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PREÁMBULO

El acto electoral del 7 de mayo no será un acontecimiento sin importancia. Por el contrario: va a tener especial significación en los sucesos que han de desencadenarse con posterioridad a esa fecha.

En efecto: en el plano de la escena política, tendrá consecuencias tanto para el gobierno como para la oposición; en el plano de la escena social, revelará el estado anímico de los movimientos sociales y su capacidad tanto para reaccionar ante las exigencias del sistema comola prontitud de los mismos para organizarse y responderlas oportunamente.

 

MARCO DE REFERENCIA




El acto eleccionario se realizará en medio de un confuso panorama político pues nadie ignora que es fruto del acuerdo entre el gobierno y la oposición, instituciones que no cuentan con el respeto ni la adhesión de la ciudadanía y, a pesar de ello, perseveran en seguir adelante con sus maquinaciones. Especialmente, ahora, cuando se consolidan los lazos entre el Parlamento y el Ejecutivo con el arribo a la Secretaría General de la Presidencia de Álvaro Elizalde pues, como lo señala un analista,

 

“Elizalde expresa la definitiva conciliación del parlamento con el gobierno explicitando que entre los dos poderes del Estado se urdió el golpe civil y parlamentario que encontrará en el próximo 7 de mayo una elección sin pueblo donde, cualquiera sea la votación, ganará el partido portaliano, es decir, el conservadurismo neoliberal y el progresismo neoliberal siempre unidos”[1].

 

Las fuerzas que posibilitaron el Acuerdo Por Chile de noviembre pasado se robustecen; al menos, en la escena política. Poco o nada les importa la ilegitimidad  de la convocatoria, a la que nos hemos referido en documentos anteriores. Y los movimientos sociales no tienen la fortaleza que se requiere para hacer frente a esos inconvenientes. De los sindicatos, centrales y federaciones ya hemos hablado: tampoco tienen injerencia; menos, aún, capacidad para intervenir en el debate.

 

IMPORTANCIA DEL ACTO PARA LA ‘ÉLITE POLÍTICA’ NACIONAL

  1. Importancia para la oposición.

Para la oposición el acto reviste extraordinaria relevancia pues le permite comprobar si acaso la votación obligatoria realmente le conviene o no para seguir estimándola como elemento útil en sus lides políticas. Algo a lo cual se había referido el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social respecto al caracterizar a la población no votante, como un conjunto

 

“[…] despolitizado, con preferencia por el conservadurismo, con niveles bajos de apoyo al régimen democrático y sus preferencias políticas son más inestables”[2].

 

Semejantes rasgos han permitido a la consultora de Enrique Correa señalar, al respecto:

 

“De esta manera es probable que ellos y ellas se inclinen por candidaturas que se alejen de ideologías progresistas y/o que sigan lineamientos más conservadores; en este caso, que se inclinen por “Chile Seguro” o la lista del Partido Republicano”[3].

 

La oposición podrá, asi, comprobar la fuerza política que posee cada uno de los segmentos en que se encuentra dividida, a saber, Chile Vamos, y esos nuevos actores que se incorporan a las lides como lo son el partido Republicano PR, con una militancia de 21.020 personas, y el partido De la Gente PDG, segundo en importancia numérica después del PC, con 45.194 militantes, según datos del SERVEL[4].

Si, como algunos creen, logra el partido Republicano obtener mayor cantidad de consejeros constitucionales que el pacto Chile Vamos, tal suceso no sería, para estos, sino a una catástrofe sin precedentes:

 

«[…] el gran terremoto político sería que el Partido Republicano sacara más votos que Chile Vamos»[5].

 

El temor de perder la hegemonía de su representación política invade a Chile Vamos, según informa La Tercera:

 

“En Chile Vamos reconocen que los republicanos pueden transformarse en el partido más votado de la derecha, y quizás del país, pero que ello se deberá exclusivamente a que compiten en una sola lista y llevan 72 candidatos en todo el país. Ellos, en cambio, tienen la misma cantidad de competidores, pero repartidos en tres partidos, al igual que las colectividades oficialistas que compiten divididas en dos pactos”[6].

