El valor patrimonial del vino chileno: la experiencia de «Chanchos Deslenguados»
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Estos días de otoño vuelven a llenarse de «fiestas» de las vendimias, recuerdo desde mi infancia maulina que estas celebraciones eran grandes acontecimientos locales en los espacios público de las ciudades y pueblos en los cuales existían numerosas viñas destinadas a la producción del vino. Estos mostos iban desde pequeñas producciones familiares y otras tantas vendimias vendidas completas a las grandes empresas productoras que no siempre pagaban bien la fruta destinada a lo industrial. Varias reconocidas viñas presentes en el mercado actual operaban y siguen operando de este modo. Esta situación ha motivado varios actos de rebelión y resistencia creándose algo así como vinos profanos que respetan las formas más naturales en la creación.
Chanchos Deslenguados es una feria de vinos que ha prestado atención a este fenómeno posibilitando un espacio que visualiza a estos pequeños vino cultores y enólogos, principalmente herederos de pequeñas viñas familiares, que desde la persistencia y el duro trabajo colectivo nos pueden ofrecer productos de noble calidad. Varios de ellos han sido los custodios de parras ancestrales que son parte de nuestro patrimonio, otros tantos amantes del fermento, por cierto también algunos utopistas. La variedad de este mercado no sólo reúne a algunos herederos sino que también están migrantes de distintos países que con diversas experiencias aportan a nuestra cultura del buen beber.
Este sábado en un espacio que a ratos se hacía pequeño se llevó a cabo la XXIII versión de esta feria de vinos naturales que se ha convertido en un hito en el contexto de la «revolución» del vino chileno. Por lo que alcancé a ver estaban presentes varios productores como Viña Prado, Colectivo Mutante, Javiera Ortuzar, Villalobos, Leonardo Erazo, Patricio Aravena entre los que ya conocía sus vinos. Por mi identidad maulina presté atención a las viñas maulinas y pude conocer algunos vinos Milandra, Evangelina, Cancha Alegre, con varios de sus productos en los que reconocí el jugo de la fruta. Novedosos me parecieron algunos vinos de Viña Joda, y no puedo dejar de mencionar un Blend GSMC de Los Chanchitos. Fue una oportunidad para probar distintos Garnachas, País, Cariñan y Cinsault de otras varias viñas que participaron. No faltaron espumantes, sidras y grapas de producción nacional. Lamentablemente no pude cumplir mi expectativa de conocer a Manuel Moraga, gran vino cultor conocido por su emblemática marca Cacique Maravilla.
Chanchos Deslenguados es sin duda un excelente referente para el conocimiento de los vinos naturales. El trabajo investigativo de Alvaro Tello es sólido al respecto, por eso es reconocido como una autoridad en este tema. Sin embargo, Chanchos Deslenguados es un proyecto que no se agota en esta feria, son destacados productores de contenidos relevantes en torno a la vino cultura. En su sitio web podrán encontrar distintas publicaciones que fortalecen el conocimiento con una calidad que a veces escasea entre los comunicadores del vino en las redes sociales. Larga vida a Chanchos Deslenguados, a Alvaro Tello y sus colaboradores que ponen su pasión en este proyecto fortaleciendo el nivel en la producción de contenidos culturales.