Milei, capitalismo y falsas promesas
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El candidato vencedor de las elecciones argentinas es Javier Milei . El es el representante de la Derecha. Que eso quede muy claro para el registro de lo que vendrá.
Un candidato por lo tanto cuyo programa es en extremo neoliberal. Todo para las empresas donde dice florecerá el progreso. Nada con el Estado. Promete cortarlo con una motosierra en la mano. Se propone eliminar 10 ministerios además del Banco Central. Todo eso bañado en un discurso de ese triunfalismo barato de nacionalismo de la peor especie. «Seremos potencia mundial en 35 años» dice Milei. Una exactitud sorprendente. Y un éxito mejor que el de China en ese rubro. Una declaración digna del nivel de la vidente de Milei, que como muchos otros líderes, la tiene. Además de su perro ya muerto, con el cual el presidente electo dice que habla.
El estado económico y social de los países donde hoy se gobierna con políticas neoliberales en el mundo es desastroso. Consiste como se sabe en enriquecer a unos muy pocos y empobrecer a millones.
Un sistema, como lo reclama una vez más Milei, que solo sea para las empresas privadas y el Estado sea mínimo. Un Estado que el neoliberalismo no se cansa de culpar de todo lo malo. Sin embargo, es ese mismo Estado del cual abjuran las empresas y los empresarios, donde se multiplican los subsidios y apoyos del Estado a los pobres para mantenerlos vivos y trabajando, que del trabajo de estos se obtiene la riqueza que ostentan los ricos. Un Estado donde los bonos, el AUGE, las vacunas gratis, los enormes subsidios a las empresas, toda la infraestructura de caminos, aeropuertos y puertos, el dinero para apoyar empresas tecnológicas nuevas, la promoción de las empresas en el extranjero o la preparación de miles de profesionales en universidades estatales y un larguísimo etcétera son dados por el Estado. No por las empresas. Para las empresas los ricos reclaman del Estado -ese mismo que gustarían que desaparezca – estas y muchas otras prebendas. A comenzar por librarlas de pagar impuestos. O de salvarlas de multas y coimas porque no los pagan, para los cuales tienen servicios fiscales de impuestos conniventes y corruptos. Reducir impuestos a las empresas como la panacea del desarrollo económico. Cantinela con lo que nos repiten la «teoría» del chorreo durante décadas. Teoría que solo existe en la boca de los ricos, porque después de años y años de menos impuestos a las empresas, su primera reivindicación siempre, la economía es un desastre y los pobres solo aumentan. Una curiosa teoría sin demostración alguna. Pero que sin embargo sus economistas repiten con voz docta y pulida. Puede usted tomar como ejemplo cualquier país del mundo neoliberal. Comprobará lo que decimos.
Milei dice que se preocupará de un país donde hay 40% de pobreza y 10% de indigencia.
Los apoyantes extranjeros de Milei que se destacan, han sido gobernantes. Donald Trump, Jair Bolsonaro, Mauricio Macri en Argentina o Sebastián Piñera en Chile. Ninguno de esos gobiernos redujo, ni mucho menos eliminó, la pobreza. Peor aún, en todos ellos la miseria aumentó en sus respectivos gobiernos. Los chilenos son testigos de los efectos de las políticas de Piñera en Chile. ¿Hay alguien capaz de demostrar qué mejoró en el país la situación de los pobres?. Y de la misma manera que en esos gobiernos y producto de sus políticas para los ricos, las protestas sociales inevitablemente vendrán, serán entonces reprimidas con violencia. Sin embargo ahí están todos ellos gritando que llegó la libertad. Efectivamente. Para los ricos y sus sirvientes más fieles y leales. Tipo Hermosilla. Si, para ellos llega toda la libertad.
Milei dice que él sabe como economista cómo terminar con la inflación galopante en su país. Sobre el 140% actualmente en el país vecino. Lo que no dice es cómo lo va a conseguir. Y además en 4 años. Un milagro de las ciencias económicas y un cambio trascendental en el capitalismo, que vive periódicamente grandes crisis donde aparece la inflación. Si lo consigue, ciertamente habría que darle el Premio Nobel de Economía. Parece sin embargo que falacias de este tipo le gustan a la gente como ha quedado demostrado. Como aquella de Kast en Chile – entre muchas otras – que dice que ellos terminarán con el narcotráfico y la corrupción. Lo que mucha gente se lo cree. O cuando dice que achicará el tamaño del Estado. Y en la propuesta de nueva Constitución hecha por su partido político este no hace sino crecer, excepto en el número de diputados. Esto último, un viejo truco electoral para asegurar escaños de zonas menos pobladas donde la Derecha gana. Otro engaño mañoso más.
El triunfo de Milei, se explica en gran parte -dicen algunos científicos sociales – por la desesperación de la mayoría de la población, que ha visto gobiernos todos capitalistas, incluido en este el Peronismo, que han llevado a la Argentina al desastre. Lo dramáticamente irónico de todo esto es que los pobres han votado por un candidato que ofrece justamente cortar todas las ayudas sociales a esos mismos pobres. «Vos tenés que ganarte tu vida», no podés aprovecharte y vivir del Estado». Nos recuerda la gente de Petorca -hace rato sin agua para beber porque la roban las grandes empresas agrícolas con sus «derechos de agua» – que votó en el primer Plebiscito contra una mayor justicia en la distribución del agua en nuestro país. O que pobladores sin casa votaran en esa misma ocasión en contra porque les iban a quitar la casa. Esa que no tienen. La fuerza de la ideología y la propaganda del sistema puede esconder el sol con su fuerza.
