Opinión e identidades Poder y Política

¿Una izquierda que opta por anular lo constituyente en Chile?

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 2 segundos

A propósito de que el próximo domingo se realizará la votación para elegir a las personas que conformarán el Consejo Constitucional en Chile, han aparecido distintas voces en el mundo de la izquierda y del campo intelectual, planteando que anular el voto sería la mejor opción para el momento actual que vive el país, ya que el nuevo proceso estaría viciado y sería completamente antidemocrático.

Es el caso de algunos intelectuales reconocidos por la izquierda chilena, como es el caso de Carlos Pérez Soto, Sergio Grez, Gabriel Salazar, Rodrigo Karmy, entre otros y otras, que firmaron un documento que plantea que este nuevo proceso sería un fraude y una cocina entre los partidos políticos, ya que solo buscaría cerrar la puerta a una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana (1).

Incluso algunos de ellos, como es el caso de Rodrigo Karmy, han llegado a decir que el voto nulo es el único voto posible, ya que el acuerdo constitucional del pasado 12 de diciembre es parte de un nuevo golpe civil y parlamentario, y que el resultado de aquello sería una Comisión Ortúzar ampliada (2), siendo un proceso en sí mismo anulado, lo que tendría una conexión y continuidad con el proceso dictatorial de Pinochet que llevó a la constitución ilegítima y neoliberal de 1980.

Si bien uno podrá estar de acuerdo con la crítica a este nuevo diseño constituyente, por ser un proceso mucho más limitado que el anterior, por contar con actores designados (Comisión de expertos y Comité técnico de admisibilidad), y la exclusión de listas de independientes y de pueblos originarios, de ahí a caer en una crítica fetichista, cerrada en sí misma y descontextualizada a lo que hemos vivido como país desde el 2019 en adelante, es buscar instalar nuevamente desde la izquierda una política esencializada de la derrota, que pareciera no querer abrirse a que se pueden generar ciertas fisuras al orden imperante.

Lo menciono ya que muchos de los que ahora están llamando a votar nulo en esta nueva elección de consejeros constituyentes del próximo 7 de mayo, se posicionaron de la misma forma con el acuerdo del 15 de noviembre del 2019, señalando que fue un acuerdo antidemocrático, que solo serviría para salvar a Sebastián Piñera y a las elites del país, a través de una constitución hecha a la medida de ellos y sin ninguna participación del pueblo de Chile.

Más allá de las razonables críticas en ese momento a dicho acuerdo, por darse de manera cerrada de parte del congreso de Chile y sin diálogo con otros actores sociales, nos mostró un proceso que se fue democratizando cada vez más con el paso del tiempo, dejando nuestros cuestionamientos al acuerdo inicial como meras proyecciones de nuestros propios fracasos políticos personales, lo que nos obligó a desprendernos de ciertas creencias para sumarnos a un proceso inédito en el país.

Con esto no digo que el diseño de una Asamblea Constituyente no sea más democrático que los otros diseños, al ser un poder con muchas más facultades para cambiar las instituciones del país y el tipo de Estado que se quiere construir, pero la política es mucho más compleja, dinámica y difícil de prever, ya que es un proceso no lineal, que toma caminos que responden a múltiples factores.

Es cosa de ver en que derivó la Asamblea Constituyente en Venezuela, que podrá haber tenido un diseño mucho más participativo y popular que el proceso chileno, pero derivó en una cooptación del gobierno de Hugo Chávez y en una dictadura posterior de Nicolás Maduro, que trajo como consecuencia a ese país en una crisis humanitaria sin precedentes, que tiene a millones de venezolanos arrancando de un régimen que con un discurso antiimperialista bastante pobre ideológicamente, busca justificarlo todo.

Por lo mismo, la política y la vida misma es mucho más abierta e inesperada que lo que algunos intelectuales plantean, por lo que cobra mucho sentido las palabras del abogado y ex constituyente Fernando Atria (3), quien si bien coincide con algunas de las críticas propuestas por ellos, no se cierra a lo que pueda pasar con el tiempo, ya que toma la experiencia del proceso anterior, dándose cuenta que nada está cerrado ni anulado, debido a que no podemos saber realmente la deriva de un proceso, que en el caso de Chile sigue siendo bastante excepcional.

De ahí que Atria haga un poco de memoria histórica, y nos recuerde que en el acuerdo del 2019 también existían bordes y se decía que con esas bases ya estaba todo cocinado desde los partidos políticos y limitado por los tratados de libre comercio vigentes, pero igualmente se fue mucho más allá del diseño original y se lograron instalar discusiones y normas constitucionales totalmente impensadas hace algunos años atrás.

Dicho esto, rescato también lo planteado desde los movimientos sociales por las voceras de la Coordinadora Feminista 8M, Alondra Carrillo y Karina Nohales, que optaron por no llamar a votar nulo, porque justamente lo que se trata es seguir disputando políticamente los sentidos y los horizontes que se van a discutir nuevamente durante los próximos meses en Chile, aunque para algunos todo está perdido de antemano.