 

En efecto, como lo señala un periódico,

 

“Para los Republicanos estas elecciones son una gran oportunidad para generar identidad, convertirse en el partido más votado del país y disputar el rol hegemónico y el relato de la derecha chilena”[7].

 

  1. Importancia para los sectores oficialistas

Para los sectores oficialistas, la importancia del acto eleccionario es relativa.

Dado que no ha existido mayor apoyo a la propaganda que el oficialismo presenta en la llamada ‘Franja electoral’, y a la información del evento, algunos medios han interpretado esta actitud como de cierta desafección a las elecciones por parte del Ejecutivo.

 

“Desde La Moneda, en tanto, afirmaron a inicios de abril a Ex-Ante que no había mucho interés en marcar un programa comunicacional. La situación es disímil  —según aseguran en el gobierno— de cara al próximo plebiscito de salida, que se realizará en diciembre de este año y en el que sí esperan tener un mayor despliegue informativo”[8].

 

Es posible que tal sea la razón. Pero si el pacto Apruebo Dignidad participó en la firma del Acuerdo Por Chile, conjuntamente con la oposición, no parece que tal desafección pueda ser posible. A no ser que exista una crisis interior que no se haya manifestado aún en toda su intensidad y de la cual existan ciertos indicios. Así parece creerlo un viejo analista de la Concertación quien, en una torpe analogía, señala:

 

“Se trata de una extraña coyuntura, dominada por culpas, traumas y miedos, en donde el Frente Amplio se comporta con el presidente Boric de un modo letalmente parecido al de los socialistas con Salvador Allende durante la Unidad Popular (1970-1973)”[9].

 

Militantes hay de ese pacto que no sienten apego alguno por el Acuerdo Por Chile y, en forma privada, manifiestan estar dispuestos a concurrir al acto eleccionario y anular su voto.

 

DESAFECCIÓN CIUDADANA

Lo cierto es que el interés de la ciudadanía no parece, en absoluto, coincidir con el de la ‘élite política’. La empresa encuestadora Activa Research informaba, hace poco tiempo atrás, que el escenario no era favorable. Pulso Ciudadano, constató que solamente un 20,9 se mostraba a favor del proceso, un 52 señalaba que no lo sabía aún y en contra del mismo, un 27,1. La última encuesta de la misma empresa no innovó substancialmente en esas estimaciones:

 

“Uno de los datos más interesantes que dejó esta nueva edición de la consulta ciudadana fue que un 29,8% de las personas encuestadas dicen estar interesados o muy interesados en el nuevo proceso constituyente, mientras que un 22,3% dijo estar medianamente interesado y 47,9% nada o poco interesado”[10].

 

El estudio realizado por la empresa Criteria ha sido igualmente demoledor. De acuerdo al mismo,

 

“[…] tan solo un 31% de los chilenos manifestó estar interesado en el proceso de redacción de una nueva propuesta de Constitución para el país”[11].

“[…] el interés en la elección de consejeros constitucionales, las personas encargadas de crear la nueva propuesta que será plebiscitada, descendió del 66% en 2021 al 30% en la actualidad”[12].

“[…] de los encuestados que votaron “Apruebo” en el plebiscito de salida pasado, un 47% dijo que no tiene claro por qué votar, un 38% afirmó que volverá a aprobar y un 15% va a rechazar. Por su parte, de las personas que sufragaron “Rechazo” el 4 de septiembre, un 51% no sabe por qué votar, un 41% volverá a rechazar y un 8% aprobará”[13].

 

¿Sorprendente? No. En absoluto. La ‘elite política’ está plenamente consciente de ello. El ex asesor de Michelle Bachelet, Juan Carvajal, lo señala con absoluta franqueza:

 

“Hay un alejamiento cada vez mayor de la ciudadanía en torno a lo que expresan los partidos y las candidaturas. Esa conexión, entre élite política y ciudadanía no se va a dar especialmente por un tema que parte importante ya dio por superado pero no porque esté resuelto, sino porque ya dejó de interesarle”[14].

 

Esta visión es similar a la que tiene la presidenta de EVÓPOLI cuando asegura:

 

«La fatiga electoral es real, el descrédito del sistema político también, lo mismo que la desafección con mecanismos que se perciben lejanos al quehacer ciudadano»[15].

