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Las torres de alta tensión fueron noticia cuando las atacaron con explosivos. Fue una noticia rara.

Por una parte encajaría dentro de una campaña destinada convencer al público de que el Vietcong ya se instaló en la Araucanía, por lo que hay que llevar fuerzas especiales, gases, napalm y lo que fuere menester para restaurar el Orden basado en Reglas, como diría Joe Biden.

En este caso los chupinazos tendrían que haber venido a cuenta de los representantes y ejecutores de este Orden, es decir, profesionales. Ante su pobre desempeño – una de las torres quedó en pie – me pregunto si esos profesionales serían tan brillantes como para simular que eran aprendices, y así nadie sospecharía de ellos.

 

El jaque a las torres también encajaría como demostración de fuerza de una organización que va al combate abierto y armado en contra de ese tal Orden.

Si este fuese el caso, las acciones deberían tener un significado más allá de sólo hacer noticia, deben adquirir significado de acuerdo a un objetivo estratégico.

 

Algunas opciones que ofrece una estrategia de “acciones audaces en el territorio propio”:

Victoria a través del desgaste del enemigo. Las bajas causadas en una lucha prolongada hacen la guerra impopular en el bando enemigo y quiebran su voluntad de combate.

Esta opción requiere una enorme organización y una logística a toda prueba, tipo Camino de Ho Chi Min, así como una capacidad de combate que pueda hostigar y de veras castigar al enemigo. Me pregunto si hay tal organización por estos lados. Cuando con motivo del funeral de uno de los suyos, se publicó la foto de los peñis haciendo guardia armada, lo que se vio fue dos tristes fusiles – de distinto calibre, para más inri – y el resto eran sólo escopetas; tamaño poder de fuego les daría, con suerte, para hacer algunas prácticas.

 

Victoria a través de una insurrección popular. Esta tendría que ser generalizada, de modo de neutralizar los mecanismos de poder del enemigo, sus capitales, centros de control y vías de comunicación. Si la insurrección se diese sólo en el propio territorio y no se contase con una fuerza de defensa a la altura de la tarea, probablemente pasaría a la historia como una más de las tantas matanzas que en nuestro largo Chile han sido.

La escenografía de la rebelión popular generalizada y con la bandera mapuche en alto ya la vimos, lo curioso es que no fue fruto de una estrategia emanada desde el territorio. No había una organización mapuche dirigiendo el alzamiento de octubre 2019, sin embargo sus banderas iban en alto, entonces ¿Quiénes las alzaban? Los huincas ¿Y por qué lo hacían? Porque les parecía una causa justa.

El caso es que no hubo esa conducción ni ninguna otra, así transitó la anciana, o sea pasó la vieja y la historia no se repite, un ciclo puede parecerse a otro, como un verano al anterior, pero no más.

Lejana veo la posibilidad de que el mapuchismo combativo pudiese ser la causa en torno a la cual el pueblo chileno pudiese volver a alzarse. El triunfo de una insurrección popular depende de una conducción política que aquí no asoma por lado alguno; sin esa conducción política ni siquiera una insurrección militar logra un cambio estable de las reglas de juego y del dominio del poder, es cosa de ver en qué derivó la bella Rebelión de los Claveles, de Portugal, abril de 1974.

 

Cabe también la posibilidad de que estas acciones tengan por objetivo destacar el prestigio de una determinada organización respecto a otras que declaran el mismo fin.

En este caso sólo cabe desearles la mejor suerte, porque habitualmente el que sale ganando es el enemigo; sugiero estudiar la lucha guerrillera en Yugoeslavia durante la Segunda Guerra Mundial.

 

En realidad lo que me parece más probable es que sea una acción “de falsa bandera”, destinada a crear el ambiente propicio para una mayor represión; lo que me causa rubor es lo mal hecho del procedimiento, la foto de la torre que quedó en pie muestra errores de tal torpeza que es de esperar que ese explosivista cambie pronto de especialidad o su anatomía se puede ver alterada en forma súbita.

 

En la noche más larga del año 2023

 

Por Renato Alvarado

 

 

 

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  1. Gino Vallega says:

    En vísperas del golpe de Estado, salvador de las «mieses» de la oligarquía, cayeron las torres de alta tensión y nos dejaron a obscuras en Santiago……….los hechores? : la fuerza aérea. Hoy , seguramente, el APRA , llamando a tirarle maíz a los milicos para volver a dejar a obscuras el país……para siempre. Porqué NO?

  2. Renato Alvarado Vidal says:

    No creo que la única lucha inteligente y razonable haya sido la que dimos contra la dictadura en los 80s, de hecho no logramos la victoria; de lo que sí puedo dar fe es de que nos jugamos honestamente el pellejo por terminar con la dictadura y creo que los compañeros junto a los cuales tuve el honor de combatir merecen respeto.
    También creo posible aprender de todos los pueblos de la tierra, de los cubanos, los argelinos, los vietnamitas, los soviéticos, etc. pero sin idealizarlos. Los humanos somos mucho más parecidos que diferentes.

  3. Extraordinario analisis del docto señor Alvarado
    La unica lucha inteligente y razonable coincidio con el brillante accionar revolucionario de Renato Alvarado
    Don Renato Alvarado dice : » Lejana veo la posibilidad de que el mapuchismo combativo pudiese ser la causa en torno a la cual el pueblo chileno pudiese volver a alzarse »
    A lo mejor si señor Alvarado , a lo mejor si! hasta es posible que aprendamos algo del pueblo mapuche
    mapuchismo combativo ( vaya palabra! de donde la saco , de la RAE ? )

  4. Por la mayor parte del siglo veinte organismos de inteligencia de las potencias de Occidente manipularon la política de la mayor parte de los países del mundo; además de sabotear, bombardear e invadir países. Los detalles de esta realidad histórica de e la geopolítica en Latinoamerica son numerosos. En Chile ya tenemos más de medio siglo de montajes políticos hechos por servicios de inteligencia extranjeros y chilenos suches de poderes extranjeros los cuales diseñaron y ordenaron la llegada de Pinoshit al poder, y desde esa época han habido docenas de montajes políticos ejecutados por Carabineros de Chile y el resto de las Fuerzas Armadas, las cuales han demostrado de que tienen un núcleo políticamente ideologizado que se manda solo en lo que se refiere a su ingerencia en el quehacer político y cívico de la sociedad civil. A todo esto hay que agregar los miles de paramilitares extranjeros que el Piraña Piñera ingreso al país. Si agréganos el factor narco que también se asentó en Chile en el gobierno de Piñera – y a los antisociales pagados por las empresas forestales – tenemos todos los ingredientes necesarios para un montaje de terrorismo para justificar la fachización del Sur de Chile, que siempre ha sido el territorio más medieval de la sociedad chilena. Conversando con conocidos sureños en los últimos dos años lo que he escuchado ha sido una histeria colectiva resultado de propaganda política, racismo y desconocimiento total de la historia reciente del «Conflicto Mapuche»: Leen El Mercurio y escuchan Radio Agricultura.
    La «cultura» del Sur de Chile es más ignorante de la relación ecología y etnia Mapuche que la población del centro del país debido a la grave separación social y las consecuencias del abuso militarizado del estado de Chile en apoyo de la usurpación, e insolencia que se tiene con la etnia Mapuche. Carabineros pateando las puertas de los hogares y empujando a niños mientras golpean a los padres delante de ellos. Creo que la etnia Mapuche ha sido muy paciente y controlada de otra manera tendríamos un extremismo y enfrentamientos armados de verdad, no las estupideces alarmistas que se han difundido en los medios de comunicación orquestadas con fines políticos especificos de desviar la atención de la grave destrucción del medio ambiente y contaminación que la institucionalidad basura vigente ha permitido y que debe cambiarse con urgencia. El crear un falso terrorismo lleva a que la ciudadanía pretenda defender «el orden y la legalidad conservadora» mientras que las parcelaciones sin ser parte de una planificación regional, las pisiculturas-salmonerias, las forestales y las papeleras envenenan los ríos, los lagos y las caletas del Sur de Chile.
    Hay un serio retraso de graves consecuencias en abordar estos temas en el sur de Chile como consecuencia del montaje terrorista.

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