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Los vouchers y el apartheid educativo propuesto por Javier Milei

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Los debates presidenciales en Argentina nos mostraron nuevamente que Javier Milei no está dispuesto a ceder en nada, con tal de seguir aprovechando el malestar social en Argentina, a través de una retórica de ultraderecha antiestatal, proveniente de un fundamentalismo de mercado, que le da igual con destruir aspectos básicos y democráticos de convivencia.

Una de esas medidas, que Milei busca llevar a cabo en el caso que sea presidente de Argentina, es instalar un sistema de vouchers en el ámbito escolar, que aplicado a países tan desiguales como los nuestros, es realmente catastrófico en términos de segregación escolar, como se ha visto en el caso de Chile, país tremendamente admirado por el fascista libertario.

De ahí que si uno revisa la experiencia chilena en materia de vouchers en las últimas décadas, se ve claramente un proceso dirigido para la destrucción de la educación pública, que nos ubican en América Latina como el país con menor tasa de matrícula en colegios del Estado a nivel mundial, sólo superados por Haití (1), lo que nos debiera dar mucha vergüenza y como un ejemplo de lo que no hay que hacer a nivel político.

No obstante, Milei sigue vendiendo la idea de que Chile es un modelo educativo a seguir, desconociendo las enormes manifestaciones que se vienen dando contra ese modelo de lucro y excluyente desde los 2000 en adelante, las cuales denunciaron a un Estado negligente, que delegó por completo su responsabilidad con el país.

Desde el mundo más, se podrá decir que aquella privatización de la educación en Chile a permitido aumentar la cobertura escolar y mejorar los puntajes de algunas pruebas estandarizadas (PISA), pero también ha significado una profundización de la segregación a niveles peligrosísimos, generando un sistema de apartheid escolar y verdaderas castas, que solo ha contribuido a una mayor concentración de la riqueza y mayor desintegración social (2).

Es cierto, en Chile no se aplicó a rajatabla lo planteado por Milton Friedman, que proponía entregarles dinero directamente a las familias (como propone Milei), pero sí lo hizo a través de los colegios, por intermedio de una subvención escolar por estudiante, haciendo que el financiamiento de los establecimientos dependa del número de alumnos que asisten cada día, pudiendo incluso cerrar quienes no cumplan con cierto número.

En consecuencia, la llamada subvención escolar en Chile ha sido una verdadera catástrofe para muchas y muchos estudiantes, que han sido víctimas de un sistema de selección escolar, que por años ha vulnerado el derecho a la educación de buena parte de ellos, ya que a un grupo de fanáticos se les ocurrió que la mejor forma de darle calidad a la educación era a través de la competencia entre establecimientos, sin importarle en lo más mínimo la dignidad de las personas.

Se podrá decir, que desde el año 2014, en Chile existe una ley de inclusión escolar, que impide que los estudiantes de establecimientos particular subvencionados sean seleccionados por razones económicas y académicas, pero sin mantener el sistema de financiamiento, se siguen reproduciendo lógicas perversas para captar estudiantes, ampliando la desigualdad, haciendo que lo más pobres vayan a los establecimientos con menos recursos.




De hecho, si uno revisa otras experiencias de vouchers en la educación, como Suecia por ejemplo, país inmensamente más igualitario socialmente que los nuestros, también ha traído como resultado una mayor segregación, lo que solo termina por generar diferencias entre estudiantes y la negación de lógicas colaborativas y de encuentro plural en los establecimientos (3).

Dicho lo anterior, Javier Milei en el caso de ser presidente, intentará destruir el sistema educativo argentino, del cual de manera transversal hay una defensa de lo público, incluso de la candidata de derecha Patricia Bullrich (4), dejando al fascista libertario como un enemigo de un ámbito clave para la integración social y la formación ciudadana.

En fin, intentar impulsar vouchers en el sistema escolar, es un insulto no solo para los argentinos sino para quienes nos hemos formado e ido a estudiar al país vecino, lo que va acompañado por otras medidas delirantes, como lo son el cierre del CONICET, el cierre del Ministerio de Educación y el fin de la ESI (Educación Sexual Integral).

Sin embargo, si intentara realizar eso que promete Milei, tendrá a docentes, estudiantes, familias y a una sociedad argentina entera movilizada y llena de convicción, que no se dejará pisotear por un energúmeno en el poder, que cree que puede acabar con la educación pública de un país, como pasó en Chile, aplicando ideas totalmente fracasadas y sin ningún tipo de evidencia que la respalde.

 

Por Andrés Kogan Valderrama

Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



Sociólogo Diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable Realizando Diplomatura en Masculinidades y Cambio Social Magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea Con cursos de Doctorado en Estudios Sociales de América Latina Profesional de la Municipalidad de Ñuñoa

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  1. Felipe Portales says:

    Pero si Milei está loco de remate. Vean, por favor, por youtube, que está planteando ¡terminar con casi todos los ministerios!, dejando solo Interior, RR.EE., Defensa y Justicia; y creando un quinto de Capital Humano. ¡Pobres argentinos! ¡Cómo estarán de mal y desilusionados de sus líderes históricos como para que un loco tal pueda tener opciones de ser electo presidente!…

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