Yerko Ljubetic y la defensa del Estado Social y Democrático de Derecho en Chile
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Me refiero a la discusión sobre instaurar en la nueva propuesta constitucional, un Estado Social y Democrático de Derecho, que deje atrás un Estado Subsidiario, que ha derivado en una privatización de los derechos sociales, transformando a la educación, salud, vivienda y seguridad social en un nicho de negocios de ciertos grupos empresariales, generando altos niveles de segmentación, segregación y concentración de la riqueza.
De ahí que se haya vuelto un tema central, siendo incorporado tanto en las 12 bases elaboradas por el congreso de Chile (1), como también a nivel general por la comisión de expertos (2). No obstante, en este último órgano designado, algunos de ellos están promoviendo la idea de constitucionalizar el modelo privado de Isapres por ejemplo (3), lo que claramente muestra que algunos sectores conservadores quieren vaciar de contenido al Estado Social y Democrático de Derecho y profundizar incluso la subsidiaridad existente.
Es el caso de distintos candidatos y candidatas al consejo constitucional, a elegir el próximo 7 de mayo, provenientes de la derecha chilena, la cual a pesar de todo lo ocurrido en el país, no dan su brazo a torcer en lo que respecta a que el Estado tenga un rol distinto al actual, asumiendo una obligación y una responsabilidad en lo que respecta a garantizar y proveer derechos económicos, sociales y culturales a la población de manera universal.
Ante esto, se vuelve importante visibilizar candidaturas que promuevan en serio un tipo de Estado Social que deje atrás la herencia pinochetista y neoliberal en la arquitectura del Estado chileno, que se ha subordinado completamente a ciertos grupos de interés y de lucro, que la derecha de manera eufemística los ha denominado como grupos intermedios, que junto a una supuesta libertad de elección, que encubre privilegios, les ha servido para justificar la destrucción de lo público en todo.
Una de esas candidaturas, es la proveniente del partido Convergencia Social y de la lista Unidad para Chile, Yerko Ljubetic, quien plantea el impulsar un Estado Social sin letra chica y de verdad (4), que asuma un rol activo en los derechos sociales, permitiendo que el sector privado pueda estar presente en tanto prestador, solo que estos deban estar sujetos a ciertas reglas que busquen siempre el bien común del país.
Por lo mismo, Yerko Ljubetic tiene claro que las ideas propuestas por otros candidatos conservadores, como la de un Estado subsidiario activo o el oxímoron de un Estado social y subsidiario, no solo es mantener lo que aparece en la constitución actual ilegítima, sino que es negar toda la conflictividad social existente en Chile en los últimos 20 años, y de un modelo económico impuesto, que colonizó todos los ámbitos de la vida, haciendo que las familias tengan que endeudarse de manera extrema para poder vivir.
Por supuesto, con esto no se trata, como la derecha caricaturiza, que con incorporar un Estado Social y Democrático de Derecho en la nueva constitución en Chile, en caso de aprobarse, se garantizarán de manera automática de un día a otro, pero sí que el Estado asume un compromiso y que se generarán un conjunto articulado de acciones para concretar los derechos económicos, sociales y culturales, como muchos otros países en el mundo.
Es lo señalado por Yerko Ljubetic, quien plantea que se debe generar también “un sistema de instituciones, organismos públicos y agencias del Estado” (5), que permita darle una bajada y sostenibilidad en el tiempo a los derechos sociales presentes en una eventual nueva constitución. que aunque cueste creerlo, para algunos sectores reaccionarios es el comienzo del camino al totalitarismo.
Lo digo, a partir de lo expuesto por el abogado constitucionalista, Rodrigo Poyanco, al decir que con un Estado Social y Democrático de Derecho, se abriría la puerta para un Estado totalitario (6), lo que raya en un fanatismo extremo, considerando que el modelo de Estado subsidiario que defiende tan intensamente él, se impuso precisamente en un régimen dictatorial que suprimió libertades básicas, a través de la muerte, tortura, desapariciones y del terror constante.
Dicho lo anterior, esperemos que la discusión que se de entre las y los nuevos consejeros constituyentes que sean elegidos el próximo 7 de mayo, esté a la altura de las circunstancias históricas del país, y quede atrás esta cruzada anti estatal y anti derechos de algunos, que le sigue negando a Chile la posibilidad de pensar un país más justo y más democrático.
Por Andrés Kogan Valderrama