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América Latina será territorio fascista en las próximas décadas

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El fascismo europeo se apoderó de toda Europa (salvo Inglaterra), después de la gigantesca crisis socioeconómica iniciada en el año 1929. El masivo desempleo, el hambre, el crimen organizado y la miseria generalizada, se apoderaron de todo el continente. La clase media europea, fue el sector que sufrió más con la drástica caída de su estándar de vida. Estándar de vida adecuado, que había alcanzado con tanto esfuerzo y sacrificio en los últimos 100 años de rápido desarrollo socioeconómico que Europa gozó entre 1815 y 1914.

 

A toda esta inmensa tragedia humana de la clase media europea, se agrega el terror al comunismo que esta clase desarrolló después de la revolución bolchevique en el año 1917. Los comunistas rusos no solo persiguieron a los nobles y ricos, sino también a miles de ciudadanos rusos de clase media. Es así como el miedo a perder las riquezas materiales e incluso la vida, hizo que la clase media europea se entregara masivamente en brazos de la nueva ideología fascista europea y especialmente a partir del año 1929.

 

Luego de esta tragedia, y después de 10 años de sufrimiento, Europa cayó en la segunda guerra mundial en 1939. Esta catástrofe terminó por destruir el estándar de vida que tan duramente se había alcanzado por los europeos en los últimos 100 años. Europa entera quedó en ruinas y ella solo empezó a sobrevivir y a reconstruirse gracias al plan Marshall desarrollado e implementado por los Estados Unidos a partir de 1945. Este bien diseñado plan de desarrollo, permitió la reconstrucción de Europa occidental y luego implementó un largo proceso de reindustrialización entre el año 1945 y 1975. Este verdadero milagro socioeconómico permitió todo el bienestar que existe en Europa hasta nuestros días.

 

Una turbulenta y similar historia empezó en América Latina 100 años después. El continente latinoamericano tiene un siglo de retraso con relación al desarrollo Europeo. A pesar de su independencia de España a principios del siglo XIX, el continente americano rápidamente cayó en un largo periodo de semidependencia colonial con respecto a Europa y a Estados Unidos.  A comienzos del siglo XX, América Latina inició, un accidentando proceso de desarrollo político y transformación social. Pero todos esos intentos terminaron en un muy prolongado fracaso. La clase media latinoamericana, temerosa de lo ocurría en Rusia a partir de 1917, decidió aliarse con la rica oligarquía latinoamericana, y esta alianza continua hasta nuestros días.

 

La alianza oligarquía/clase media, ha permitido que la clase media latinoamericana, tenga un estándar de vida similar a la clase media estadounidense y europea. El precio por este desarrollo de la clase media lo ha pagado el campesinado y proletariado pobre latinoamericano. Tanto en el campo como en la ciudad, los proletariados sobreviven de manera miserable. Es por esta gigantesca miseria y desigualdad, que los pobres latinoamericanos arriesgan su vida tratando de emigrar a los Estados Unidos. Es así como toda América Latina está clasificada como área del tercer mundo, y territorio subdesarrollado. Este desarrollo frustrado lleva así, 100 años de retraso con respecto al desarrollo de Europa y de los Estados Unidos.

 

Para los próximos meses, se espera que toda América Latina caiga en una brutal depresión económica, muy similar a la que afectó al planeta en el año 1929. Si esta tragedia socioeconómica ocurre, es altamente probable que el fascismo se apodere de Latinoamérica.

 

Si los Estados Unidos son derrotados en Ucrania en los próximos 2 años, Donald Trump u otro líder parecido a él, será electo Presidente en el futuro. Con Trump como Presidente, los Estados Unidos se retirarán de Europa y se concentraran en explotar su patio trasero, es decir, el resto de América. Esta región será la única región del mundo donde el súper coloso del norte conservará su actual condición de súper potencia económica y militar.

 

Es de esta manera como los líderes populistas de derecha estadounidenses, lograrán que todos los países al sur del rio Bravo, caigan en las brutales garras de este fascismo latino. Es así como este sistema político se consolida en el hemisferio occidental por el resto del siglo XXI. El planeta evita la tercera guerra mundial, pero el precio de esto es que el fascismo se apodera de América Latina. Para nosotros estos serán terribles años de sufrimiento, parecidos a los que padeció Rusia y China en el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Solo un largo período de sufrimiento extremo, parece crear las condiciones para que se produzca una violenta y victoriosa revolución popular. Esta revolución probablemente se producirá a fines del siglo XXI, y ella también incluirá a América de norte.

 

Para un excelente y muy bien escrito análisis histórico de cómo Europa pudo avanzar desde brutales dictaduras monárquicas a la democracia liberal entre los años 1600 y 2019 y en particular como en Europa y con elecciones democráticas los fascistas llegaron al poder después del año 1929, sírvase ver el libro de Sheri Berman titulado “Democracy and Dictatorship in Europe: From the Ancien Régime to the Present Day”. Oxfort University Press, 2019. Otro gran autor que pronostica el fin del capitalismo para fin del siglo XXI es Oswald Spengler en su tratado de 4 tomos titulado “La decadencia de occidente, bosquejo de una morfología de la historia universal”(Espasa – Calpe S.A. España 1927).

 

 

  1. Duque Ph. D

 

 

Cientista Político

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  1. Felipe Portales says:

    Coincido con el comentarista en que desde un punto de vista de las humanidades no se pueden hacer predicciones de este tipo. Son demasiados los factores impredecibles y, sobre todo, la vigencia final del libre albedrío humano. En lo que sí estoy de acuerdo con el autor del artículo es que -más allá de las apariencias- al menos en Chile la historia nos dice que «a la hora de los quiubos», la clase media se ha alineado con la clase alta por el temor que le causan los sectores populares. Ha sido así por la gran distancia social y/o ideológica entre ellas y el temor a varias experiencias extranjeras, particularmente la URSS y Cuba. Aunque estas últimas ya no son relevantes. La Unión Soviética desapareció y Cuba perdió toda su capacidad de atracción.
    Pero tampoco se puede hablar de «fascismo latinoamericano». Ni siquiera en la época coetánea del fascismo europeo en que las derechas latinoamericanas simpatizaron con aquel (el segundo gobierno de Alessandri fue autoritario de derecha, pero no «fascista»); ni tampoco en la era de las dictaduras militares de «seguridad nacional».

  2. Leeré con «»ansias»» ese libro porque un libro escrito en inglés
    es seguro y confiable… Otros autores que no sean «»americanos»»
    y también ingleses no SABEN BIEN LO QUE ESCRIBEN
    Es mi orgullo encendido el que habla…. Soy .-.. etc,etc….??

  3. El artículo parece una tomadura de pelo por lo superficial del análisis, la indocumentación histórica del autor y su papel más que de «cientista político» de pitoniso. El habla del fascismo sólo a partir de 1929, sin rastrear los antecedentes en los movimientos autoritarios europeos de comienzos del siglo XX, la emergencia del fascismo en Italia y el Putsch de 1923. Su afirmación de la alianza entre la oligarquía y los sectores medios es falsa; no da ejemplos para probarla; y, en el caso, de Chile lo que se observa es todo lo contrario: desde 1920 en adelante se observa una alianza entre sectores medios y populares que se prolonga, con avances y retrocesos, porque ningún proceso es lineal, hasta la década de 1970, e incluso, en los años de lucha por recuperar la democracia. También es una falacia que las clases medias latinoamericanas tengan similares estándares de vida que las clases medias estadounidenses o europeas, eso lo sabe hasta un niño de 8 años que ve en la TV como vive un yanqui y como vive él. Lo más débil, ya no del artículo, sino de la manera de pensar del autor, es su pretensión de predecir escenarios con futuribles sin un examen fino y riguroso: ¿Cómo puede anticipar quién llegarán al poder en los próximas décadas sin conocer el estado de la correlación de fuerzas del momento en que se produzcan las luchas políticas? ¿Cómo puede predecir una revolución popular exitosa a fines del siglo XXI, si no sabemos todavía si la humanidad vivirá para entonces? Así como el autor recomienda libros, me permito recomendarle de Eric Hobsbawm la «Historia del siglo XX», y para el caso chileno, algunas de las obras de Tomás Moulian, que ayudarían a documentar mínimamente el análisis que no está a la altura de un intelectual serio.

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