 

OTROS DATOS INTERESANTES

Los datos que entregaron las últimas encuestas, a las que tuvimos acceso antes de entregar este trabajo, no distan mucho de los consignados anteriormente: el desinterés por los comicios es tan evidente que el  CEO de Criteria, Cristián Valdivieso, no vaciló en señalar, en el programa Mesa Central de 09 del presente, que

Existe un alto riesgo de un nuevo desacople constitucional[16].

Así es. Veamos algunos de esos resultados.

La empresa ‘Research Chile’ señala, el 17 de abril, que solamente un 35% de los encuestados tiene definido su candidato y que un 18% lo hará en el momento de votar. ‘Pulso Ciudadano’, de 16 del mismo mes, indica que un 47,9% se encuentra poco o nada interesado en las elecciones de mayo, y un 62,5% reconoce que tiene poca o nada de confianza en el proceso constitucional. ‘Panel Ciudadano’ señala que un 46% de los encuestados aún no definía su voto al 09 del presente y que, de ellos, un 17% dijo no votará. ‘Criteria’, por su lado, informó el pasado 9 que solamente un 31% tiene interés en el proceso constitucional. ‘Data Influye’ rompe un poco esa tendencia pues, en su encuesta de 05 del presente, señala que un 62% tiene interés en la elección. ‘Cadem’, en su trabajo de 16 de abril, solamente pregunta por la franja electoral[17]. Estos criterios no difieren de los expresados por Paulina Valenzuela, de ‘Datavoz’, para quien esta elección

“[…] va a ser extraña: bajo interés, bajo conocimiento y preocupan otros temas”[18].

 

Como corolario de todo este universo de datos, la encuesta ‘Feedback’ informa que

 

“[…] un 66% dice no conocer a ninguno de los candidatos de su región que competirán en las elecciones del 7 de mayo para integrar el Consejo Constitucional, un 23% conoce “muy poco” a los candidatos, un 9% conoce a “alguno de los candidatos” y sólo un 2% conoce a “todos los candidatos”.

“[…] un 72% dice que “con seguridad” votará en las elecciones (que tienen carácter obligatorio) y un 18% “probablemente” lo hará. Un 4% dice que “con seguridad” no votará y otros 4% que “probablemente” no lo hará”[19].

 

 

LO QUE HACE PERDER EL INTERÉS EN EL LLAMADO ‘NUEVO PROCESO CONSTITUYENTE’.

A pocos debería sorprender la desafección de la comunidad nacional con este nuevo proceso constituyente (que bien debiera llamarse ‘fraude constituyente’) en cuya generación ha estado ausente su actor principal: el pueblo. La ilegitimidad de la convocatoria es manifiesta: permite el funcionamiento de un Comité de Expertos y un Consejo Asesor—organismos cuya existencia se explica, solamente, por el desprecio ancestral que sienten las clases dominantes por los dominados a quienes consideran incapaces de administrarse por sí mismos—, y priva a las organizaciones sociales de presentar sus propios candidatos: la ‘elite política’ se sienta detentadora de la divina misión de ‘dar al pueblo la constitución que le conviene’, a saber

 

“[…] una réplica de la Constitución de 1933, del autoritarismo de la Constitución del año de 1925 y una réplica neoliberal de la Constitución de 1980, pero mínimamente ampliada y reinterpretada bajo una forma de focalización ampliada, que algunos van a pensar que eso es la traducción del eslogan que se llama Estado Social de Derecho(…)”[20].

 

ILEGALIDAD E ILEGITIMIDAD DE LA CONVOCATORIA

La convocatoria a elegir un Consejo Constitucional el 07 de mayo próximo que va a debatir sobre un proyecto, previamente elaborado tanto por el Comité de Expertos y el Consejo Asesor, contraviene el art. 5 , inc. 1, de la constitución vigente, según el cual,

 

“La soberanía reside esencialmente en la Nación. Si ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta Constitución establece”.

 

Las ‘autoridades’ sólo pueden ejercer esa soberanía de acuerdo a las facultades que la propia constitución les otorga. Cuando se exceden esas facultades, el acto es nulo. De ahí la ilegalidad de la convocatoria.

