras en la noche, a una la sacaban de día. Incluso, ahí en el libro, una de las chicas hace un relato de abuso sexual. La situación de ella, además era muy precaria, no tenían ni siquiera colchones para dormir. También me pareció, al leer el libro, que muchas de ellas eran muy sencillas, muy simples en sus apreciaciones, porque cuando hablan de las gendarmes, cuando hablan de las monjas, a mí me dejó una sensación incómoda.”
Patricia:
“A mí también me dejó una sensación amarga, que fue lo mismo que me pasó cuando fuimos al Buen Pastor de San Felipe, donde las personas que estuvieron presas hay momento en que casi le agradecen el trato que tuvieron con ellas y para mí es el colmo que le tengas que agradecer a monjas que fueron cómplices de la dictadura, que permitieron, sabiendo de qué se trataba, ya sea de día o de noche, que sacaran a las presas políticas a interrogatorio, porque sabían que iba a haber tortura de por medio y ellas lo permitían. Entonces, me pasó con este libro que me dejó una sensación de mucha incomodidad, porque era una como actitud de sumisión ante las monjas, eso me descolocó un poco. Lo mismo me pasó con el relato respecto a una gendarme, que era muy buena, que les aconsejaba cuando iban a la tortura, eso, no sé, me molestó, me incomodó. Lo otro que percibí, a través de los relatos del libro, fue que me dio la impresión de que las presas políticas no tenían una actividad política real durante la Unidad Popular.”
María Cristina:
“Sí, daba la impresión que no eran mujeres que militaran en partidos políticos, que tuvieran convicciones políticas fuertes, esa impresión me deja el libro, que eran personas muy sencillas, sin mayores compromisos políticos, como que no se resalta que hubieran sido mujeres comprometidas, luchadoras. Esa sensación me deja el libro y los relatos que hay ahí. Entonces me da la sensación que tomaron presas a cualquiera, para intimidar a la gente, para aterrorizar a todas las personas del lugar.”
Patricia:
“Claro, como sembrar el terror en el resto de la población, porque hay varias que ni mencionan tener militancia política, como que de política no entendían nada, como que sus maridos eran los más políticos. En todo caso, fueron mujeres que lo pasaron súper mal sin tener una convicción real no reflexionar sobre que lo que estoy pasando es por esta otra razón, por mi compromiso político.”
Memorial Cárcel Buen Pastor de Linares
¿No será que el autor no resaltó el carácter militante, el compromiso político de las compañeras, no habrá faltado haber profundizado sobre ese aspecto?
María Cristina:
“Claro, también puede ser eso, pero a mí me dejó esa sensación que comenté antes, a lo mejor eso no se profundizó en las entrevistas. En los relatos no se muestra eso de la militancia y el compromiso político de las compañeras.”
Patricia:
“De los relatos que leí, me acuerdo de dos donde específicamente dicen que ellas no militaban y que de política no entendían, por lo menos hay dos relatos así. Entonces eso, a una le hace sentir como que en realidad eran dueñas de casa, tal vez, y que lo que hizo la dictadura en ese minuto fue sembrar el terror de manera indiscriminada. Obviamente había otras que eran militantes, pero veo que la parte política no está muy desarrollada en el texto. Incluso hablan de una compañera mirista, pero muy al pasar, sin profundizar. Hasta en el caso de María Isabel Beltrán, que es una detenida desaparecida y cuentan que la vieron en la Escuela de Artillería a muy mal traer, tampoco lo tratan en profundidad.”
María Cristina:
“Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Patricia, creo que faltó ese relato más político en el libro.”
Patricia:
“Otra cosa que me llamó la atención es que las monjas de Linares dejaron un archivo, cosa que aquí en Valparaíso no pasó, las monjas acá niegan todo. Aquí cuando fuimos a hablar con las monjas ellas negaron que habían tenido presas políticas.”
María Cristina:
“A mí lo que me gustó del libro es que el autor inicia hablando de cómo se formó el Buen Pastor en Linares, cuando llegaron las monjas, quiénes fueron los benefactores y eso me parece súper interesante porque al final de cuentas te va indicando la condición en que trabajaban estas monjas, a quienes les debían favores d cierta medida. Incluso las monjas, en el relato, agradecen a los milicos lo bien que se portaban porque les prestaban camiones. También habla de que Pinochet les regaló un televisor y resaltan que un montón de obreros, en el tiempo del PEM y el POJH, fueron a ayudarles en unos trabajos. Esos relatos me molestaron mucho, porque da la impresión de que se tratar de disculpar a las monjas en su comportamiento.”
Patricia:
“Claro, porque para ellas los milicos eran benefactores, así los veían.”
¿Cómo ven ustedes la relación Escuela de Artillería-Buen Pastor en Linares y Armada de Chile- Buen Pastor en Valparaíso?
María Cristina:
“Yo la veo igual, es lo mismo, las monjas fueron cómplices con los marinos acá y allá fueron cómplices con los milicos.”
Patricia:
“Aquí también llegaban los marinos a buscar a la gente para llevarla a interrogatorios, a torturarlas.”
María Cristina:
“Incluso una vez llegaron a allanarnos los tiras al Buen Pastor.”
Patricia:
“Los marinos, al igual de lo que ellas dicen de los militares, cuando después estaba en libertad llegaron los marinos a allanar la casa. Una vez estaba estudiando con un compañero y llegaron a allanarnos, naturalmente que nunca más vino a estudiar conmigo ese compañero. Las patrullas llegaron muchas veces a molestar y allanar la casa. O sea, igual seguían molestando los marinos.”
Respecto a la violencia político sexual, que el libro lo menciona, que me pueden comentar
María Cristina:
“Ese es un tema muy complejo, muy difícil de tratar y el libro lo aborda y es muy rescatable. Ahí, en ese aspecto, está muy clara la complicidad de las monjas.”
Patricia:
“Claro, se llevaban también a las presas comunes y da la sensación que ellas estaban ahí para satisfacer los apetitos de los militares. Esto no sucedía solo con las políticas, sino también con las comunes, entonces debe haber sido una práctica habitual de estos uniformados, con la complicidad de las monjas, que deberían haberse opuesto ya que las niñas estaban bajo su cuidado. Estaban ahí para protegerlas, pero no lo hicieron.”
En el caso de ustedes, acá en Valparaíso, el tema de la violencia política sexual ¿lo han tratado?
Patricia:
“No, no lo hemos tratado. Yo creo que la violencia política sexual se dio en todas partes, en todo el país, nosotras también la sufrimos y no lo hemos tratado, es muy difícil hablar ese tema. De hecho, ha sido difícil abordar la prisión política de las mujeres, se ha escrito mucho de los hombres, pero poco de las mujeres presas políticas, entonces, más difícil es abordar la otra parte, la de la violencia política sexual. Me parece que es muy importante que este libro aborde este tema, además que el libro se llama memoria con nombre de mujer, eso es muy valorable.”
María Cristina:
“Es verdad, el libro pone en primer plano la prisión política de las mujeres y eso tiene mucho valor para nosotras.”
Patricia:
“En el Buen Pastor de Linares, al igual que acá en el Buen Pastor de Valparaíso, hubo mujeres embarazas prisioneras políticas, que tuvieron sus hijos en cautiverio.”
Como una manera de conclusión de esta conversación, qué me pueden comentar
María Cristina:
“Independiente de las críticas que hemos hecho este libro tiene un gran valor para quienes fuimos presas políticas y, más encima, en el Buen Pastor, es un buen rescate de la memoria. De todas maneras, tiene mucho valor eso y de la lectura puedes sacar muchas cosas, deducir muchas conclusiones, que a lo mejor no están explicitas, pero que se pueden deducir, o leer entre líneas, porque siempre la gente que ha pasado por estas situaciones hay muchas cosas que se reserva, que no las cuenta, siempre una se guarda algo.”
Patricia:
“Además, hay cosas que inconscientemente se bloquean, es como un mecanismo de defensa. Igual, a manera de resumen quisiera decir que el Buen Pastor, esa Congregación, funcionó en varias ciudades de nuestro país y en todas con las mismas características. Sería muy bueno tener varios testimonios como los de este libro, de los distintos lugares, de La Serena, de Concepción, de Linares, de San Felipe, de Valparaíso, pero todo refundido en un solo libro para poder dar a conocer lo que significó la Congregación del Buen Pastor durante la dictadura civil militar, porque las monjas, hasta hoy día, han pasado piola, han pasado desapercibidas en su papel cómplice. Nadie habla del papel que jugó esa Congregación con la prisión política de mujeres aquí en el país. En todos los Buenos Pastores de Chile fueron cómplices, porque no les importaba que sacaran a la gente a la tortura a cualquier hora y tampoco tenían un miramiento o un trato especial para las mujeres que llegaban destruidas de la tortura, incluso allá en Linares muchas veces iban, incluso, al calabozo de castigo, con períodos largos de incomunicación, eso es totalmente inhumano de parte de las monjas. No fueron buenas samaritanas y esto nunca ha salido a la luz pública con la fuerza que debiera salir. Esto también pasó en otros países, como en Argentina, por ejemplo.”
Acá en Valparaíso falta elaborar un libro como el de Linares, profundizando en los aspectos políticos sobre los que ustedes han reflexionado
María Cristina:
“Así es, el libro que sacamos tiene otras características, refleja solo algunos aspectos, falta hacer un libro bien completo. Cuando nosotras comenzamos a organizarnos y juntarnos como Colectivo de ex Presas Políticas del Buen Pastor intentamos encontrar antecedentes sobre estas monjas en Valparaíso, pero nuestros esfuerzos fueron en vano, no conseguimos nada y eso me parece interesante como introducción, que recoge el libro de Linares, de cómo se formó, quiénes fueron sus benefactores, esa es la base, pero también cuesta mucho recoger los testimonios porque muchas compañeras no quieren conversar de esto, cuesta recoger los relatos, mucha gente se resta.”
María Luisa, en términos generales, ¿qué me puedes comentar del libro?
María Luisa:
“Me gustó mucho el libro porque las historias que cuenta son súper potentes. Lo que más me llama la atención es que, a esta altura de la vida, que llevamos 50 años, todavía hay un tremendo miedo y que mucha de la gente que vivió en carne propia las cosas más terribles durante la dictadura las guardó en silencio, no se las contó a nadie. Me parece que es muy difícil, cuando una vive una experiencia tan traumática, tan dramática, salir de eso, sanar de eso. Este libro me confirma eso.
Eso se refleja mucho en el libro, donde ellas cuentan hasta cierto punto no más, siempre hay un silencio que es muy tremendo.”
Te parece que el libro, al rescatar esa memoria, aunque sea después de tantos años, ¿tiene valor, es algo sanador?
“Sí, es muy valioso el libro, sobre todo porque me doy cuenta, al leerlo que el trauma de la dictadura está ahí, no ha sido sanado.”
¿Servirán para esa sanación estos ejercicios de memoria?
“Por supuesto, siento que son muy útiles sobre todo para la persona que hace el relato, porque me doy cuenta que quizás era la primera vez que le decían esto a una segunda persona o a una tercera persona, entonces ese ejercicio es muy terapéutico. Cuando una cuenta algo difícil, o un trauma, se aleja un poco de él y puede mirarlo con un poco más de distancia, es como socializar el trauma o lo que me pasó, entonces me puede parecer no tan terrible, por el otro o las otras personas también lo sienten desde mi relato. Es terapéutico no solo para la persona que lo relata, sino también para el entrevistador, que se da cuenta de un montón de cosas, que a lo mejor le atraviesan o le tocan también, porque, aunque una no haya vivido la dictadura de una forma tan violenta como ellas la vivieron, todo un país, o toda una sociedad es afectada por eso tan dramático. Entonces, es un ejercicio muy importante y ojalá que todo el mundo pueda acceder a estos testimonios, a estos relatos.”
Cuando se entregan esos testimonios, de alguna manera se reviven esos momentos, ¿eso también es sanador, a pesar del dolor?
“Ahí tengo algunas dudas, porque me he dado cuenta que cuando una vuelve a revivir un proceso tan duro, que es tan traumático, tan violento, creo que es muy importante que ese proceso vaya acompañado de un acompañamiento terapéutico, porque si no voy hasta el fondo, cuesta más avanzar en la sanación. Es como la metáfora del globo, tengo que reventar el globo para dejar salir todo ese aire comprimido en su interior, porque si no lo hago eso sigue latente ahí. Ese globo en este caso es llenado con la memoria, con los traumas, está encapsulado y hay que romper con eso para iniciar un proceso de sanación.
De todas maneras, aunque no haya un acompañamiento, el hecho de poder expresar lo sucedido es muy importante, porque lo que ocurre en el trauma es que yo vivo algo, en un momento determinado, donde me pilla por sorpresa, me quedé congelada, no supe reaccionar, entonces eso queda ahí, como atrapado y si puedo ponerle palabras a eso que viví, que es lo que están haciendo ellas en este libro, si puedo poner palabras, expresar ese dolor de alguna manera, porque es muy difícil describirlo con palabras, pero por lo menos tratar de hacerlo o ponerle palabras a ese sufrimiento es muy terapéutico.”
¿Qué otro aspecto te llamó la atención del libro, respecto a las monjas y la violencia política sexual, por ejemplo?
“En el caso de las monjas, en los relatos las presas políticas como que justifican su manera de actuar, pero siento que ellas igual son cómplices de todo eso, aunque la mayoría de los relatos justifican al actuar delas monjas, porque sienten que ahí en ese lugar se sentían más protegidas que en la Escuela de Artillería, a pesar de que igual estaban encarceladas, igual tenían castigo.”
Esa mirada protectora de parte de las presas políticas de Linares, ¿será, tal vez, porque era tan terrible lo que sufrían en la Escuela de Artillería?
“Sí, claro, este otro encierro, el del Buen Pastor, era como un escape del otro infierno. Es tan violento, tan duro, tan terrible, tan brutal lo que ellas viven allá en la Escuela de Artillería, que cuando llegan a este convento ellas lo sienten como un refugio, aunque es una cárcel con sitios de castigo y condiciones precarias, duermen en el suelo, no tienen con qué abrigarse, es terrible igual, pero es más difícil aun imaginar lo brutal que será lo otro, que ellas encuentran aquí un refugio.”
Además, en el regimiento está concentrado todo el machismo, todo el poder del patriarcado y ese poder se ejerce más brutalmente en contra de ellas en la tortura por el hecho de ser mujeres…
“Exacto, entonces el opresor ejerce todo su poder de dominación sin límites y pos eso pueden sentirse más seguras entre sus pares, en el Buen Pastor, porque sus carceleras son mujeres, es posible que esa sea también una explicación del refugio que estamos hablando.
Entonces entre sus pares les es más difícil ver que eso también es violencia, es opresión, pero más bien lo veo como una forma de refugio, de aferrarse a algo, la violencia de género es tan brutal en la Escuela de Artillería que se sienten protegidas en esta otra cárcel, donde son mujeres las carceleras y aunque sea tan violento, para ellas, inconscientemente, aparece el arquetipo de la monja, de la madre protectora y aunque sea tan violento hay algo que les permite sentirse en un refugio.
Entonces, aunque es tan violento el comportamiento de las monjas que aceptan encerrarlas incomunicadas cuando vienen de la violencia sexual que se ha ejercido sobre ellas, me llama mucho la atención en los relatos que ellas no logren ver también esa violencia ejercida por las monjas y las gerdarmes y, así y todo, se sienten protegidas en ese lugar. Eso llama mucho la atención en los testimonios y relatos que hay en el libro.”
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 20 noviembre 2023
lo ramon roman says:
Linares: La ciudad más pinochetista que yo he conocido. ¿Se acuerdan del famoso Sergio Diez? Fanático a morir de los milicos y los Linarenses lo adoraban.