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Cuchufleta

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En esta carrera frenética por redactar la nueva constitución, se ha perdido la sensatez. De ahí que se trata de una insensatez. ¿Acaso es novedad si ella se encuentra en manos de numerosos empleados y chiquillas regias de la oligarquía? Examine sus currículos desde cuando eran bebés y así se le disiparán las dudas. La diversidad de temas y opiniones de quienes la redactan, en gran medida, ha enturbiado su trabajo. Hay un desatado frenesí y urgencia por concluir una propuesta de constitución que, ha divido a Chile, mientras se crea una latente incertidumbre. Urge llegar a un acuerdo, aunque los acuerdos dividen y concluyen por enemistar a las partes involucradas.

Un colega, que los jueves viene a jugar ajedrez a mi hogar, para distraer las tardes de ocio vinculadas a la primavera, me dice: “Lo ideal sería tener varias constituciones. La de Guzmán-Pinochet-Lagos, la de 1833, la de 1925 y la nueva, que podría llamarse, Amarillos-Republicanos-RN-UDI y los demás. Aquellos que son gestores de estas aventuras legales, bien remuneradas. Al menos, así lo veo yo”.

Sus palabras enturbian mis ideas, desde hace tiempo sumidas en el torbellino. Quedo aturdido, observando el atardecer. Aunque su idea es original y algo tramposa, transgrede la sensatez, si bien la sensatez, hace años perdió su horizonte. Después de darme jaque mate -casi nunca lo gano y pienso que se deja ganar- añade sentencioso: “Quien postule al cargo de presidente del país, deberá en su programa de gobierno, definir cuál será la constitución que regirá en su administración. Así, los votantes, sean personas instruidas, candidatos a borregos y el resto que aspira a serlo, sabrán a qué atenerse. Nada de sorpresas. La persona que dirija los destinos de Chile y quienes lo apoyaron, no deben entonces someterse a una constitución que les desagrada. Basta de engaños”.

Mi amigo Daniel, al momento de marcharse, después de haber sembrado en mi cabeza, estas delirantes proposiciones, concluye, poniéndose un sombrero que le cubre las orejas. “Urge estudiar mejor la apertura de Capablanca-Reti, pues arriesgas demasiado”.

Quedo patidifuso, sumido en la perplejidad, como si me hubiese dicho que debería leer mejor las constituciones de Chile. Aquellas que estudiamos en el Internado Barros Arana y nos han regido, desde nuestra dudosa independencia. Responsables de la miseria endémica que hemos sufrido, más bien cepo que nos engrilla. Yugo o cepo, según sea el año de su vigencia. Apenas si conozco la de 1925. Imagino que se redactó en 1925, por los escribas asalariados por la oligarquía.  Las otras, que las lean los estudiosos y los mamones cogidos de las ubres del poder económico. Me atengo a utilizar palabras adecuadas y evitar el uso de aquellas ajenas a las “buenas costumbres”. Corro el riesgo de ser tildado de lenguaraz. Ahora, por enésima vez, nos pretenden embaucar, sembrando la incertidumbre. Trampas por doquier en el lenguaje y concluir por redactar, una propuesta peor que la constitución del déspota Pinochet. O máncer, como lo tildó un poeta en plena dictadura y muchos creyeron, que lo elogiaba.

No es solución reemplazar un bodrio por otro similar. Nuestro país, Edén para el uno por ciento de los chilenos, dueño de las riquezas del país, se mueve en las sombras. No da la cara, al no tenerla o si la tiene, la oculta tras un antifaz veneciano. Sus sirvientes, cofradía de lameculos, acólitos y pajes, incrustados en el poder, llámese Congreso, ISAPRES, AFP, el agua, bancos, litoral y un largo etcétera, se hallan vigilantes para recibir el instructivo y actuar en el adecuado momento. Si usted quiere agregarle música a esta crónica, más bien cuchufleta, recurra a Violeta Parra y le da un carácter folclórico.

 

Por Walter Garib

 

 

 

Escritor

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  1. Ah! La idea de un plan de gobierno exigiendo que constitución quiere usar, me parece excelente y así, todos contentos y 4 añitos más y se usa otra constitución, al placer de los partidos gananciosos y sus leales….no mas comisiones ni asambleas ni pericos enjaulados ni monos peludos…todos somos la nueva constitución adoptada por el nuevo gobierno!
    Una locura más…que la hace el agua al pescado……

  2. Felipe Portales says:

    Además, no son las nuevas Constituciones las que generan cambios político-sociales de envergadura; sino al revés, los cambios político-sociales los que generan nuevas Constituciones…

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