Acuérdate de Acapulco, María Bonita, María del Alma
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El miércoles pasó algo rarísimo en Acapulco. Por el mar venía acercándose el huracán Otis, que antes de llegar a tierra se fue convirtiendo en una inofensiva tormenta tropical.
Pero de pronto, a pocos kilómetros de la costa se convirtió repentinamente en un poderoso huracán categoría 5. Entró en la madrugada en la bahía del famoso Acapulco de Agustín Lara y lo destruyó íntegramente. Todos los postes eléctricos, todos los árboles se cayeron, las pequeñas viviendas y comercios arrasados. Los grandes hoteles menos, pero se rompieron los vidrios de las ventanas y muchos turistas, sin experiencia en estas lides, resultaron heridos.
Las comunicaciones y carreteras cortadas, Acapulco quedó incomunicado.
El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se fue para allá en cuanto se supo la calamidad, como a las 10 de la mañana del miércoles, acompañado de varios funcionarios y en auto porque en avión era imposible por el mal tiempo. Las carreteras intransitables, tuvieron que cambiar de vehículo varias veces porque se quedaban atorados por los escombros, por el fango, la lluvia y demás. Terminó el viaje a pie y llegó a Acapulco a las 7 de la tarde. No sé cuantos kilómetros habrá caminado con sus acompañantes, entre agua y escombros.
¿Se dan cuenta un hombre de casi 70 años, haciendo esto por amor a su pueblo? Eso le dio muchos ánimos a todo el mundo de la zona.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos y todos los científicos especializados en estas cosas, calificaron la situación como «un escenario de pesadilla» y todavía bastante inexplicable. Al parecer este asunto fue provocado por el cambio climático, porque las aguas del mar están mucho más calientes que antes. En fin, lo están investigando.
AMLO volvió a la capital en helicóptero y en su conferencia mañanera de hoy jueves enumeró todas las cosas que el gobierno va a hacer para recuperar a Acapulco. No había todavía electricidad ni comunicaciones en la zona, pero les dejó un mensaje grabado en el cual, entre otras cosas declaró: “Vamos a poner a Acapulco de pie, les doy mi palabra”.
Y todos le creemos porque siempre ha cumplido su palabra, que es sagrada.
Por Margarita Labarca Goddard