La constitución de Pablo Nazal
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García Márquez tenía razón. La muerte de Pablo era un asunto anunciado.
De público conocimiento es que el actual borrador que se escribe con mano republicana está destinado a ser un artilugio antidemocrático, donde no hay espacio posible sencillamente para la civilización. Un engendro con estas características nos instalaría como un país pequeño y muy pobre a la altura de los tiempos actuales.
Sucede que Chile sí necesita una Nueva Constitución.
Una constitución política que supere la de los ochenta Pinochet/Guzmán se viene pidiendo de hace ya algunos decenios. Se dejó expresado en las urnas y en las calles. La inmensa mayoría pedía ASAMBLEA CONSTITUYENTE. Esa se perdió un día 15 de noviembre, hace ya algún tiempo.
Sostendrá la derecha que fue el pueblo quien los eligió, pero no reconocerán que sus votos fueron adquiridos de manera fraudulenta, agresiva, mentirosa e intimidatoria, característica muy constante de la extrema derecha. Hitler ganó una elección en 1933, fue canciller alemán y es de público conocimiento lo ocurrido entre 1939-1945.
El anticomunismo, las amenazas de fuego eterno, el cierre de las iglesias, las expropiaciones de las casas para entregársela a los extranjeros. Chile cambiaría de nombre. Desaparecía la canción nacional. Un largo relato de terror que fueron insistentemente publicados por los medios de comunicación del duopolio.
Así ganaron sus votos. Lo que digan después es humo malo de leña verde y mojada.
Desde el plebiscito de entrada hasta los tiempos actuales no ha pasado mucho tiempo, no se habla de una y la otra glaciación. Lo que se discute tiene que ver fundamentalmente con el país que se necesita, algo así como hacerlo propio. Que la mayoría sienta en ese sentido de pertenencia al lugar donde habita, que de manera concreta tiene derechos asegurados, que finalmente se detenga su carrera diaria por toda la vida buscando amparo para ser feliz.
No, así no debe pasar la vida.
Desde los sucios, esos que son rechazados por la derecha, que no los reconocen como personas nace justamente la necesidad de un país más amplio y acogedor en derechos. La derecha no lo quiere, no los necesita, sobran.
Perverso es colocar en la mesa de los pobres el pan cuando de forma discreta te meten la mano en los bolsillos para migajas de pensión y te instalo una tarjeta de crédito. Así funciona este modelo, de esta manera se consuma.
Los redactores republicanos no quieren que nuestros pueblos originarios sean consultados sobre sus necesidades, pero si votan para mantener por más de un año estado de excepción en la zona sur. Para los republicanos las idean se imponen con represión. Negarles el derecho a las mujeres a decidir sobre su cuerpo y disminuirle derechos lo anuncia cantando.
Se niegan a votar a favor del aumento del salario mínimo, eso se expresa en mantener a millones en la pobreza. Su identificación los instala como los herederos de Pinochet y manifiestan que la dictadura fue un proceso que mejoró el país.
No reconocen los informes Valech y Rettig, eso los instala en el bando negacionistas. Son millones de chilenos que hasta los tiempos actuales que perdieron al hermano o al abuelo. Deuda inconclusa.
Se niegan a reconocer los tratados internacionales firmados por el estado. Posiblemente la mayor falta de conocimiento del derecho internacional que viene desde los orígenes de el país.
Los países no desaparecen ni con parlamentarios ladrones o empresarios corruptos, algunos ex presidiarios. Chile no usa pantalones parchados cuando los militares se llevan dineros fiscales a sus casas. No todos los chilenos están en la revista Forbes.
Nada más lamentable cuando se observa el abandono de las ideas
cuando para mantenerse en alguna cuota de poder pequeña o fundamental.
No será sin ninguna duda lo que redacten los republicanos justamente lo que el país necesita. Su mirada hitleriana/pinochetista la mantendrán, eso ya está en su adn como dicen los que saben más.
Hay que rebelarse hombre decía Lonconao, y debe expresarse justamente en el RECHAZO.
Se necesita infringir una derrota a la derecha extrema que puede ser el más serio intento para finalmente enterrar al pinochetismo.
No será el fin del mundo.
En estos asuntos se puede posponer el asunto constitucional hasta otros tiempos mejores, y cuando la calle esa octubrista salga nuevamente para denunciar que los tantos muertos fueron la foto de las urgencias de la patria, chilenos maltratados en sus derechos fundamentales.
Los pobres del campo y la ciudad nada le deben a la extrema derecha. Los agredidos por más de un siglo en sus descendientes siguen esperando despertarse alegres, eso sencillamente se pide.
Hay que reivindicar el proceso constitucional con su propuesta que fue derrotado en septiembre. Era absolutamente mejor que estos apuntes borrosos, egoístas de la actual que se vislumbra.
RECHAZO es el camino.
Es un asunto anunciado sin olvidar mantener las justas y necesarias exigencias que dejaron las calles el 2019.
Por Pablo Varas
Gino Vallega says:
Excelente : «Constitución de los Quincheros». Un poco de historia musical : los Quincheros fue un grupo musical de la mitad del siglo pasado, que cantaban BOLEROS y música popular; otro grupo de esa época eran «Los Cuatro Huasos», que cantaban tonadas chilenas; cuando estos grupos se disolvieron, los quincheros tomaron el repertorio de los 4 huasos y se transformaron en «Los Huasos Quincheros», representantes del campo «rico y patronal» y , entiendo, funcionarios de la dictadura. Entonces, esta nueva payasada de la ultra derecha debería llamarse la «Constitución de los Huasos Quincheros».
Renato Alvarado Vidal says:
El proceso constitucional cuya muy posmoderna propuesta fue derrotada en septiembre tampoco era una Asamblea Constituyente soberana, esto está aún pendiente. El actual proceso con su proyecto de «Constitución de los Quincheros» no pasa de ser una maligna tomada de pelo perpetrada nada menos que por nuestro progresista Gobierno.
Hugo Murialdo says:
Reitero una vez más:
Infringir: vulnerar, quebrantar, contravenir, violar, transgredir, conculcar… Se infringe una ley.
Infligir: imponer, aplicar, causar, producir, inferir… Se inflige una derrota al enemigo.