La ilegitimidad de la misma se origina al suplantar el Congreso la voluntad popular, la voluntad del ‘pueblo’, que no es sino la Nación a la que alude ese art. 5.

Podría suponerse que semejante aberración jurídica fue producto de una torpe interpretación de la carta fundamental y suponer buenas intenciones en la ‘élite política’. Pero ello no es así. El Parlamento es una institución corrupta: ya en 2019, contaba apenas con un 3,2% de apoyo ciudadano, cifra que se ha elevado dificultosamente en estos años. Se trata, en consecuencia, de un acto indigno, un acto inmoral, un fraude constitucional realizado por quienes han usurpado facultades que jamás se les han conferido y arrastran, en ese acto, a toda la ciudadanía y que Karmy no vacila en calificarlo de ‘golpe de Estado’:

 

“Creo que lo que aquí hubo fue un golpe de Estado de carácter civil y parlamentario que se articuló a partir del Senado de la República que protegió y reconstituyó a la clase política, para que confiscara y controlara el proceso constituyente. A la ciudadanía se le confiscó lo que por voluntad popular había decidido en el plebiscito de entrada y en el de salida, porque en el de salida la ciudadanía no dijo que quería un acuerdo por Chile y que los partidos políticos se pusieran de acuerdo. Lo que dijo fue que rechazaba la propuesta constitucional y eso debiera haber implicado un nuevo proceso constituyente igualmente democrático”[21].

 

LAS OPCIONES FRENTE A LAS URNAS

Las elecciones del 07 de mayo serán, por cierto, importantes. Ya lo hemos afirmado en el desarrollo de este trabajo. No cabe la menor duda que participará en el acto eleccionario un alto porcentaje de ciudadanos, pues la votación es obligatoria y, como es natural, los electores concurrirán a las urnas no por propia voluntad sino porque estarán obligados a hacerlo. Un ex subsecretario del gobierno de Piñera reconoce que así sucederá:

 

“[…] participará mucha gente, tal cual como fue para el plebiscito de septiembre que fue de más del 80%, pero hay pequeñas diferencias. El año pasado tuvimos una alta cantidad de participación y de votos válidos, yo creo que hoy habrá una alta votación, pero un voto nulo y blanco mayor que la vez anterior, porque es más compleja esta elección”[22].

 

No debe sorprender que la llamada ‘izquierda’ concurra a votar por sus candidatos, acatando el llamado de la ‘elite’: es tambor de resonancia de aquella, a la vez que ‘clase apoyo’; su voto consumará el fraude.

Para quienes, como nosotros, que rechazamos la convocatoria por considerarla ilegal, inmoral e ilegítima —es cuestión de dignidad—, se nos presentan tres opciones: la primera es, simplemente, no concurrir a votar. Para quienes así actúen, la sanción que arriesgan no será prisión, pero sí multas que, en caso de no ser enteradas, pueden llevar al tribunal correspondiente a dictar órdenes de arresto en contra de los infractores. No es, por consiguiente, una opción aconsejable.

Para quienes repudiamos la convocatoria y queremos evitar el pago de las multas[23] —o una eventual prisión por el no pago de las mismas— la opción más recomendable es votar por dos o más personas simultáneamente. El voto se anula automáticamente. Y, por supuesto, si es que hay ánimo para ello, puede escribirse una frase corta en la papeleta, trazarse un dibujo alusivo o un símbolo de protesta, en fin. Nos encontraremos, así, realizando un aparente contrasentido: votando para no votar.

Finalmente, queda la opción del voto en blanco que, de todas maneras, se contará como tal.

El resultado final mostrará, como lo hemos dicho, las tendencias del electorado. Y éstas serán claves para los hechos que deberán tener lugar con posterioridad al evento eleccionario.

 

Santiago, abril de 2023

 

[1] Karmy, Rodrigo: “Elizalde”, ‘La voz de los que sobran’, 19 de abril de 2023.

[2] Redacción: “Las predicciones de la consultora de Enrique Correa para las elecciones de constituyentes”, ‘ExAnte’, 12 de abril de 2023.

[3] Redacción: Art. citado en (1).

[4] El PDG ha intentado mostrar un rostro independiente, pero la generalidad de sus intervenciones ha sido para apoyar políticas conservadoras. El partido Republicano ha sido reticente a formar listas con Chile Vamos, razón, por la cual la representación de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo concurrirá, a las urnas, este 07 de mayo, dividida en dos listas.

[5] Mesa de Noticias: “Exministro Viera-Gallo: ‘El gran terremoto político sería que el Partido Republicano sacara más votos que Chile Vamos’”, ‘El Mostrador’, 31 de marzo de 2023.

[6] Quezada, Juan Andrés: “Chile Vamos y Republicanos se enfrentan en todo el país el 7 de mayo: la silenciosa pero ruda disputa por el poder en la derecha”, ‘La Tercera’, 16 de abril de 2023.

[7] Quezada, Juan Andrés: Art. citado en (6).

[8]Tralma, David: “La escuálida campaña informativa para las elecciones constituyentes”, ExAnte, 17 de abril de 2023.

[9]Joignant, Alfredo: “El Frente Amplio chileno: las restricciones del experimento”, ‘El País”, 17 de abril de 2023.

[10] Gutiérrez Areyte, Horacio: “Encuesta Pulso Ciudadano: Sólo un 29% se muestra interesado en el nuevo proceso constituyente”, ‘El Desconcierto’, 16 de abril de 2023.

[11] Redacción: “Encuesta Criteria arrojó alarmante desinterés en el nuevo proceso constituyente”, Radio U de Chile, 09 de abril de 2023.

[12]Redacción: Art. citado en (11). Con negrita en el original.

[13]Redacción: Art. citado en (11).

[14] Estrada, Max: “Juan Carvajal sobre campañas al Consejo Constitucional: ’Hay un alejamiento cada vez mayor de la ciudadanía en torno a lo que expresan las candidaturas”, ‘ExAnte’, 25 de marzo de 2023.

[15] Hutt, Gloria: “Las razones tras el escaso entusiasmo electoral”, ‘The Clinic’, 22 de abril de 2023.

[16] Espinoza, Camilo: “Elección de Consejeros Constitucionales: Qué dicen las encuestas a 20 días del día clave”, ‘El Desconcierto’, 18 de abril de 2023. Con negrita en el original.

[17] Espinoza, Camilo: Art. citado en (15)

[18] Entrevista en ‘La Segunda’ de 20 de abril de 2023, pág.11.

[19] Redacción: “Encuesta Feedback-UDP: 66% no conoce a candidatos de elecciones constituyentes y 83% está ‘poco’ o ‘nada’ informado del proceso”, Ex Ante, 22 de abril de 2023.

[20] Redacción: “Rodrigo Karmy: ‘Tendremos una nueva Constitución muy parecida o peor que la de 1980’”, Radio U de Chile, 16 de abril de 2023. Con negrita en el original.

[21]Redacción: Art. citado en (18). Con negrita en el original.

[22] Redacción: “Rodrigo Ubilla y elecciones 7M: ‘Desaparecerá la centroizquierda no aliada al Partido Comunista’”, ‘El Libero’, 22 de abril de 2023.

[23] Las multas van de $31.537 a $ 189.922.

 

Por Manuel Acuña Asenjo

Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



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  1. Gino Vallega says:

    En algún momento de la historia, los «votos en blanco», como no muestran definición, se supusieron «personas que aceptarán la mayoría» y se sumaron a ésta. Así, la votación mayoritaria ganaba adeptos en forma ilegal, corrupta…y como estamos en Chile, cuidado con esta interpretación por los «mercaderes del templo», nuestros amados políticos…………….

    • Patricio Serendero says:

      Por esa posible interpretación de la Derecha para apropiarse de la votación en votos en blanco, tal como lo han hecho sin tapujos con los votos del Rechazo, NO hay que dejar el voto en blanco. (igual la Derecha dirá que ganó; que nadie se sorprenda de eso.)

  2. Felipe Portales says:

    Pero, al menos, a muchos chilenos que son muy adeptos a obtener records nacionales, les dará la oportunidad de registrar este proceso en el Libro de Guinness como el proceso constituyente más antidemocrático con apariencias de democracia en la historia. Como bien nos dice el gran Nicola di Bari: «Es preferible reír que llorar».

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