La gente también, como en todo el mundo capitalista de hoy, está harta de una clase política, que al igual que en Chile, Brasil o EE.UU. usufructúa del poder en el cual se perpetúa, se corrompe en gran escala y que sirve en prácticamente todos los casos, y esto que también quede muy claro, solo los intereses de los más ricos. No son políticas socialistas o de otro tipo cualquiera que han conducido a esta tragedia. Son las políticas públicas del capitalismo.
Como lo son aquellas que han destruido el ambiente y la naturaleza en nombre del crecimiento económico infinito en un mundo de recursos finitos. Y que claro, quienes contribuyen más a esto, niegan el cambio climático como lo hacía Trump o Bolsonaro en Brasil con la destrucción sistemática de la Amazonia o en Chile con la mano ancha en fiscalizaciones ambientales que han permitido los desastres ecológicos que se conocen. Y todo conforme a la ley. Recuerde por ejemplo que muchas y muchas salmoneras están ubicadas en aguas supuestamente protegidas desde hace años y ningún gobierno ha hecho nada hasta ahora.
El desastre de Argentina es la comprobación de los efectos del Capitalismo en su fase neoliberal actual. En su desesperación, los argentinos han decidido probar cómo les va con un señor que es un loco desatado. Ese mismo que promete liberar la venta de órganos. Ese mismo que se declara nacionalista «para hacer la Argentina grande otra vez» (parodiando a Trump) y que al mismo tiempo declara que terminará con la moneda nacional y la independencia de sus políticas monetarias. Y eso «dolarizando» la economía, cambiando la suya por la moneda de un país exactamente quebrado pues posee una deuda imposible de pagar dado su tamaño superlativo. Gran nacionalismo muestra Milei.
Milei dice también con voz seria que los candidatos a políticos en los partidos, como se hace ya en el suyo, que puesto que van a aprovecharse del poder para ganar dinero, entonces que compren sus candidaturas. Que paguen para ser candidatos a gobernadores o diputados. O sea, como quien dice una inversión monetaria en el sector Política. Invierte en algo que te va a dar mucho dinero. Un sector de la economía como cualquier otro. O sea, la legalización de la corrupción en la llamada clase política.
Muy malo para Chile es este triunfo de la Derecha en Argentina. También para la izquierda latinoamericana. Y para la civilización. Derecha por otra parte que ha demostrado claramente que es una sola. En su versión liberal y en su versión extrema o ultra derecha como coloquialmente llamamos. La Derecha es una sola. Actúa políticamente como un solo cuerpo en la defensa de sus intereses conforme sea la situación histórica que vive. Que nadie continúe tergiversando esto en Chile, diciéndonos que hay otra Derecha un poco mejor y no tan extrema. Y con la cual tal vez podemos dialogar y llegar a acuerdos. No nos sigamos equivocando. La historia política reciente de Chile demuestra una vez más que hay una sola Derecha que actúa en política como representante de las clases dominantes. De la misma manera que en la elección presidencial argentina toda la Derecha se unió con el señor Milei a pesar de haberse insultado mutuamente durante el período electoral. O como lo hace el Partido Popular cada vez que puede en España.
Y si algunos analistas despistados y políticos pasados de moda pretenden «saltar muros» y dialogar, vean mil veces lo que les dice Kast. A ver si toman un baño de realidad. Podemos conversar con todos y sobre todo. De ahí a que nos pongamos de acuerdo esa es otra cosa. La demostración más palpable de esto quedó clara con la actuación de la Derecha -toda ella junta lo repetimos – en las discusiones del Consejo Constitucional.
¿Dialogar, llegar a acuerdos con el enemigo de clase declarado? No sé si se trata de una ilusión, un buen deseo o una estupidez política concentrada. No hay acuerdo posible entre el rico y su trabajador, que no sea la aceptación del segundo de las condiciones que le impone el primero. ¿Qué es sino el Poder? ¿Cómo se ejerce? ¿O este no existe?
El señor Kast, correrá, si acaso ya no lo ha hecho cuando escribimos estas líneas, a felicitar a su amigo Milei a ver si los réditos electorales de este le sirven para su candidatura presidencial. Y pensará que las mismas cartas triunfadoras de promesas falsas, denuncias a la clase política corrupta – capítulo donde tiene toda la razón- excentricidades, xenofobias, negacionismos y machismos de todos los tipos y colores, le darán la victoria en 2025. Y capaz que hasta sirvan para que ganen el Plebiscito este 17 de Diciembre. Veremos.
La Izquierda tiene que educar al pueblo demostrando el fracaso estruendoso del capitalismo neoliberal en el mundo. Demostrando el fracaso político además de la Socialdemocracia como solución suave del capitalismo. A estos extremos nos han conducido sus políticas antisociales, y ahora anti-paz con su apoyo decidido a la OTAN y a Israel en su genocidio del pueblo palestino. La Izquierda debe revindicar un programa económico en las antípodas del neoliberalismo y un programa socialista para la sociedad en su conjunto en los tiempos actuales. El desastre que vendrá en Argentina los próximos cuatro años será otro buen ejemplo de la necesidad de cambiar radicalmente el tipo de sociedad que tenemos. La única responsable por la miseria y la guerra actuales en un mundo donde la injusticia y desigualdades no hacen sino crecer. Basta ya de una democracia para los ricos, de los ricos y por los ricos.
Por Patricio Serendero
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