 

Por Andrés Kogan Valderrama

Sociólogo Diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable Magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea Con cursos de Doctorado en Estudios Sociales de América Latina Profesional de la Municipalidad de Ñuñoa Militante de Convergencia Social: https://sites.google.com/view/cslascondes

Related Posts

  1. ¡ Muy bien por Renato, Felipe, Gino e Ilsita ¡ ¡Hasta cuándo estas personas ni chicha ni limoná pretenden hacernos comulgar con ruedas de carreta!
    Ya me parecía que Andrés Kogan se las traía ¿Será por su procedencia de Convergencia Social? ¡A anular el voto, mierda!

  2. A parte de lo que el señor Kogan expresa, me llama mucho la atención su feroz ataque al gob. bolivariano ( y el de muchos que se dicen de izq.) al que culpa de todo. Y se le olvida Juancito Guaidó, el gob norteño que le paga, el bloqueo o para él es normal que un país sea robado de sus bienes,( el oro en el país pirata, en Portugal otros miles de US$, Citgo y sus 10.000 bombas que tienen un valor de US$8.000.000 y un país que no pueda ni pagar deudas, ni comprar por lo tanto, ni vender sus productos y tenga que hacerlo a través de terceros y además siempre el peligro-porque el sector vende-patria hasta eso pidió- de ser invadido? – yo tampoco me quedaría con esa amenaza así-, le sugeriría a los anti maduros que den una vuelta por el centro y vean una óptica tras otra, yo creo sin exagerar unas 150 o más porque están en otros barrios idem o en Bernardo O´Higgins abajo 10 «barberías» juntas, casas de juego, etc y me diga que de dónde sacaron dinero para instalar todo eso si estaban tan mal en su país? Ud. ve mujeres que tienen hasta perros de los caros paseando en el metro o por el centro, al parecer viven por esos lados según supe cuando tuve problemas con una óptica de ellos que no me daba nunca boleta para recibir el reembolso. Desde afuera es fácil culpar a los países víctimas y dejar al imperio lavarse las manos. Hay que estar ahí para saber que lo que le hacen a los bolivarianos, se lo hacen a 65 años a la isla, a los ticos, a los persas, a los sirios, y cuanto país trate de salirse de su colonialismo, entonces en qué quedamos? defendemos a Guaidó? a López , Julio Borges? creo hay que ser definido, aunque una se equivoque y no ser ni chicha ni limoná, como decía Víctor.

  3. Gino Vallega says:

    Por arte de birle birloque, «el proceso se ha ido democratizando»? Sin duda, el Sr. Kogan Valderrama se levantó por el lado
    «derecha» de la cama y como está en los inicios de su carrera, no se quiere quemar con decisiones conflictivas contra un pueblo buen alumno de la dictadura de 50 años; si llegare a autoridad elegida demo…etc., actuará como en algún momento líderes de papel, que ponen el señalizador a la izquiertda y doblan a la derecha : de ellos, Chile está superpoblado!

  4. Felipe Portales says:

    ¡Este «proceso constituyente» se ha convertido quizás en la farsa más grotesca que se ha dado en país alguno con ínfulas democráticas! ¡El Congreso constituido -y completamente desacreditado- es el que le fija doce «bases» fundamentales de la «nueva» Constitución ¿a quienes? Cualquiera pensaría que, al menos, a los «constituyentes» electos que elaborarían el texto constitucional… ¡No, no, no! ¡Cómo se le ocurre! A «expertos» designados por el propio Congreso; y de manera tal que tanto en su composición como en su producto (por su modo de elección y sus quórums) la derecha tradicional mantenga las llaves del poder. Y luego el proyecto de Constitución ya listo se entrega a 50 personas electas («Consejo Constitucional», cuyo triste nombre quizás es lo único auténtico de todo el proceso…) pero de manera tal que la derecha tradicional esté sobrerrepresentada (como en el actual Senado en que con mucho menos de la mitad de los votos obtuvo el 50% de sus miembros). Y ¡más aún! con facultades para cambiar algo de lo establecido por los «expertos», ¡¡sólo por un quórum de 60%!! Y lo que ya es simplemente patético, es que se establece un «Comité Técnico de Admisibilidad» (¡designado por el Congreso del mismo modo que los «expertos», con poder omnímodo de vetar cualquier disposición aprobada por los mismos expertos y por el «Consejo» que considere contraria a alguna de lasa 12 Bases…
    ¡No señor Kogan; no trate de conferirle alguna legitimidad a este esperpento! Es una locura lisa y llana desde el punto de vista democrático.

  5. Renato Alvarado Vidal says:

    >un proceso que se fue democratizando cada vez más con el paso del tiempo<
    Hago ver mi discrepancia con tal afirmación, ya que por el contrario tal proceso se fue deteriorando hasta llegar a instalar unas disposiciones transitorias que volvían a poner en manos del desprestigiado Parlamento la potestad de cambiar el texto acordado; esto hacía que incluso un triunfo del Apruebo hubiese sido en vano.
    Es decir, con el paso del tiempo se hizo totalmente antidemocrático, buscando torcer la voluntad popular, expresada en que un 80% del electorado quería a los parlamentarios fuera del proceso.
    El actual proceso es todavía peor, es una infamia insanablemente nula desde su origen.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *