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“Nacionalización” del litio: de la trampa política al problema social

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“Debemos atender su llamada. Nuestra Madre Tierra, militarizada, vallada, envenenada, un lugar donde los derechos básicos son sistemáticamente violados, exige que actuemos. Construyamos sociedades capaces de coexistir dignamente, de un modo que proteja la vida. Unámonos y mantengamos la esperanza mientras defendemos y cuidamos la sangre de la Tierra y de sus espíritus”: eran las palabras de Berta Cáceres, activista por los derechos indígenas y ecologista del pueblo lenca, asesinada en Honduras en 2016.

“Chile tiene las mayores reservas de litio del mundo, un mineral que, al estar en las baterías de almacenamiento de energía, de autos y buses eléctricos, resulta clave en la lucha contra la crisis climática y una oportunidad de crecimiento económico que difícilmente se vuelva a repetir en el corto plazo. Junto al desarrollo del hidrógeno verde y al conocimiento que se genera en nuestras universidades y comunidades, es la mejor chance que tenemos para transitar hacia una economía sostenible y desarrollada. No podemos darnos el lujo de desaprovecharla”, declaró el presidente Boric este pasado 20 de abril 2023.

“En Chile, hoy el litio solo se extrae en el Salar de Atacama y, sin embargo, aun así, la producción de nuestro país representa más del 30% del mercado global. El potencial que tenemos, es enorme. Además del Salar de Atacama, existen más de 60 salares y lagunas salinas. Esta política, por tanto, también será una cruzada para explorarlos, evaluar su potencial extractivo y muy importante, también delimitar las áreas y lagunas protegidas donde no se instalarán faenas”, siguió con su declaración el presidente.

“Estos salares y lagunas no son sólo litio, son personas, son comunidades, son el agua del desierto, son biotecnologías y otros minerales, son la casa de culturas milenarias y que son testigos del pasado que hoy preservaremos para mejor futuro. Nuestra estrategia de desarrollo tiene, entonces, que construirse respondiendo a la crisis climática y, por tanto, garantizando el menor impacto medioambiental posible en dichos ecosistemas.  Haremos desde el Estado una profunda diferencia en el desarrollo humano y tecnológico del país si es que lo hacemos bien y compatriotas, no me cabe ninguna duda que podemos hacerlo bien. Nuestro desafío es que nuestro país se transforme en el principal productor de litio del mundo, aumentando así su riqueza y desarrollo, distribuyéndola justamente al mismo tiempo que protegemos la biodiversidad de los salares”.

Efectivamente Chile tiene las mayores reservas de litio al mundo, la cuales, de momento, no han sido todavía totalmente explotadas. Hoy, enfrentados al nuevo negocio llevado por la transición ecológica, el litio se ha transformado en una riqueza de un valor mucho mayor del petróleo. Para administrar esos recursos, ya existen, en la tan controvertida Constitución de los Ochenta, el artículo 19, inciso 24, que afirma que “El Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las minas, comprendiéndose en éstas las covaderas, las arenas metalíferas, los salares, los depósitos de carbón e hidrocarburos y las demás sustancias fósiles, con excepción de las arcillas superficiales, no obstante la propiedad de las personas naturales o jurídicas sobre los terrenos en cuyas entrañas estuvieren situadas. Corresponde a la ley determinar qué sustancias (…) pueden ser objeto de concesiones de exploración o de explotación. Dichas concesiones se constituirán siempre por resolución judicial (…)”

En ese sentido, antes que preocuparse de la Estrategia Nacional de Litio, habría que informarse sobre la actual legalidad constitucional de las dos concesiones que ya existen actualmente hacia la SQM’s (Sociedad Quimica y Minera de Chile) hasta 2030 y hacia la Albermarle hasta 2043.

Talvez sea por eso que, al contrario de lo esperado, las empresas privadas que quieren invertir en el litio chileno u otros recursos nacionales y que hasta el momento tenían un lio legal para hacerlo, aplauden la propuesta de “nacionalización” del litio, que todo tiene que ver sin con una verdadera nacionalización.

No es extraño entonces escuchar la justa felicidad de Wealth Minerals, sociedad implantada en el Salar de Atacama y dedicada a la extracción del litio: “Luego del anuncio del Presidente Boric, se nos abrió la posibilidad de asociarnos con el Estado de manera minoritaria y así mover el Proyecto de manera conjunta por las tres partes. Es importante señalar que de acuerdo a la Constitución vigente, el Litio y Uranio no son concesibles y sólo el Estado lo puede desarrollar. El gobierno se atrevió a incorporar privados manteniendo la mayoría estatal y así cumplir con el artículo de la Constitución. De esta manera, nos beneficiamos todos los chilenos dado que el Estado reconoce no contar con la experiencia técnica para desarrollar en un breve plazo un metal complejo y cuyo mercado vivirá entre 15/20 años una substitución que ya está a nivel de laboratorio”.

 

Sociedad en eterno desarrollo

Que el litio esté en las manos de los chilenos o de los extranjeros, sigue el problema social que siempre se repercute en cada lugar de extracción minera. Las sociedades limítrofes se ven directamente afectadas, y ningún bono o compensación será suficiente para devolverle agua o tierra que ya no existirán.

Tom Gatehouse, que entrevistamos por El Clarín de Chile, nos explica muy bien todos los retos de las sociedades de las zonas mineras en un último libro que acaba de publicar: “The Hearth of our Earth”: “Desde la época de Colón y los conquistadores españoles, la historia de América Latina ha estado estrechamente ligada a la minería. Sin embargo, en las últimas décadas, la industria ha adquirido nuevas y vastas dimensiones, volviéndose mucho más poderosa y destructiva que cualquier cosa vista en períodos anteriores. Impulsadas por los altos precios de los minerales, las empresas mineras se han mudado a países donde hasta ahora tenían poca o ninguna presencia, y se han aventurado en áreas cada vez más remotas y ecológicamente sensibles, como en lo alto de la cordillera de los Andes y en lo profundo de la selva amazónica. Esto ha provocado cambios sociales y ambientales sin precedentes: paisajes enteros se han transformado radicalmente y estilos de vida que han cambiado poco en siglos, en algunos casos, han desaparecido por completo. Pero a medida que la minería se ha expandido, también lo ha hecho el conflicto social, con comunidades de primera línea movilizándose en defensa de sus tierras, agua, medios de vida y culturas. Esta resistencia se ha dado en toda la región y ha tomado formas muy diversas: desde cortes de ruta hasta investigaciones; del sabotaje al teatro de calle. Mientras que algunas comunidades han pagado un alto precio por su oposición, otras han logrado algunas victorias impresionantes. El Corazón de Nuestra Tierra cuenta su historia: cómo la industria minera los ha afectado, cómo se han defendido y sus visiones de futuros más justos y sostenibles. Escrito en un lenguaje claro y no técnico, El corazón de nuestra tierra es para estudiantes, académicos, activistas, periodistas y cualquier persona que alguna vez se haya preguntado sobre los costos reales de los metales que alimentan cada vez más nuestras vidas”.

El tema que Tom Gatehouse trata es más actual que nunca: El cambio climático parece ser el objeto prioritario de todas agendas internacionales, y, para resolverlo, la transición ecológica parece ser la solución. Desafortunadamente, para llegar al cumplimiento de esta “transición”, varias materias primas son necesarias: eso causa varios conflictos entre los países poderosos para obtener la explotación de tales recursos, y eso, a pesar de los gastos ambientales necesarios para la extracción de dichas materias. Los métodos en los países son varios, pero los resultados destructores hacia el ambiente, siempre son los mismos y, al final, lo que debería estar hecho en favor del ambiente, se vuelve en su contra.

Por eso que, a veces, más bien que hablar de transición ecológica se debería hablar de negocio ecológico, en donde países como Chile, que no tienen la tecnología de transformar su materia prima en producto de exportación, se queda de toda forma detrás del carro.

José Pimentel, ex Ministro de Minería y Metalurgia de Bolivia de la época de Evo Morales, nos había explicado esa problemática en relación al ejemplo del litio boliviano[1]: “El litio solo, en calidad de materia prima es altamente requerido pero, a nosotros, como país, ese comercio, no nos interesa: un proyecto de exportación de materia prima sería una ganancia menor de manera que no se le da valor agregado, además que industrializar y crear baterías sería una fuente de trabajo en las fábricas de producción de baterías, y el valor mismo del producto sería mucho más elevado. Si no hacemos esto, nos reducimos a vender litio a quien compramos baterías”, sigue Pimentel.

En las etapas iniciales de la economía del desarrollo, los principales problemas macroeconómicos eran la disponibilidad de ahorros para financiar la inversión necesaria para el desarrollo industrial y las divisas necesarias para pagar las importaciones de maquinaria, equipo y bienes intermedios que requería ese proceso. Con el regreso de los flujos de capital y el papel creciente de las finanzas privadas nacionales, la atención se centró cada vez más en cómo gestionar los ciclos de auge y caída de los flujos privados, evitando también posibles crisis financieras internas y de deuda internacional.

En los debates que caracterizaron las primeras décadas de la economía del desarrollo, el primero de estos temas involucró el manejo de la fluctuación en los precios de las materias primas y, desde una perspectiva a más largo plazo, cómo los ahorros o las brechas de divisas podrían afectar el proceso de crecimiento.

En una economía de este tipo es muy difícil que los detentores de materia primas, muy en dificultad en llegar a una industrialización efectiva y obligado a vender sus materias primas tales cuales, puedan realmente ascender en la escala social: así permanecen, como en un limbo infinito, en un desarrollo que nunca termina por ser “desarrollado”.

 

[1] https://www.elclarin.cl/2022/12/26/bolivia-y-litio-las-huellas-de-un-golpe-de-estado/

 

Escucha el articulo en la Radio La Comuna

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Elena Rusca

Periodista, corresponsal en Ginebra

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  1. Nestor R Marin, Ph.D Agricultural Science, Phytopothologist, Expert in Rural Develpment, and Renewable Energy. says:

    En mi articulo anterior, me falto precisar sobre dos temas, uno es que tambien en el proceso de la obtencion del litio se obtiene el Sulfato de Potasio, Acido Borico y sales de Magnesio, todos usados en la agricultura, con ciertas modificaciones, o separaciones. Tambien an los analisis de laboratorio en la agticultura, me falto mencionar el analisis de suelo, donde se buscan todos los elementos mencionados en el articulo anterior como: Macro elementos, Elementos Medianos, Micro elementos, Ph, (acides, alcalinidad o Neutralidad) % de Materia Organica CE (Conductividad Electrica) que mide la cantidad de sales toxicas en el suelo, Textura, etc.

  2. Nestor R Marin, Ph.D Agricultural Science, Phytopothologist, Expert in Rural Develpment, and Renewable Energy. says:

    Elena y Margarita:
    Excelente su artuculo, ustedes tienen mucha claridad en la parte legal de esta situacion del Litio. Yo, en estos dias he estado analizando los demas minerales que se obtienen cuando se esta en el proceso de obtener el litio, que mayormente se obtiene como Carbonato de Litio. Ademas del Litio, se obtiene el Cloruro de Potasio (KCL) que antiguamente se usaba en la agriculturam pero hoy en dia, se prefiere el Potasio solo (K2O), o el que viene en el Salitre chileno como Nitrato de Potasio (13.5% N – 0 – 46% K2O). El Potasio esta entre los Macro elementos, que son los mas importantes (N. Nitrogeno. P Fosforo y K Potasio), despues vienen los elementos medianos: el Calcio Ca, Magnesio Mg, y el Azufre S, despues vienen los Micro-elementos: Cobre Cu, Manganeso Mn, Hierro Fe, Boro B, Zinc Zn, Cobalto Co y Molibdeno Mo. Las plantas que se cultivan en produccion de aliemtos requieren de todos estos elementos, en diferentes cantidades; es por eso que siempre es conveniente tener un buen analisis de laboratorio, tanto de los tejidos vegetativos com o del agua, la cual a veces resulta ser un veneno para la agricultura (aguas de riego contaminadas con patogenos, metales pesados, sales, etc.

  3. Margarita Labarca Goddard says:

    SIGO. perdón, donde dice Risca debe decir Rusca. Hago montones de errores de dedo, porque estoy bien cegatona. Sería bueno que Clarin permitiera corregir un comentario con errores

  4. Margarita Labarca Goddard says:

    Elena Risca:
    El artículo 19 de la Constitución que tú citas es larguísimo, más de 10 páginas en letra 12 y tiene un montón de subdivisiones que son un enredo.
    Pero a continuación del mismo inciso 24 que transcribes, hay otro párrafo que expresa:
    «Corresponde a la ley determinar qué sustancias de aquellas a que se refiere el inciso precedente, exceptuados los hidrocarburos líquidos o gaseosos, pueden ser objeto de concesiones de exploración o de explotación. Dichas concesiones se constituirán siempre por resolución judicial y tendrán la duración, conferirán los derechos e impondrán las obligaciones que la ley exprese, la que tendrá el carácter de orgánica constitucional.»
    O sea que este párrafo contradice el anterior y le entrega a la ley la determinación de los casos en que se pueden dar concesiones:: es la Ley Orgánica de Concesiones Mineras.
    Si nos quedamos con la Constitución pinochetista, también será válida esa ley, a no ser que el Congreso la modifique, lo que es poco probable por razones obvias.
    Ahora habrá que decir: Y CUANDO DESPERTAMOS, EL MONSTRUO SEGUÍA AQUÍ.
    Elena, qué buenos, estupendos son tus artículos, te felicito.

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