Columnistas

Revolución Democrática, puros e impuros

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 35 segundos

Se pueden meter las patas, pero no las manos… así lo dijo Allende.

REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA está fuertemente golpeada, entraron solos al circo de la política nacional en uno de los asuntos más feos de los feos. CORRUPCIÓN.

Giorgio habló de superioridad moral, que los nuevos estaban por sobre los pobres estándares que los anteriores.

Entonces Giorgio y RD son más limpios que Miguel, Carlos Lorca y los comités centrales del Partido Comunista detenidos desaparecidos. Opiniones como aquella realmente indignan.

La política estaba antes de la llegada del Frente Amplio y también había buena y mala política. Existía el buen servidor público y las señoritas de blanco en la puerta del seguro social. La derecha que se conoce es la misma de los tiempos anteriores, son el sector que defiende los sagrados intereses de la clase dominante, de los empresarios y latifundistas, banqueros y aseguradoras, la Isapres y la AFP, por lo tanto nada nuevo.

Mala consejera es la soberbia si no se administra de manera correcta y lúcida

Giorgio, Latorre y otros no conocen ni han recorrido el camino al cementerio para enterrar a los que hasta siempre nos harán falta.

Haber escuchado hace algunos años de un grupo de insurrectos, rebeldes y antisistema que llegaban para enterrar la vieja política era lo mínimo esperado. Los mismos de siempre habían estado ya muchos años y eso produce acostumbramiento, acomodos, nepotismo, prebendas, negociados y amiguismo.

Se estaba viendo una pequeña luz al final del túnel. Se pensó incluso que se podría levantar un modelo productivo alternativo.

Tantos y tantos abrazaron con alegría que los antiguos carcamales se retiraban a sus cuarteles de invierno luego de haber cumplido el pacto con los militares para la continuación del modelo, administradores de uno agresivo y violento instaurado a sangre y fuego por los militares.

Desde 1990 sin grandes alteraciones se fueron sucediendo los mismos nombres con sus gobiernos, esa vieja parafernalia del ahora sí que se podrá hacer. Llegó la hora del cambio, toda una larga lista de supermercado, aumentaron las estatuas frente a la casa de los presidentes.

De pronto las calles se llenaron de actores nuevos que en su gran mayoría fueron haciendo sus propias escuelas, levantando muros de resistencia a un modelo que les cercenaba el futuro. Y como si de una historieta se tratara, la vieja política urdió su plan para sobrevivir. Todo fueron grandes acuerdos cuyo destino final es seguir profundizando la mercantilización de lo que sea posible, educación, salud, previsión. Todo era válido y también llegaron los bancos al festín del CAE de la mano concertacionista. Un país en oferta y liquidación.

Y nacía en las calles, aquel magnifico lugar donde se da inicio a los procesos que de manera lenta se van haciendo proyectos admirables convencidos de poder concretarlos.

Lo llamaron el lucro y millones se enteraron que el neoliberalismo les había hipotecado sus sueños, y el de sus padres y también el de sus abuelos. Millones de chilenos viviendo bajo la línea de la pobreza mientras se anunciaba con toque de trompetas que el desarrollo estaba llegando a la esquina.

Y los rebeldes libertarios comenzaron a llenar las páginas de los diarios, actores en la primera línea de la televisión. Llegaron incluso a maldecir lo nefasto de la corbata y también los chaquetones azules con el cuello levantado como lo usaba Miguel. Se ganaron dignamente el respeto, ellos lo construyeron en esos tiempos no muy lejanos.

Lanzaron dardos contra los traidores, apuntaron con el dedo a los yanaconas, a los parlamentarios que actuaban como patrones en sus fundos distritales. Tinta regaron para denunciar la poca valentía para derrotar el binominal.

Y en eso apareció la corrupción, facturas falsas, regalos, los desayunos Velasco con los PENTA de veinte millones de pesos, más baratos que los de Karina Oliva. Jamás se habían conocido condenas para delincuentes como clases de ética en una universidad para corruptos.

Los chilenos comenzaron a percibir lo de siempre, el parlamento estaba integrado por personajes de baja monta.

Un solo ex senador de la UDI que fue designado a dedo como el cordero para el sacrificio se entregó a las manos de sus correligionarios. Otros aún buscan boleto de micro en el suelo para justificar las donaciones generosas que provenían de pesqueras, bancos, retail, aseguradoras a raudales.

Y cayó el telón. REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA bajó el telón de la pureza y no pasó la prueba.

Partido joven con pocos años y militancia numerosa, licenciada con dos idiomas metió las manos. Los probos, los puros, aquellos honestos y consecuentes se fueron a juntar con los impíos.

Correcto era que cuando recién llegaron al parlamento dieran notables batallas contra todos aquellos que traicionaban la fe pública, todos esos con los ojos cerrados recibían dineros para proponer la democracia que necesitan los banqueros y empresarios.

Cuando las crisis son profundas como la que se está viendo, se debe llegar hasta el fondo para encontrar no sólo las razones para cometer delitos sino para medir la capacidad de sus dirigentes, en este caso NO están a la altura, y lo más delicado que este accionar de la vieja política le entrega a la derecha sobradas razones para insistir sobre lo mismo.

Sabemos que RN/UDI/PDC y otros han recorrido los mismos senderos de corruptela y miseria, pero la bandeja está servida.

Cabe entonces preguntarse ante la eventualidad de hacer del Frente Amplio un solo partido, es lo correcto con los mismos que voltereta tras voltereta salen siempre bien parados. Mal momento para sostener un partido único y es mal sencillamente porque se vive el legítimo derecho a desconfiar en los que posiblemente serían los compañeros e ruta.

Entonces hay que volver a la calle y el sindicato. Que sean los trabajadores y maestros los que redacten el programa para lo que viene, el nombre, la bandera y el himno, porque sencillamente sin eso no hay avance.

Perdieron la credibilidad y la notable oportunidad de tomarse el cielo por asalto.

Qué lamentable y es así porque nadie dará paso al costado. Esta manada no lleva cordero para el sacrificio. Los sacrificados son los de siempre, los que se alegraron el 4 de marzo, los que creyeron en los nuevos y los ven ahora en la patota de impuros e inmorales.

Basta de maltratar a los siempre golpeados. Paupérrimo es hacer política y vivir de ella instalando sueños en los hombros de los que por años han sido maltratados.

 

Por Pablo Varas

 

 

 

 

 

Escritor

Related Posts

  1. Gino Vallega says:

    Trabajadores y maestros no van a ser admitidos en el «Partido de los Ricos», que seguirá controlando «tontilandia del Sur» como si fuera su hacienda particular. Libertad, igualdad y fraternidad….palabras borradas y ya ausentes en el Chile siglo XXI.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *