Guerra Israel Gaza

Antes de la crisis actual, décadas de bloqueo erosionaron la economía de Gaza, dejando al 80% de la población dependiente de la ayuda internacional

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La inflación, la reducción del espacio fiscal, la disminución de la ayuda exterior y la acumulación de deuda mantienen la economía del Territorio Palestino Ocupado por debajo del nivel anterior a la pandemia de 2019.

Ginebra, 25 de octubre de 2023 – El último informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), sobre su asistencia al pueblo palestino señala que 2022 fue otro mal año para los palestinos.

En un contexto de crecientes tensiones políticas, dependencia cada vez mayor de la Potencia ocupante y estancamiento del proceso de paz, la economía palestina siguió funcionando por debajo de su potencial en 2022, al tiempo que se intensificaban otros problemas persistentes.

Entre ellos, la pérdida de tierras y recursos naturales en favor de los asentamientos israelíes, la pobreza endémica, la reducción del espacio fiscal, la disminución de la ayuda exterior y la acumulación de deuda pública y privada.

 

La economía aún se tambalea por la crisis de COVID-19

Aunque el PIB palestino creció un 3,9% en 2022, el PIB real per cápita seguía estando un 8,6% por debajo de su nivel anterior a la pandemia de 2019. En Gaza, el PIB real per cápita se situó un 11,7% por debajo del nivel de 2019 y cerca de su nivel más bajo desde 1994.

El desempleo siguió siendo elevado, del 24% en todo el Territorio Palestino Ocupado, del 13% en Cisjordania y del 45% en Gaza, siendo las mujeres y los jóvenes los más afectados. La pobreza aumentó, haciendo que el 40% de la población necesitara ayuda humanitaria.

Con la subida de los precios mundiales de los alimentos y la energía, los hogares más pobres sufren de forma desproporcionada porque los alimentos representan una parte mayor de su gasto total.

Tres décadas después de los Acuerdos de Oslo, la esperada convergencia entre la economía palestina y la israelí sigue obstruida por las políticas de ocupación. Por el contrario, las dos economías han divergido, y el PIB per cápita palestino representa actualmente sólo el 8% del israelí.

 

Dependencia económica forzada

El informe destaca la dependencia forzosa de la economía palestina respecto a Israel. Los excesivos costes de producción y transacción y las barreras al comercio con el resto del mundo han dado lugar a un déficit comercial crónico y a una dependencia generalizada y asimétrica de Israel, que representó el 72% del comercio total palestino en 2022.

Mientras tanto, la falta de una moneda nacional y la dependencia del shekel israelí dejan poco espacio para la política monetaria, al tiempo que el fuerte tipo de cambio del shekel socava la ya mermada competitividad de los productores palestinos en los mercados nacionales y extranjeros.

La escasez de empleo obliga a muchos palestinos a buscar trabajo en Israel y en los asentamientos. En 2022, el 22,5% de los palestinos empleados de Cisjordania trabajaban en Israel y los asentamientos, donde el salario medio es más alto. Pero los honorarios de los intermediarios y otros costes asociados representan el 44% del salario bruto, anulando la prima sobre el salario medio nacional, lo que indica que la búsqueda de empleo en Israel y los asentamientos está impulsada en gran medida por las limitadas oportunidades de empleo en la economía nacional.

La excesiva dependencia del empleo precario en Israel y los asentamientos expone a la economía palestina a los choques en un entorno volátil caracterizado por frecuentes crisis, mientras que la falta de espacio monetario y fiscal deja poco margen para una respuesta política eficaz a los choques y las crisis, advierte el informe.

Desde su nacimiento en 1994, el gobierno palestino ha tenido que hacer frente a responsabilidades económicas, políticas y sociales únicas y complejas, muy superiores a los recursos políticos y económicos de que dispone.

En el pasado, la ayuda de los donantes contribuyó a mitigar el impacto de la ocupación. Sin embargo, en 2022 el gobierno palestino sólo recibió 250 millones de dólares en concepto de ayuda presupuestaria de los donantes y 300 millones de dólares para proyectos de desarrollo. Esto supone un fuerte descenso desde un total de 2.000 millones de dólares, o el 27% del PIB en 2008, a menos del 3% del PIB en 2022.

 

Gaza: Una década y media de desarrollo suprimido

Desde junio de 2007, Gaza ha sufrido varias operaciones militares y está sometida a un cierre terrestre, marítimo y aéreo. Los gazatíes necesitan permisos para entrar y salir de la franja a través de dos pasos fronterizos terrestres controlados por Israel.

Las restricciones a la circulación de personas y mercancías, la destrucción de activos productivos en frecuentes operaciones militares y la prohibición de importar tecnologías e insumos clave han mermado la economía de Gaza.

La inversión en 2022 se redujo al 10,7% del PIB de Gaza, es decir, un escaso 1,9% del PIB palestino. Entre 2006 y 2022, el PIB real per cápita de Gaza se redujo en un 27%, mientras que su participación en la economía palestina se contrajo del 31% al 17,4%.

Las restricciones a la circulación también impiden el acceso a la sanidad y a otros servicios esenciales, ya que el 80% de los gazatíes dependen de la ayuda internacional.

Vivir en Gaza en 2022 significaba estar confinado en uno de los espacios más densamente poblados del mundo, sin electricidad la mitad del tiempo y sin acceso adecuado a agua limpia o a un sistema de alcantarillado apropiado.

Esto implica un 65% de probabilidades de ser pobre, un 41% de abandonar la población activa por desesperación y, para quienes buscaban trabajo, un 45% de probabilidades de estar desempleados, concluye el informe.

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Elena Rusca

Periodista, corresponsal en Ginebra

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