Columnistas Poder y Política

Una extraña obsesión con Giorgio Jackson

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En el Concilio de Trento, desarrollado en el norte de Italia, se analizó entre otras materias, el sexo de los ángeles. Asunto que, desde hacía años, enturbiaba a los teóricos. Discusión Bizantina, que ocupó años de disputas y terminó por aceptar que son asexuados. Controversia animada por quienes deseaban dotar a la iglesia católica de nuevas certezas, ante la aparición de los protestantes, que en Europa, comenzaban a crecer. Todo esto a propósito de la obsesión de la UDI, por sacar del ministerio de Desarrollo Social y Familiar, a Giorgio Jackson. ¿Se trata de un obispo rebelde, el cual asume las herejías que andan dispersas en la política y él las considera válidas? Desde su ministerio, 23 computadores decidieron salir de paseo, aburridos de la vida sedentaria, aunque regresaron a casa al día siguiente. No se puede hablar de robo, lo que se aseguró al comienzo. Como don Giorgio exhibe una calvicie rotunda o pelona, donde no hay cabello alguno, nadie puede acusarlo de tener un solo pelo de tonto. Él se precave, pues conoce al dedillo a los sacristanes y corifeos, que se niegan a olvidar a Augusto Pinochet. Por algo conservan sus casullas, insignias y estolas que utilizaron al ascender el cerro Chacarillas, para rendirle pleitesía al tirano. Quieren olvidar ese episodio, donde se prosternaron ante el traidor y le besuquearon las manos. Lidiar en contra de tantas trotaconventos, alcahuetas dispersas en la política, es riesgosa tarea. No obstante, Giorgio Jackson usa barba, pero sobre este asunto se debe escribir otra crónica en este mismo medio, destinada a dilucidar semejante entuerto.

Es cierto que la ociosidad es madre de todos los vicios, pero en la UDI, saben del tema. Nacen para disfrutar de la vida, arrimarse al poder y servirlo cuantas veces sea necesario. Por algo tienen clientes de distinto pelaje y poder económico. Y como es habitual, a sus filas se añade el medio pelo, animoso por escalar. Vea usted alguno de sus apellidos y descubrirá que provienen de las clases medias y bajas de nuestra sociedad. No son infiltrados, sino oportunistas. Ahora, al enfrentarnos a esta mediocre novela de intrigas, más bien nacida de la pluma de un escribidor, viene a endulzar este invierno. Ha llegado junto con la lluvia y nos trae alivio a causa de la sequía que se ve en la tierra, como en la política.

Lo que al principio se advertía como un besuqueo entre el gobierno y la oposición, intercambios de cartas de amor y envío de canastillos de flores, se diluyó en un santiamén. Cualquiera piensa, porque siempre hay mal pensados, que todo constituía un ardid, destinado a enturbiar un ficticio idilio. La UDI sabe al dedillo, cómo crear expectativas y llegado el momento de los quiubos, ya sea en la cama, en el salón o en cualquier escenario, se diluye en farsa.

Y a modo de redondear esta crónica de desaguisados, veamos lo que aconteció esta semana en Europa. En España, Gabriel Boric condecoró a Baltazar Garzón. Sin tardanza, RN, partido donde militan patipelados, nietos e hijos de vendedores ambulantes, pusieron el grito en el cielo. El juez Baltazar Garzón es una figura internacional, que le ha dado prestigio a su actividad en defensa de los derechos humanos. Como se puede observar, el quisquilloso gallinero de cierta derecha servil a la oligarquía, cacarea por que la pise o no la pise el gallo. Deberían leer “La Pachacha” de Rafael Maluenda, un excelente cuento que se desarrolla en un gallinero. Lugar donde las actividades políticas, alcanzan su mayor intensidad.




 

Por  Walter Garib

 

 

 



Escritor

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