Opinión e identidades Poder y Política

Llega la hora de poner fin al pinochetismo

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 59 segundos

Luego de largos periodos dictatoriales los países deben necesariamente desmontar las estructuras que fueron impuesta a sangre y fuego.

Chile, país con transición inconclusa.

Chile inició su recorrido en 1990 administrando un modelo que fue posible instalar sólo bajo bota militar desde 1973. Sustantivos y determinantes fueron los grupos económicos y los universitarios de Chicago para iniciar la refundación de un país que dejaba en el olvido un largo recorrido de derechos sociales, políticos y económicos. Todos derechos conquistados entre huelgas y pliegos de peticiones. De incontables viajes al cementerio.

Todo al fuego eterno y para nunca más.

No era posible defender el sistema público de salud si no existían defensores y los que levantaban la voz eran fusilados y desterrados. Entonces los grupos económicos decidieron inventar que salvar la vida de las personas generaba beneficios y había dinero, sin tapujos se podía lucrar al regalado antojo. Hernán Buchi junto a José Piñera se dieron la insigne tarea en una hoja de cuaderno anotar a los chilenos que podían salvarse pagando, y los que sencillamente debían morir por no tener como pagar.

La entelequia constitucional republicana/derecha le concede rango sacrosanto a las empresas y sus capitales para ser actores directos en la sobrevida de millones de chilenos, y vender cruces a bajo costo para los que no puedan estar en la foto de las ISAPRES. Algo así como entrar a un terreno santo, puro e intocable, sanador, lleno de ángeles, incluso más potente que las aguas de Lourdes.

La realidad deja constancia que el modelo de salud impuesto fracasó. Las ISAPRES están quebradas y su continuidad quedó cerrada. También fueron cajas pagadoras para la política y sus candidatos de derecha. Macaya (UDI), Undurraga (Evópoli) fueron beneficiados para sus campañas con fondos obtenidos por los que pagan mensualmente su derecho a ser atendidos para seguir viviendo. Eso nunca se lo contaron.

Las empresas de salud no fueron ni han sido hijos de Hipócrates, posiblemente más cercanas a los mercaderes del templo. Sanguijuelas de Sanhatan.

En el borrador de la Nueva Constitución rechazada se establecía que: El sistema nacional de salud será de carácter universal, público e integrado. Se regirá por los principios de equidad, solidaridad, interculturalidad, pertinencia territorial, desconcentración, eficacia, calidad, oportunidad, enfoque de género, progresividad y no discriminación.

Así no lo quiere la derecha ni republicanos, no les interesa una visión integral para salvar a los chilenos, por eso EN CONTRA.

En la propuesta de Nueva Constitución que fue rechazada, establecía en el artículo 15 que el Estado asegura a todas las personas el derecho a la educación.

La derecha apostó entonces por mentir manifestando que bajo este concepto se cercenaba el derecho a los padres a elegir el colegio y tipo de educación que ellos necesitaban. La comprensión lectora de la derecha es precaria, no saben leer pero si mentir.

En el artículo 19 se deja establecido que: La Constitución garantiza la libertad de enseñanza y es deber del Estado respetarla. Esta comprende la libertad de padres, madres, apoderados a elegir el tipo de educación de las personas a su cargo, respetando el interés superior y la autonomía progresiva de niños, niñas y adolescentes.

La derecha levantó entonces sus banderas que los colegios privados serían cerrados y que sólo existirían escuelas y liceos para los de apellido Machuca. Por eso EN CONTRA.

Las hicieron nacer como una cosa parecida a la sacristía de las AFP arropadas en oropeles y cánticos. Cuando le quitaron la seda en la que estaba envuelta aparecieron monstruos con sus enormes edificios y sus banderas y sus himnos, odas al neoliberalismo.   Esa caja mágica donde los grupos económicos aseguran su permanencia, el regalo de la dictadura para sus amos.

El perro agradecido que lame sus botas. No faltó el agua bendita, claro, era por el bien de la patria.

No es un sistema de previsión, sencillamente es un asalto diario a los bolsillos de todos los chilenos. Un juego macabro donde la vida de las personas mayores tiene efectos colaterales, porque lo que importa es el modelo, la productividad, la ganancia hasta el hartarse. Sencillamente se necesita un sistema de pensiones dignas, la certeza que en esos años que le quedan a los que trabajaron toda su vida, no sea mezquino, miserable, pobre. Por eso EN CONTRA.

Con la actual mirada clasista de la derecha nuestros pueblos originarios dejan de existir, pasan a ser una postal en los mercados del sur y del norte. Los nombres de los valientes que soportaron la invasión española sólo servirán para dar nombres a las calles con alguna estatua en una plaza. No tendrán derechos y volverá el látigo a trabajar como si de las algodoneras se tratara. Ahora son las empresas madereras.

Ni los gobiernos anteriores ni el actual han sumado esfuerzos para encontrar una salida digna para una justa solución de los que ya estaban antes que nosotros. Nuestros respetables pueblos originarios. Militarizar sus territorio, que es de ellos, se convierte en una invasión eterna que debe condenarse. El presidente tiene que tener ojos en la nuca, como dijo Galeano.

En la batalla de diciembre debe contemplar que de alguna forma se inicia el desmantelamiento de la refundación dictatorial. No debe entenderse como una mayoría votando en contra de lo injusto, debe entenderse como la voluntad de volver a tomar el rumbo de lo propuesto e iniciado.

La correcta lectura de lo que está a la vuelta de la esquina es dar por iniciado en entierro del pinochetismo. Los republicanos no son eternos. La razón está en esta esquina y dispuesta a dar una nueva batalla como las tantas dadas.

Ya no hay dos almas en el actual gobierno, están los que sostuvieron por treinta años el país refundado por la dictadura, y los nuevos que fueron absorbidos por la social democracia. Una sola.

Nada será posible si cada día se constata el alejamiento de los gobernantes de los movimientos sociales, de las instancias populares que existen a todo lo largo del país. La necesidad de un nuevo sistema previsional debe volver a las calles con sus actores y protagonistas. Se deben volver a levantar las banderas contra el lucro en la educación que lo amparan los republicanos y la derecha con sus liceos e institutos.

Se debe volver a pensar en una nueva reforma agraria con cultivos sustentables y generosos. No puede quedar en el olvido la urgente y necesaria democratización de las fuerzas armadas, no sólo para detener los robos y asaltos a los dineros fiscales que corren desbocados por oficinas y cuarteles.

La tarea está pendiente.

No puede ser una victoria chiquita, debe diciembre convertirse en un punto de inflexión, es también la derrota anticipada del fascismo de Kast y sus adláteres, del polvo que debe tragarse la derecha que en su estado de borrachera gritó que Chile era de ellos.

Aún, en las difíciles condiciones del actual gobierno cuyos únicos responsables son ellos mismos, es la calle la que está observando para volver lentamente a reconstruirse, para intentar esta vez con más certeza que tiene la razón y todos los motivos para cruzar las grandes alamedas, esta vez sin pagar peaje.

EN CONTRA.

 

Pablo Varas.

 

 

Escritor

Related Posts

  1. Felipe Portales says:

    Margarita, ese es nuestro problema principal: el no querer enfrentar nuestra realidad y no querer reconocer el «giro copernicano» hacia la derecha del liderazgo de la Concertación, reconocido por el propio Boeninger en 1997 («Democracia en Chile. Lecciones para la gobernabilidad»; Edit. Andrés Bello; pp. 367-73; ¡está en PDF!). Y como, en virtud de ese giro, se le regaló la futura mayoría parlamentaria a la derecha en 1989; se consolidó y profundizó el proceso de privatizaciones de grandes empresas y servicios públicos; se exterminó la prensa de centro-izquierda a través de la discriminación del avisaje estatal; se defendió a Pinochet frente a la Justicia nacional e internacional; etc. Y QUE ESE GIRO CONTINÚA HASTA HOY y al se han subordinado, en la práctica, el FA y el PC.

  2. Margarita Labarca Goddard says:

    Si, habrá que quedarse con la de Pinochet por ahora.
    Pero, compañero Varas, dices «Debe hacerse esto y aquello…» o «La tarea está pendiente».
    ¿Y cómo lo vamos a hacer si casi no tenemos prensa ni ningún otro tipo de comunicación masiva con el pueblo? Porque al pueblo hay que informarle, explicarle, decirle cuales son las mentiras de la derecha. No se pudo hacer la primera vez, y recémosle a la virgen de Guadalupe, a la del Carmen o a cualquier otra, para que ahora no gane el apruebo.

  3. Felipe Portales says:

    Extremado voluntarismo del autor. El esperable rechazo de esta pretensión constitucional mucho más derechista promovida por los republicanos significará simplemente ¡quedarse con el texto de la actual Constitución impuesta por Pinochet en 1980 y asumida por Lagos y el conjunto de la Concertación en 2005!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *