Debates poco académicos
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UNA ENTREVISTA QUE CAUSA POLÉMICA
Continuando su gira por Europa, destinada a afianzar lazos comerciales con algunos países de ese continente[1], fue entrevistado el presidente Boric por el periodista Stephen Sackur de la cadena BBC acerca de ciertas expresiones vertidas por el ex ministro de Hacienda de un anterior gobierno de la Concertación
“[…] quien afirmó que los chilenos no quieren terminar con el capitalismo, sino que mejorarlo”[2].
Según el medio indicado,
“[…] el mandatario afirmó que ‘No estoy de acuerdo con Andrés Velasco, creo que eso está en disputa, en una disputa permanente’ y reconoció que ‘una parte de mí’ quiere derrocar al capitalismo en Chile.
‘Creo firmemente que el capitalismo no es la mejor manera de resolver nuestros problemas en la sociedad’, agregó el presidente”[3].
LAS CRÍTICAS A ESA ENTREVISTA
Entregadas sus palabras a los medios de comunicación, en la forma antedicha, se apresuraron éstos a reproducir la noticia. Era inevitable, así, que un grupo no despreciable de ‘especialistas’ adoptara como labor suya, de inmediato, la misión de formular observaciones y extraer conclusiones sobre el contenido de aquellas. Un analista lo señaló, con cierta candidez:
“La afirmación del Presidente de que una parte de él quería derrocar el capitalismo, pero que no era fácil sin tener una alternativa, ha generado un interesante debate que enfrenta dificultades”[4].
El debate no ha sido ‘interesante’ sino virulento: el presidente no es una persona grata a la representación natural de las clases y fracciones de clase dominantes; tampoco de quienes componen su representación espuria. No por otra cosa se formulan en contra suya expresiones fuertes, casi injuriosas. Así lo hace un economista quien, luego de afirmar que el capitalismo se aplica en la totalidad de las naciones del orbe y preguntarse a qué país del mundo el mandatario deseaba emular, termina diciendo:
“[…] lo encontré cómico. Es como un niño de octavo básico. Es sorprendente que el Presidente, que es alguien culto, preocupado de temas profundos y de la discusión académica, salga con esa idea tipo viejito pascuero, y que desconoce el desarrollo de la historia de los últimos 25 a 40 años a nivel mundial, es raro. Pero raro dentro de la categoría cómico”[5].
En otro ámbito, las críticas de un columnista de El Mercurio revelan su perplejidad ante el empleo de la frase ‘parte de mí’, para argumentar recurriendo a un exótico paralelo que no logra, en caso alguno, elevarse al rango de analogía:
“Curiosa forma de salir al mundo a mostrar las bondades de Chile para invertir. Como si el dueño de un restorán invitara a pasar a su local, pero reconociera que una parte de él quiere envenenar a los comensales”[6].
El mismo termina con una temeraria afirmación:
“[…] el capitalismo, entendido como una sociedad en que se mueve por el interés propio, que hay propiedad privada, que la empresa juega un rol fundamental en la sociedad, en el que los intereses individuales se tienden a armonizar con el interés público, parece ser propio de la naturaleza humana”[7].
Magister dixit!
REFLEXIÓN PREVIA
Uno de las peores formas de realizar un debate es suponer que los conceptos empleados por quienes participan en ella son conocidos de todos. Craso error. Y el hecho ocurrido con la discusión del ‘derrocamiento’ del capitalismo así lo pone en evidencia. Pero lo que más llama la atención es que, siendo los participantes, personas que revisten el carácter de ‘especialistas’, no hagan uso de las reglas que la Academia impone como cuestión previa a todo debate, sino se recurra, simplemente al insulto, a la descalificación o al improperio. Podría suponerse que esas críticas, por la sola circunstancia de provenir de personas que conocen la economía, estarían avaladas por fuertes fundamentos. No ha sido así. Al contrario. Sorprende, por el contrario, la indigencia teórica de todos ellos. Lo que conduce a suponer que la intención que subyace tras tal crítica no es discutir sobre posibles errores o el uso equívoco de ciertas categorías sino la aviesa intención de dañar al oponente.
Es posible que la traducción de las expresiones del presidente no haya sido la más exacta, duda que plantea un conocido periodista en una de sus habituales columnas:
“Pudo quedar en un malentendido o un problema de traducción. Pero el oficialismo se cuadró con esa tesis”[8].
Es posible. Aunque también puede no serlo. Lo cierto es que el debate se agita, para llegar, en los días en que este trabajo termina, al paroxismo de hacerse la defensa del sistema con una intervención que más parece un monumento a la estulticia[9].
INTENTANDO ESTABLECER BASES PARA LA DISCUSIÓN
Hablar sobre el capitalismo requiere, de antemano, definir qué se entiende por tal. En auxilio de tales polemistas, Daniel Matamala les recuerda que el Diccionario de la Real Academia conceptualiza ese término como
“[…] un sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de producción y en la libertad de mercado”[10].
El capitalismo es aquello. En primer lugar, un sistema, afirmación que nos conduce —para un análisis más completo—, a la teoría general de los sistemas; y, en segundo lugar, a que se le considere, como su nombre lo indica, un sistema basado en el predominio del ‘capital’, verbum semiótico que nos induce a indagar su esencia. Y explicarnos qué son las diversas clases o tipos de ‘capitalismo’ de las que, corrientemente, se habla. Lo que nos lleva a indagar las diferentes formas que adopta el capital para realizarse como sujeto económico, es decir, para realizar su esencia a través de otro proceso que se denomina ‘acumulación’. De manera que una definición más precisa de capitalismo podría indicar que éste no es sino un sistema basado en la existencia del capital. Lo que nos ayudaría a entender sus diversos tipos. No por otra cosa, recuerda Matamala, a esa discusión tan destemplada, que el capitalismo, como ‘marco general’, admite
“[…] todo tipo de sabores y colores”[11].
En efecto, el sistema capitalista, establecido sobre la base del imperio del capital, se manifiesta de diversas formas. No por cualquier motivo sino, simplemente, porque su naturaleza así se lo exige. Y lo hace porque el capital es un valor, una apreciación, una estimación o consideración; pero un valor que está dentro de nuestra cabeza, un valor que se valoriza, que se acrecienta constantemente por lo que requiere de un proceso especial denominado ‘acumulación’.
CAPITAL, FORMAS DE ACUMULACIÓN Y CICLOS
La ‘acumulación’ puede llevarse a cabo o realizarse de diversas formas, las cuales, por conveniencias académicas, son denominadas ‘modelos’. De manera que hablar de forma de acumular es hablar de ‘modelo’ y, más directamente, de ‘modelo económico’.
En la historia de la economía se han conocido muchos modelos y así se ha podido hablar de ‘modelo primario exportador’, ‘modelo de sustitución de importaciones’, ‘modelo de economía hacia adentro’, ‘modelo de economía social de mercado’, ‘neoliberalismo’, ‘Consenso de Washington’, en fin. Y así, muchos otros que han aparecido en los diversos períodos.
Los sistemas perduran a través de los siglos, por regla general; sin embargo, las formas que adoptan para perseverar (o ‘modelos’) cambian constantemente según lo aconsejan las circunstancias. Tienen una duración más acotada. Por eso se habla, corrientemente, de ‘ciclos’ o, también, de ‘ondas’, que pueden ser largas o cortas, porque pueden abarcar períodos de entre 30 a 50 años o de 5 a 15 años, respectivamente.
LA BANALIDAD COMO INSTRUMENTO DE DEBATE
Llama la atención que un debate de esa naturaleza no incorpore parte de la metodología antedicha, repetimos. O, al menos, la use como referencia. Eso le confiere seriedad a los argumentos (cuando los hay). Pero no es así. Por el contrario: se persevera en la grave superficialidad que exhibe quien no está provisto de un instrumental teórico mínimo. Se persevera en la banalidad permitiendo que los prejuicios anulen la razón. Empleando las propias palabras de uno de los debatientes, actuando ‘como un niño de octavo año’ que habla antes de pensar o que reacciona antes de entender por qué lo hace, que es la manera de enseñar a toda una población a no preocuparse por el saber pues ‘otros’ lo harán por ella. Aunque todo sea una mentira.
Podríamos extrañarnos, así, el comportamiento por entero irracional de parlamentarios que, no contentos con negar la deshumanizada acción de la dictadura, acusen la inexistencia del calentamiento global al que no vacilan en denominar
“[…] nueva religión climática […]”[12]
O de aquellos que sustituyen el argumento por groserías, como una forma normal de generar ‘debate político’[13], como hace una diputada refiriéndose a un padre que defiende el honor de su hija muerta.
No hay mayor esfuerzo en tratar de entenderse sino agresividad. Como si ésta fuera el mejor argumento[14]. Inútil pareciera ser pedirles tratar de entender qué quiere decir una persona cuando manifiesta su voluntad de cambiar la sociedad pues sus expresiones pueden, a menudo, ser malinterpretadas al otorgárseles un alcance que jamás se le quiso dar.
Muchos de estos sujetos citan a Marx a pesar que jamás lo han leído. No saben, siquiera, que éste bien conocía las diferentes formas de realizar la acumulación; había estudiado Derecho, en cuyos textos hay abundante referencia a los ciclos económicos que se estudian en esa disciplina con denominaciones específicas, propias de su especialidad, bajo el nombre de ‘Estado gendarme’ o ‘Estado interventor’.
Ignoran que, para hacerle una observación, a Marx no hay sólo que leer sino estudiar. Sus propuestas son tesis que es necesario conocer y debatir, no hacerlo simplemente como quien lo hace con una novela trivial. No por algo se le estudia con esmero en las universidades europeas, a diferencia de lo que sucede en un país, como el nuestro, invadido de prejuicios y castrado intelectualmente, donde se le sindica anatema.
CONCLUSIÓN
El olvido en el uso de estas categorías o su mal empleo no ha sido, en esta oportunidad, atributo exclusivo del presidente Boric; sus detractores también lo han hecho, conducta aún más grave pues pone en tela de juicio si acaso el debate, que sus palabras provocaron, ha sido realizado con altura de miras, es decir, para corregir una equivocación, una falta de conocimiento o una mala traducción o, simplemente, con la intención aviesa de emplearlo en el carácter de arsenal bélico, propio de la cultura de una sociedad que tuvo una amarga experiencia castrense —de la cual aún no se recupera y en la que fueron ejecutados miles de chilenos—, cuyos efectos perniciosos se reproducen aún en la economía, el lenguaje político y en las relaciones sociales. Un lenguaje y comportamiento agresivo de quienes, paradojalmente, critican la violencia.
La banalidad, la estulticia y la superficialidad en la discusión política, como fecunda herencia del período dictatorial, deben ser completamente erradicadas de la discusión política; también la grosería, la descalificación y toda conducta que se manifieste notoriamente agresiva. Los medios de comunicación tienen, al respecto, la gran responsabilidad de contribuir a esa primordial tarea.
Por Manuel Acuña Asenjo
Estocolmo, agosto de 2023
[1] No debe llamar la atención: los presidentes, primeros ministros e, incluso, monarcas de los distintos países del orbe han tomado como misión suya la de realizar convenios comerciales. La vieja idea que reservaba para la máxima autoridad labores de mayor importancia ha cedido paso a la ejecución de misiones más terrenales como el ejercicio del comercio y los negocios, obviamente, en representación de los sectores dominantes de su país.
[2] Redacción: “Presidente Gabriel Boric afirma que parte de él quiere terminar con el capitalismo y que ‘no es la mejor manera de resolver nuestros problemas en la sociedad”, Radio Duna, 24 de julio de 2023.
[3] Redacción: Id. (2).
[4] Rivera Urrutia, Eugenio: “¿Qué entendemos por capitalismo?”, ‘El Mercurio’, 29 de julio de 2023. Publicada en la sección ‘Cartas’.
[5] Redacción: “Sebastián Edwards y declaraciones de Boric sobre el capitalismo: ‘Es como un niño de octavo básico’”, ‘El Líbero’, 26 de julio de 2023. La negrita es del original.
[6] Covarrubias, Francisco José: “Derrocar el capitalismo”, ‘El Mercurio’, 29 de julio de 2023.
[7] Covarrubias, Francisco José: “Derrocar el capitalismo”, ‘El Mercurio’, 29 de julio de 2023.
[8] Matamala, Daniel: “Derrocar al capitalismo”, ‘La Tercera, 30 de julio de 2023. La negrita es del original.
[9] Romero, Bastián: “Capitalismo para comer”, ‘El Dínamo’, 03 de agosto de 2023.
[10] Matamala, Daniel: “Derrocar al capitalismo”, ‘La Tercera, 30 de julio de 2023.
[11] Matamala, Daniel: “Derrocar al capitalismo”, ‘La Tercera, 30 de julio de 2023.
[12] Aparicio, Emilia y Fajardo, Marco: “Alarma por ‘terraplanismo climático’ de diputados de derecha que niegan la crisis global”, ‘El Mostrador’, 04 de agosto de 2023.
[13] Rivera, Luis: “’Viejo de mierda, tiene ansias de ser político’: diputada Naveillán arremete contra Alejandro Barra”, ‘El Dínamo’, 04 de agosto de 2023.
[14] Meza, Cristián: “’Comunistas levantadas de raja’: fuerte encontrón entre diputadas comunistas y republicanos”, ‘El Dínamo’, 02 de agosto de 2023.
Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín
ilsita says:
Qué buen análisis del parlamento, donde se ve machismo, como eso de «comunistas .. tales por cuales,», por las mujeres, o sencillamente mirar en menos y tildar de niño porque alguien tenga un poco más de cerebro, que creer que este sistema es tan bueno que los que se quejan, son puros idiotas, cretinos que no se dan cuenta de lo maravilloso que es vivir en él. Empezando por la destrucción del planeta que siguen haciendo cada vez más. No tienen sino en mente, como burgueses, en pensar en el vil billete, ojalá verde, aunque va para abajo ahora que hay algunos «atrasados » según ellos, que vuelven a sus monedas. Siempre me ha llamado la atención que los «suizos, o ingleses» de América no tengan al menos la flema de ellos y sí se alteraran de inmediato , yendo fácilmente a las manos cuando son hombres . Todo ello por no tener argumentos para defender su posición y despreciar al que se esmera en estudiar alguna cosa antes de opinar. Ellos con la radio, la TV o el diario donde sesudos especialistas(???) darán el veredicto de lo que «debe ser la verdad» o mejor aún sus ancestros, son la fuente de su saber, y eso les basta para acallar a los «niños» de básica. No es además secreto que desprecian al presidente, con el argumento de su juventud, porque ellos «sí saben», llevan más de quinientos años de explotación y nadie puede darles lecciones, porque la mayoría del planeta vive y padece más bien este sistema, pero dicen no hay otro mejor. O sea no dejan ni soñar al humano con otra cosa, a pesar de que los pueblos ancestrales les demuestran que ellos sí han mantenido el planeta cuando no llega el famoso capitalismo a destruirlo todo, porque no les interesa el mercado sino la vida primero. Me acuerdo en la escuela aprendí que hay que dejar descansar los terrenos y no plantar a cada rato, cosa seguro que los campesinos aprendieron del indígena, de los cuales la mayoría proviene. Pero luego las voces de «especialistas» cambiaron eso y sobre explotan a su madre, de tal manera que surgió el Nordeste de Brasil pelado, por tanta explotación y cada vez más lo mismo. Despoblaron de árboles en Espàña y ya van en 44 G º. Sin duda si el presidente dijo eso, será porque en sus estudios de Derecho sí tocaron ese tema, que los sesudos defensores de este sistema en su vida vieron, ni les importa. Total hasta hoy lo primero que hacen es hacerse una piscina, a pesar de las sequías y los ciudadanos que deben abastecerse de agua por camiones algibe hace años. El clima es otro invento de «niños de básica.»
Sin duda el capitalismo lleva a la destrucción, porque es insaciable, a pesar de que nadie necesita más diamantes, oro, o ya no dejan plantar sino lo que exportan y así se supo por ej. Ecuador IMPORTA tomates de Holanda ( son horribles, de invernadero), porque seguro la famosa agro industria de la que estamos llenos y ya no podemos comer las cosas ricas de los pequeños productores, deben estar programadas para que mediante los famosos tratados, se produzca lo que el exterior necesita y que promete billetes verdes a los exportadores. Qué decir del tomate hace años acá , malo, sin gusto, sin olor y se pudre rápido. Lo mismo las peras, desde dentro comienzan a pudrirse o sea botas tu dinero y comes quizá qué cosa, transgénica de seguro… y ese es el capitalismo, al que no e importa la salud nuestra, sino su bolsillo que siempre está bien gordito.
Gino Vallega says:
Las pulcras definiciones de «capitalismo», se hacen trizas cuando los empresarios y afines muestran sus voraces dientes de avaricia y la acumulación infinita es su única intención a futuro, «caiga quien caiga», en un banalismo monetarista excecrable.